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Argentina Argentina · la plata
Críticas de Bruno
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
9
9 de agosto de 2020
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un colapso económico y ambiental se acerca, es inevitable y las consecuencias ya se empiezan a sentir. Con esa simple premisa El colapso nos sumerge en un asfixiante tour de france filmado en plano secuencia de no más de 20 minuto por capítulo sobre las consecuencias que genera en la sociedad un posible colapso mundial. Sin explicar porque se produce, ni cual es el motivo real del mismo, aunque algún tipo de explicación ensaya en el capitulo final. El Colapso comenzó a emitirse en Francia a finales del año pasado en Canal+, pero Filmin (la pueden conseguir dando vuelta por internet sino tienen la plataforma), la ha relanzado recientemente aprovechando la pandemia de covid-19 y las consecuencias económicas a nivel global que estamos sufriendo.

La serie no tiene una trama lineal, son ocho capítulos de no más de veinte minutos (solo uno pasa ese tiempo, 27 minutos). En cada uno de ellos se presenta un escenario de una Francia que entra en un colapso civil. El primero de ellos nos ubica en un supermercado, donde comienza a notarse el desabastecimiento de algunos productos esenciales (Para que los argentinos se sientan identificados, uno de los productos que escasean son los tampones). El segundo nos traslada a una gasolinera, donde veremos una batalla entre civiles por el combustible. Esos dos primeros se centran en conflictos de personas que tratan de hacerse de bienes esenciales para poder sobrevivir.

Algo que parece no faltarle al protagonista del tercer capítulo, llamado El Aeródromo. En el que vamos a seguir a un millonario empresario, cuyo seguro le avisa que tiene un avión la va a llevar a un lugar exclusivo para quienes hayan pagado para ello. El tema es que debe estar en quince minutos ahí, sino no podrá ser salvado del colapso. El individualismo y el desprecio por el otro del sujeto muestra lo más perverso de la condición humana, de un personaje que se preocupa más por llevarse un cuadro original de Van Gogh que en ayudar a una amante o a su chofer y que es capaz de cualquier cosa con tal de salvarse.

El cuarto, La Aldea, es quizás el más interesante en cuanto al trato que da sobre los diferentes comportamientos de un conjunto de personas que llegan a una comunidad que le proveerá de todo lo necesario para poder sobrevivir a cambio de realizar táreas y entregar sus víveres. Pero la paranoia y la desconfianza sobre lo que va a decidir el consejo si aceptan a todas las personas que se acercaron a la aldea, hace que todo se desmadre y todo termine de manera trágica.

A medida que transcurren los capítulos nos vamos acercando al día del colapso. En el quinto ya vemos la consecuencia de la falta de agua para enfriar una central nuclear y el peligro latente de una explosión. En este capítulo veremos como un grupo de científicos hacen lo imposible para que la central no explote, incluso poniendo en riesgo sus vidas. La misma solidaridad se ve en el sexto, quizás el más triste y dramático de todos. Un joven solo en una residencia geriátrica lucha para que unos ancianos abandonados puedan sobrevivir, mientras el resto de empleados lo dejan sin suministros ni alimentos para poder huir hacia una salvación.

El más largo es el séptimo, se llama La Isla y lo llamativo es que casi toda la acción se desarrolla arriba de un velero que marcha a través del mar hacia una isla donde la mujer protagonista será salvada del colapso. Una concepción muy similar al tercero, pero la diferencia es que se trata de una mujer y aparecen actitudes diferentes en cuanto a la solidaridad con el otro. El aprovechamiento del plano secuencia al máximo, llegando incluso a meterse adentro del agua y no detener la cámara.

Para el final queda el discurso de advertencia que funciona como un ensayo para entender los motivos del colapso que está por llegar, explicado por un científico ambiental que, junto a grupo de activista, irrumpen en un programa televisivo de debate en el que se encuentra la ministra de medio ambiente francesa. Ahí veremos el rol de los medios, como operan en pos de tener una primicia o generar impacto, así como también vemos como los políticos manipulan a la sociedad con discursos que solo cuidan los intereses de grandes capitales, sin pensar en el riesgo que eso conlleva a la humanidad y al planeta tierra.

El año pasado Years and Years nos trajo una mirada sobre la crisis social a nivel global y nos invitaba a reflexionar sobre el viraje a la ultraderecha en Europa y la política xenófoba de Donald Trump, las consecuencias del calentamiento global y el peligro nuclear, hasta la flexibilización laboral extrema. El Colapso parece ser una continuación apocalíptica y pesimista que refleja las posibles consecuencias de un estallido. Veremos al ser humano en situaciones críticas, al borde de la desesperación, como una advertencia sobre los riesgos de un colapso global donde va a ser necesaria la responsabilidad colectiva o la humanidad acabará autodestruyéndose. (Cualquier coincidencia con el contexto actual es mera casualidad).

Crítica: https://solofuialcine.com/775-2/
Bruno
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8
1 de septiembre de 2020
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pecados Capitales, Batman, Watchmen, Avengers y todo el universo de los cómics, sumados a algunos diálogos que recuerdan a Stars Wars, incluso una intro musical y visual parecida a The Texas Chainsaw Massacre. Colocás todo eso en una coctelera, lo batís a fondo y sale Orígenes Secretos. El tema sería que esa mezcla esté bien armada, en las dosis justas y, sobre todo, que tengas claro que lo que vas a tomar es un revuelto de cosas que ya has probado otras veces. Algo parecido hizo Matthew Vaungh en la clásica Kick-Ass, con mucha sangre y en tono de comedia; o Shyamalan con mayor sutileza y exquisitez en la trilogía compuesta por Unbreakeable, Split y Glass. La diferencia es que acá le agregamos algunos condimentos propios del thriller de David Fincher y de otros films de asesinos seriales.

De arranque ya notamos la influencia de Seven: la puesta en escena con la lluvia de fondo, un par de asesinatos con pistas que conducirán a otro y patrones que tienen que, en este caso, tienen ver con el origen de los superhéroes clásicos. El encargado de investigarlos es Cosme, un veterano policía a punto de jubilarse y David (Javier Rey), su relevo cuando le llegue la hora del retiro. El nuevo detective recién llegado a la ciudad tiene un pasado que coincide con el mundo de los superhéroes también pero eso lo sabremos más tarde. Para resolver los crímenes se sumará a la investigación Norma, la jefa de ambos y amante del cosplay; y Jorge Elías (Brays Efe), el hijo de Cosme, un entrañable friki, dueño de una tienda de comics.

Al jubilarse Cosme, David y Jorge Elías deben trabajar juntos como si fuesen una especie de Batman y Robin. La dupla actoral tiene mucho humor (sobre todo Jorge Elías) y la química entre ambos está bien trabajada, pero quien le aporta los mejores momentos es Verónica Echegui como Norma, la jefa policial. Sus apariciones como cosplay y la verborragia que le imprime al personaje son los momentos más desopilantes de la película. Leo Sbaraglia y Ernesto Alterio también se lucen con sus breves apariciones. El primero con una delirante aparición como «Paco» un oscuro traficante de comics de los suburbios madridista y el hijo de Hector Alterio como Bruguera el histriónico forense encargado de investigar los cuerpos que van llegando a la morgue.

Orígenes Secretos tiene la inteligencia de aprovechar el universo del comic y transformarse en una comedia, divertida y entretenida, sobre todo para los fans del género sobre superhéroes. Un film donde ninguna referencia a la cultura popular suena forzada, cada una de ellas están sutilmente puestas y son funcionales a la historia, una tarea difícil de lograr y que acá fluye con total naturalidad.

La crítica en: https://solofuialcine.com/origenes-secretos-de-david-galan-galindo-critica/
Bruno
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6
1 de septiembre de 2020
14 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Año 2016, año del Bicentenario de la Declaración de la Independencia Nacional. Mientras en Argentina un zombie se excusaba de ir al evento principal que conmemoraba esa fecha tan importante para el país por «estar cansado por la extenuante gira y actos», en Corea del Sur se producía el estreno de una de las mejores películas de zombies de los últimos años, Train to Busan. Ganadora en Sitges como Mejor Director y Mejores Efectos Especiales, el film rompió records de taquilla en Corea y tuvo mucho éxito en todos los países donde se estrenó, tanto por parte del público como de la crítica. Consecuencia lógica, era de esperar que, en este mercado que trata de exprimir al máximo sus productos exitosos, se haga una secuela. De la misma manera que otras producciones del género como 28 Days Later de Danny Boyle, el concepto de esta secuela sería volver al lugar donde se inició la plaga zombie. Pero, para eso, cualquier excusa sería buena, pero la misma debería ser original.

El film arranca en el momento de evacuación de Busan, cuando la plaga zombie se extendió y la pandemia es incontrolable. Muchos son evacuados en barcos hacia otras ciudades de Corea y se cierran todos los caminos hacia la ciudad, quedando totalmente aislada del resto. Los puentes son destruidos y se declara zona de desastre el lugar. En esa fuga conocemos Jeong-Seok (Gang Dong-Won) un soldado del ejercito surcoreano que lucha por llegar con su hermana, su cuñado y su sobrino hasta un barco militar que los llevará del otro lado de la península. Cuando parecen estar a salvo, un contaminado desata el caos en el lugar y pierden la vida el niño y la madre. Inmediatamente nos iremos cuatro años después del hecho, Jeong y su cuñado viven como refugiados en la ciudad y reciben una oferta que los llevará de nuevo hacia la ciudad infectada para recuperar una millonaria suma de dinero que quedó abandonada dentro de un camión y que sería repartida entre todos.

La culpa y el dolor por lo sucedido cuatro años atrás sigue presente pero ambos ven una oportunidad para seguir adelante con su vida y se embarcan junto a dos personas más en la misión. Pero no será tan facil, ya que, en la ciudad, no solo hay zombies, sino que hay sobrevivientes que instalaron sus propias reglas y también tratarán de quedarse con el botín. Allí conocerán a Min-Jeon (Lee Jung-hyun), una mujer a la cual el soldado no quiso auxiliar en el escape sucedido cuatros años atrás, pero que logró sobrevivir en el lugar junto a su anciano padre y sus dos hijas.

Con un presupuesto mayor, era obvio que el film iba a recurrir a mayores efectos y una mayor producción. Mientras la primera se ambientaba en un tren y en cada una de las estaciones que iba frenando, en esta el espectro físico es más amplio. La ciudad en su totalidad se presenta como escenario de la lucha por la supervivencia. Así veremos grandes cantidades de zombies, cuyas características son similares a la anterior, llenos de rabia y sin control sobre sus cuerpos, igual que en 28 Days Later. Pero más allá de la acción, detrás de Train to Busan había un drama, el de esa niña con un padre ocupado full time a su trabajo como si fuese un zombie. El tratado del drama personal, reducida a la relación padre-hija, generaba una conexión sentimental especial con el espectador, siempre acompañado con la intensidad que el cine oriental le suele poner a este tipo de producciones. Esto no quiere decir que en Península el drama no exista; hay y muy intenso, pero queda desdibujado ante semejante despliegue visual y de efectos especiales (con un abuso importante del CGI).

Habíamos hablado de las similitudes de esta película con el film de Dany Boyle, 28 Days Later en cuanto a la construcción de los zombies. En materia del abordaje del drama, el argumento del film se acerca a su secuela, 28 Weeks Later de Juan Carlos Fresnadillo al tocar temas como que la culpa por el abandono en situaciones similares que se suceden en medio de la desesperación por salva sus vidas. Mientras en una, el esposo abandona cobardemente a su esposa cuando se encuentran a merced de un ataque zombie en su casa, luego se abocaba al seguimiento del protagonista con sus dos hijos y el reencuentro con su esposa abandonada que, sorpresivamente, sobrevive a la plaga. En Península sucede lo mismo con una familia por parte de Jeong, pero en esta se hace más amplio el espectro de personajes, y esa temática queda perdida, más allá del planteo del final, donde aparece la posibilidad de redimir lo sucedido cuatro años atrás.

Otro aspecto similar con la saga inglesa de zombies es que Train to Busan 2 no tiene ningún hilo de continuidad con su antecesora, más allá de la locación y la plaga zombie. Eso hace que los personajes que aparecen en escena sean nuevos, más variados y con distintos perfiles que la primer parte. Más allá de Jeong y su cuñado, que tienen un desarrollo más profundo, los demás no llegan a tener el abordaje necesario para lograr conectar y se apela más a la incertidumbre que puede generar que quienes corran peligro sean niños o adolescentes. Todo eso, sumado al problema de una secuela cuya antecesora se convirtió en un éxito inesperado hace que el film llegue a tener el mismo impacto y no logre romper con el estigma de que «ninguna segunda parte es mejor», aunque es un espectáculo entretenido cuya magnitud de producción seguramente se disfrute más en el cine.

La crítica: https://solofuialcine.com/train-to-busan-2-peninsula-de-yeon-sang-ho-critica/
Bruno
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8
9 de agosto de 2020
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pabo Silva (Rodrigo de la Serna) es trasladado como guardaparque el Parque Pereyra Iraola mientras se le realiza un sumario interno por cuestiones en las que declara ser inocente. Al llegar lo recibe Mario Venandi (Walter Jakob), guardaparque jefe, a quien lo acompañan Camila Márquez (Belen Blanco) y Mariano Rodríguez (Facundo Aquinos). Pablo decide hospedarse en el mismo predio en el que cumple sus funciones. En un recorrido por el inmenso parque encontrará un zorro enjaulado, al cual se lleva a su refugio, pero no lo liberará. Al investigar se dará cuenta que un grupo de cazadores furtivos y traficantes de animales se encuentran operando en la zona. Pero ¿cual será la motivación real que empuja a Pablo a investigar el caso?

El mítico parque ubicado en Berazategui es el espacio elegido para que se desarrolle toda la acción. Nos internaremos en él no solo desde lo visual, también lo haremos desde lo dialéctico, mediante breves diálogos que irán contando historias sobre el lugar. Leyendas sobre una desaparecida virgen de oro en un altar y un supuesto secuestro de una de las hijas de los dueños, la lucha de los quinteros de la zona para que no les quiten las tierras que el gobierno de Perón les cedió para trabajarlas y las ríspideces limitrofes entre el sector militar con los guardaparques, Pero el eje central sobre el que girará la historia será el tráfico de animales en complicidad con gente del parque, lo que hará que Pablo comience tratar de descubrir como funciona la red que opera dentro del parque, aunque sus intereses reales no queden muy claro.

El zorro funciona como metáfora de la personalidad de Pablo, un animal que en esta búsqueda de identidades representa la tensión entre lo salvaje y la civilización pero que se adapta a todos los medios. Siempre asociado a los entornos suburbanos próximos a las granjas y a la gente. Una especie de Robin Hood animal, ladrón por necesidad y que se ve obligado a la marginalidad pero que sobrevive en las fronteras de la civilización.

Sostenido por el sonido ambiente que se mezclará con una débil música de suspenso, la cámara sigue a Pablo de manera casi permanente a través de la investigación de los hechos que se suceden dentro del predio. La duda sobre la verdadera razón por la cual investiga es lo que sostiene la trama, más allá de saber quienes son los que se dedican al tráfico y como funciona el sistema. Eso hace que la tensión vaya en aumento a medida que el film avance. Sumado a la característica intensidad que Rodrigo De La Serna le imprime a sus actuaciones, algo que se ve nivelada con el ritmo pausado que acompañará todo el relato hasta su explosión final.

Al Acecho pertenece a una familia de thrillers rurales de muy buena calidad que el cine argentino viene produciendo en los últimos años, como La Creciente de Franco González o El Silencio del Cazador de Martín Di Salvo. Películas donde lo inhóspito del lugar y la espesura de los bosques permiten que la reglas queden difusas y los negocios turbios afloren en manos de personajes oscuros, en un terreno donde pesa la ley del más fuerte y la impunidad es moneda corriente.
Crítica escrita para la página: www.solofuialcine.com
Bruno
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7
9 de agosto de 2020
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos parejas que se van a una hermosa casa al borde de un acantilado. Dos hermanos con sus respectivas novias. Dos compañeros de trabajo que se van a festejar el lanzamiento de un nuevo emprendimiento. Dos personas que acompañan a esos compañeros, que se complementan perfecto en su nuevo proyecto. Un joven que cumplió una condena por casi matar a golpes a una persona en la universidad con un trabajo en relación y su pareja de origen árabe emprendedora que, a la vez es socia de su hermano en el nuevo proyecto. Todo ese combo son los perfiles de estas cuatro personas que deciden ir a pasar unos días de descanso en una casa alejada de todo ruido. Esa es la carta de presentación de la primer película de presentación de Dave Franco como director.

Charlie (Dan Stevens) y Michelle (Allison Brie) son pareja y deciden ir junto a Josh (Jeremy Allen White) y su novia Mina (Sheila Vand), hermano y socia laboral de Charlie, respectivamente, a una hermosa casa frente al mal. Luego de una presentación formal de cada uno de los personajes y sus perfiles. Una extraña situación de rechazo de la solicitud de la joven de apellido árabe para alquilar la casa hará que la situación entre el casero, Taylor (Toby Huss) y los inquilinos se vuelva tensa. Pero todo se complicará mucho más cuando luego de una noche de éxtasis, la tensión sexual y el supuesto interés entre dos de los protagonistas se vuelva algo concreto. A eso se le sumará el descubrimiento de unas cámaras dentro de la casa y un acechador en los alrededores que podrían haber registrado la traición.

Con una buena construcción en la presentación de cada uno de los personajes y sus formas de interrelacionarse, el film arranca desde la primera escena a jugar con los prejuicios del espectador. Charlie y MIna, son compañeros de trabajos cuya relación es muy cercana y se encuentran buscando en un sitio de internet una casa para pasar con sus parejas un fin de semana. La primera imagen confunde, jugando con los prejuicios del espectador, haciéndonos pensar que ambos son pareja, pero no, ambos son colegas laborales y ella es la novia del hermanos que interrumpirá la búsqueda de la casa.

Durante esa primera hora, los prejuicios son el leit motiv de la película. Prejuzgaremos la relación entre Charles y Mina, lo mismo hacen los que alquilan la casa cuando rechazan la solicitud de reserva de Mina, de apellido árabe, pero aceptan la de Charles una hora después y lo mismo haremos con Taylor, un hombre que no es lo que parece o que no es lo que quieren que pensemos que es.

Pero a partir de la primera noche que pasan dentro de la casa, el film se transforma en un desesperado intento para que el secreto no salga a la luz. En el medio aparecerá un vouyerista que, como espectador privilegiado, comienza a manipular a los inquilinos, sobre todo a quienes no quieren que se descubra lo sucedido. Pero los secretos se develarán, el violento asesino se hará presente y lo que parecía ser una jornada de descanso se transformará en una trágica pesadilla.

The Rental tiene una estética de película de terror independiente y un interesante tratamiento de la tensión entre los protagonista que recuerda a La Invitación de Karyn Kusama, pero que apelará a la violencia en el final, coqueteando con los home invasion estilo Funny Games de MIchael Haneke y las convenciones clásicas del slasher de los ochenta. Un auspicioso debut de Dave Franco como director y guionista en un film que te mantiene en tensión hasta último momento.

Crítica: https://solofuialcine.com/the-rental-de-dave-franco-critica/
Bruno
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