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Críticas de Fidulario
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
9
5 de mayo de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mi entender, eso no importa nada:
criticar a Shakespeare y no al cineasta;
¿es que no habéis topado con sus obras,
es que apenas ahora le conocéis?
Menuda villanía.
Esto no no es Shakespeare, esto es FilmAffinity,
criticad la película, no el guión;
usad la cabezota, si es que habéisla...
o la vuestra simpleza...
andadla a presumir a otra región.

Por mi parte, lo único que puedo decir es que las abundantes tomas en cámara lenta cuentan más como ver un álbum de fotografías impresas que como ver un filme, haciendo la peli, lenta, lenta, lenta hasta la saciedad, pero eso lo lleva a uno tanto a masticar lo que dicen los personajes como a disfrutar el encuadre, cuya planeación matemática, en la mayoría de los casos, es más bien producto de la intuición del director que de instrumentos de medición algebraicofisicométrica, con lo que el espectador se ve invitado a incursionar también en el terreno de la intuición. Tal es a mi entender el mérito de esta cinta: hacer de una peli lenta algo dinámico y participativo.
Fidulario
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8
28 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película, que podría ser desde una inteligente relectura del fantasma de Canterville —los vestigios de un pasado suntuoso que sucumbe ante la modernidad— hasta una metáfora de las obsesiones personales de cada uno de nosotros, resulta efectiva en su fusión de lo real —en ocasiones, incómodamente real— con lo ilusorio. Y como dice la protagonista, «esto no es una historia de fantasmas, aunque lo es de algo mucho peor».

Los juegos de la cinematografía pura no faltan: colores vibrantes invadiendo las imágenes de la juventud en contraste con los tonos opacos de la madurez, sin dejar de hacer un guiño a todas las técnicas (encuadre, nitidez, movimientos de la cámara) de los sesenta —y setenta, aunque los de esa última década están mas bien presentes en las escenas finales, ambientadas en el presente, lo cual es perfectamente acorde con la historia.

No faltan asimismo los hechizos del simbolismo, desde los colores con que María se viste hasta su nombre.

Desgraciadamente el final es innecesariamente lento, confundiendo nostalgia y reflexión con pesadez, por más que se trate de un simple contraste con la vitalidad de la primera parte. Pero semejante detalle es algo que no sucumbe ante la calidad del resultado final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fidulario
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8
21 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es abrumadora la cantidad de gente que olvida que es absolutamente imposible calcar una novela en la pantalla, aunque por momentos pareciera que entre sus filas se cuentan Crawley y Straughan (dirección y guión), visto que se han requerido dos vueltas y media de la manecilla del reloj para condensar una historia a la que han querido ser fieles, como diría uno de los personajes, con «una minuciosidad propia de los holandeses, que llegaron por lo mismo a inventar el microscopio.»

No importa: la historia lo amerita, y si bien es evidente que serán tiradas por la borda todas las reflexiones y monólogos internos, son suplidos con los simbolismos cromático y cronológico. El primero es prerrogativa del quehacer puramente cinematográfico, y en cuanto al segundo, aunque los saltos en el tiempo pueden bien ser empleados en la literatura en general, no lo son en el caso de esta novela, aunque sí en la adaptación a la pantalla, que genera esa tensión dramática —sin detrimento alguno de su capacidad para ser comprendida— de la que se había visto privada por su condición de versión condensada.

Dicho eso, la película se niega a renunciar a su ritmo contemplativo, a menudo tachado de innecesaria seriedad, y si, en cambio, renuncia al humor de la obra original, es algo que sabe compensar.

Por lo demás, visto el talante contemplativo del mismo género pictórico que aborda, que se encuadra en el bodegón y la naturaleza muerta, el cuadro en cuestión lo hace con un guiño lleno de vitalidad, y no es de extrañar que esta versión exija lo mismo de los espectadores. Es absurdo que por su duración sea considerada una película lenta o tediosa; a mí personalmente se me fue volando el tiempo, pues está hecha con los ingredientes de un postre que se puede paladear.
Fidulario
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10
2 de diciembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Eso”. Muchos coinciden en afirmar que la protagonista de esta soberbia cinta es la muerte, pero en mi muy humilde opinión el verdadero protagonista es “eso”, por no hallar un nombre mejor para aquello que cualquiera de nosotros encuentra, vive, experimenta, teme y anhela. “Eso” es más grande que nosotros. A ratos creemos que se trata de algo desconocido, y a ratos descubrimos que lo hemos tenido siempre a nuestro lado y a nuestro alcance. La muerte no es más que una metáfora de “eso” que nos engulle en su inmensidad y a lo que podríamos llamar felicidad, aunque también podríamos llamarlo dolor, paz, conocimiento, angustia, etc. Pues todas esas cosas tienen en común “eso” que escapa a toda descripción, y que es lo que nos hace humanos.
Fidulario
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8
9 de diciembre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiresias, el adivino griego. La cinta se vale de la ambigüedad, típica de cualquier oráculo que se respete, para no decir más que lo estrictamente necesario. La belleza de ese recurso estriba en que la convierte en un cine participativo, donde al espectador se encomienda la tarea de atar los cabos sueltos. Lo que me obliga, empero, a restarle puntos, es el hecho de que esa ambigüedad se le fue de las manos al director en un punto tan delicado como importante: hay dos personajes que son interpretados por el mismo actor, y la diferenciación no es tan clara como debería. Sus nombres, a saber Terranova y padre François, no aparecen ni en los créditos (hay que leer la entrevista con el director para dar con ellos), y las caracterizaciones no acaban de distanciarse entre sí.

Dicho lo cual, los paralelismos, alusiones, metáforas y reinterpretaciones del mito rayan lo espléndido. Incluso la banda sonora está dominada por un extracto de Beethoven que en la teoría es un alegretto, y en la práctica un andante lento. Tremenda manera de enmarcar el retrato de ese mediador entre la humanidad y los dioses, entre los hombres y las mujeres, entre los vivos y los muertos.
Fidulario
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