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Críticas de signorformica
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Críticas ordenadas por utilidad
10
3 de mayo de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Circula por la red un fotograma correspondiente a una de las escenas descartadas de “El corazón del ángel” que bien puede servir para entender cuán criminalmente infravalorado ha sido este film desde que vio la luz en 1987, hasta hoy: en él vemos al detective privado Harry Angel en su último encuentro con el guitarrista devoto del vudú Toots Sweets, al que acaba de asesinar por el método de amputarle los genitales con una navaja de barbero embutiéndoselos en la boca hasta asfixiarlo. Luego, Angel, quien en realidad ha sido contratado para hallar el paradero de un tal Johnny Favorite, otro músico, se tomará su tiempo para redecorar el apartamento del viejo bluesman escribiendo en las paredes con sangre la enigmática palabra “TELOCA”.

¿Qué demonios es “TELOCA”?

En principio la palabra no tiene sentido en ningún idioma y tras un rastreo por la red nadie parece haberla usado o interpretado en relación al film.

El primer intento es tomarla como un anagrama tal como hizo Rosemary con el mensaje de Hutch en el film de Polanski “La semilla del diablo” (cuando descubre, con horror, que forma la frase «todos-son-brujos»).

Así interpretada, “TELOCA” da “ALECTO”. En la mitología griega, Alecto (en griego antiguo Ἀληκτώ, 'implacable') es una de las Erinias o Furias, hermana de Tisífone la vengadora del asesinato. Según Hesíodo, era hija de Gea, la Tierra, fertilizada por la sangre derramada de Urano (el Cielo) cuando fue castrado por Crono (el Tiempo).

El significado devuelve ecos ominosos pero resulta no obstante algo insatisfactorio, y la pista correcta nos habrá de conducir más atrás en el tiempo, a un libro bíblico intertestamentario (aquellos no reconocidos por la Iglesia excepto, en este caso, Beta Israel), concretamente al Libro de Enoc que a tanta gente ha vuelto medio loca. Atribuido por tradición a Enoc, bisabuelo de Noé, en la actualidad se cree que el texto fue redactado por autores judíos entre los siglos III y I a. C.

Según se desprende del Libro de Enoc, existió un antiquísimo lenguaje previo a los días de la destrucción de la torre de Babel mediante el cual Dios se comunicaba con los ángeles y los hombres: el lenguaje del paraíso perdido, una lengua usada y conocida también por los ángeles del fin de los tiempos así como por Satanás y sus demonios, que la recuerdan bien, pues ellos, alguna vez, también fueron ángeles.

En la novela “Ciudad de Cristal” —que constituye la más perfecta representación escrita nunca del Tractatus Logico-Philosophicus de Wittgenstein—, el detective privado creado por el también judío Paul Auster escribe en su informe estas palabras acerca de Peter Stillman, el extraño individuo al que le han encargado seguir:

“Este erudito, Dark, por el que Stillman parece haberse obsesionado, basaba sus conclusiones en la lectura de la historia de la torre de Babel como una obra profética. Inspirándose fuertemente en la interpretación de John Milton de la caída, seguía a su maestro en el hecho de atribuir una desmedida importancia al papel del lenguaje. Pero llevaba las ideas del poeta un paso más lejos.

"Si la caída del hombre entrañaba también la caída del lenguaje, ¿no era lógico suponer que sería posible deshacer la caída, invertir sus efectos, deshaciendo la caída del lenguaje, esforzándose por recrear el lenguaje que se hablaba en el Edén? Si el hombre podía aprender ese lenguaje original de la inocencia, ¿no se seguía de ello que recobraría un estado de inocencia dentro de sí?

"Bastaba con mirar el ejemplo de Cristo, argumentaba Dark, para comprender que eso era así. Porque ¿acaso no era Cristo un hombre, una criatura de carne y hueso? ¿Y no hablaba Cristo ese lenguaje anterior al pecado original?

“En ‘El paraíso recobrado’ de Milton, Satanás habla con «engaño de doble sentido», mientras que en el caso de Cristo, «sus acciones con sus palabras concuerdan, sus palabras / a su gran corazón dan la expresión debida, la forma perfecta».

“Por lo tanto, argüía Dark, ciertamente sería posible que el hombre hablase el lenguaje original de la inocencia y recobrase, completa e intacta, la verdad dentro de sí”. —Paul Auster. Trilogía de Nueva York: La Ciudad de Cristal
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
signorformica
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