No voy a entrar en cuestiones técnicas, ni artíticas, ni puramente cinematográficas. Sólo quiero hablar del discurso que desprende este producto de los neocon norteamericanos. Como bien apuntan ya algunas criticas aquí registradas, no trata la película de la felicidad, no, sino del éxito económico, lo cual no tiene absolutamente nada que ver con la felicidad, si bien es cierto que para las mentes neoliberales norteamericanas se trata de lo mismo, o, mejor, quieren que pensemos que es lo mismo. ¿Y como se consigue tal éxito? Trabajando mucho entre la noble gente de las altas finanzas, que si han triunfado es porque además de trabajar mucho son buenas personas, de puros sentimientos y cuya felicidad se resume en sus corbatas y maletines. Película financiada a buen seguro por tiburones de Wall Street como lavado de cara que emporcan más su perorata colocando como protagonista a un hombre negro, lanzando de paso el subliminal mensaje a toda la discriminada sociedad negra de norteamerica y del mundo entero general: "muchachos, uníos a nosotros, sino lo haceis es porque no lo deseais" Película fácil, sin matices, exaltación del capitalismo más devastador, epopeya del dinero más vil y cruel. Por favor que nuestros hijos no crean en estas cosas.

El cine como adicción que te engancha de forma artera hasta consumirte, el cine confundido con la vida, las drogas por el cine y el cine por las drogas. Un pequeño susurro de pesadilla acompaña a esta película hasta el final, no se trata del miedo, tranquilo, es el cine devorándote, como devoró a quien la creo. No quieras comprender demasiado pronto porque al final comprenderás, si amas al cine al final comprenderás y querrás que las paredes de tu casa se vuelvan celuloide de fácil combustión. Una inquietante maravilla.

Minuciosa,aseptica,firme y meticulosa película. Instructiva como una clase magistral, lenta pero no aburre, requiere atención, pero¿ acaso eso es un defecto? Eres bueno, Robert, eres muy bueno.

Señoras y señores, pasen y vean la película más ridícula de la historia del cine. Ridícula por pretenciosa hasta decir basta, pedantería de mercadillo cuyas bases parecen haber sido contruidas con libros de autoayuda para amas de casa depresivas, y novelas de Paulo Coelho cuyas frases ñoñas y desbordantes de vacua cursilería aspiran a cada momento alcanzar la grandeza de la eternidad. Rídicula por explotar imágenes tópicas para nuestro consciente occidental de la religiosidad oriental sin ningún atisbo de vergüenza, eso sí,provocando vergüenza ajena.Y es que todo ese misticismo pseudoorientaloide, muy propio de la New Age, más que aportar algo a la película, sólo le hace pensar a uno que Aronofsky y Weisz (matrimonio en la vida real) se debieron apuntar a clases de yoga en Beverly Hills y hacer un viaje a la India debidamente vacunados, quedándose fascinados con tanta espiritualidad; menos mal que pronto se olvidarían de ello, pero entre medias sellaron su amor y su descubrimiento de la mística oriental, castigándonos con este pastiche pretencioso.
Pero no todo es malo, la película posee hallazgos visuales de indudable belleza, la música es preciosa (algo que parece que Aronofsky controla con maestría pues la B.S.O. de Requiem por un sueño, ya era una obra maestra), y sobre todo, quiero destacar, la agradable sorpresa que ha supuesto la actuación de Hugh Jackman, que sobrevive al naufragio de la ridiculez más que dignamente

La película estéticamente es una maravilla; de lo más original que se ha rodado últimamente, eso no lo niega nadie, sin embargo, el resto, el resto es que ni siquiera existe, a lo más que llega es a impregnar la sala de un profundo aroma fascista, propagandístico y patriotero muy en sintonia con los tiempos que corren en su país de producción. Pero no se preocupen ustedes, tendran las batallitas tan deseadas, y es que hoy en día el cine es para una mayoría ir a ver batallas, dices que has visto una película y te preguntan "¿y que tal la batalla?", te comentan que vieron una película que les fascino "y es que tiene una batalla..." En fin, sí tendreís vuestra batalla, sólo eso. Y por cierto, argumentar que la película no es fascista, ni barata propaganda diciendo que simplemente es una fiel adaptación del comic, es uno de los mayores absurdos que se pueden oir, porque el comic original es una maravillosa fascistada de un genio, fascista declarado, como Frank Miller. Pero en fin, la película divertida sí que es, y aunque no os guste oirlo, sí hay que buscarle los tres pies al gato.