La película me ha fascinado, con un ritmo pausado que te permite integrar con las propias percepciones la compleja historia vital del personaje. Compleja por lo que refleja de contradicciones internas, ansias, deseos, anhelos. Hedonismo en clave trágica. Difícil un hedonismo ético y vital en una sociedad marcada por valores puritanos y clericales. Excelente Jordi Mollá, en su personale al que aporta matices, pliegues, luz y oscuridad construyendo esa complejo y atormentado personaje que Gil de Biedma debió de ser. Supongo que toda obra puede ser suceptible de ser mejor, pero el producto visionado y "sentido" satisface plenamente sobre todo a quien guste de perderse en los pliegues arrugados de motivos vitales profundos; enredearse en ellos y saborearlos, incluso con el dolor y la rabia que algunos proponen. El sexo está presente, como lo está en cualquier vida con excedente de energía, el sexo como motor de existencia, como punto de rebeldía, como forma de acercarse al otro/a, para deglutirlo y fagocitarlo... El sexo que despierta nuestras pulsiones de vida y de muerte, lo mejor y lo peor; el mayor goce y el mayor dolor. Enhorabuena por este film que recomiendo para personas sensibles que gustan de lo menos convencional.