La gran propuesta de Netflix ha sorprendido a un gran público y no es de extrañar. La serie cuenta con grandes atractivos que hacen de ella una de las series de revelación actuales. Hemos visto más de una serie ambientada en prisión (Oz, Prison Break), pero a diferencia de sus predecesoras, ésta no se ha dejado llevar por el dramatismo. Ha optado por combinar la comedia y el drama, ambas en dosis justas.

Prácticamente todos los papeles protagonistas son roles femeninos. Es la primera serie protagonizada en su totalidad por mujeres que trata mucho más temas, más allá de las relaciones sentimentales, en los que se han centrado "Sexo en Nueva York" y "Mujeres desesperadas".

El punto fuerte de la serie es cómo combate todos los estereotipos que estábamos hartos de ver una y otra vez en televisión. En cada capítulo se cuenta la historia de cómo una mujer llegó a prisión. Esto hace que conectemos con ellas y podamos comprender las motivaciones de todos los personajes, incluso aquellos que llegan a parecernos odiosos. Las historias de todas están entrelazadas y son las que consiguen que la serie vaya avanzando.

Hay un gran equilibrio en el reparto coral, y es que todos están perfectos en sus roles. Quizá Jason Biggs no termina de encajar, o será que todavía lo asocio demasiado a American Pie, pero no termina de convencerme. Taylor Schilling encaja muy bien su papel, aunque ha sido inteligente la elección de los guionistas de no otorgar todo el protagonismo a la actriz principal, ya que la serie tiene demasiados buenos hilos argumentales, como para que se centren todos en ella. Estamos ante un claro ejemplo de cómo en televisión últimamente triunfan los personajes imperfectos.

Es muy interesante la crítica que se hace al abuso de poder en los sistemas carcelarios. Te permite hacerte una idea de lo infectadas que están estas instituciones por dentro y cómo hasta en un lugar en el que todos deben tener los mismos derechos, se sigue privilegiando a quién tenga una mejor situación social fuera de las rejas.

En definitiva, la serie dará que hablar ya que es una de las apuestas fuertes de Netflix. De hecho se renovó por una segunda, sin haber sido estrenado el piloto. Una prueba ciega de fe de los productores que son conscientes de lo que tienen entre manos. Y es que no tiene tapujos en abordar ningún tema ya sea la drogadicción, el sexo lésbico o el fanatismo religioso. Todo ello contemplado con una mirada abierta y sin ningún tipo de prejuicio. Al imperio de la HBO le comienzan a salir competidores...

La falta de pretenciosidad de la película es lo que consigue hacer que sea entrañable. Su sencillez logra que se gane el beneplácito del espectador. ¿Qué su contenido no aporta nada novedoso? Cierto es. Pero tampoco es su objetivo. Claro queda que su aspiración no era liderar la taquilla. De hecho en España entró de forma desapercibida. Sin embargo, hay varias razones de peso por las que merece la pena invertir el tiempo visionando esta película.

Como bien avisa el título es "casi divertida". Que nadie espere las carcajadas. Quizá si consiga sacar alguna sonrisa, pero no será por sus gags. Y es que no hay mejor comedia que la que se origina de un verdadero drama. No se busca la lágrima fácil. No es desgarradora, pero sí lo que subyace en ella: un adolescente con tendencias suicidas que no consigue encontrar razones de peso para estar deprimido. Tiene una familia que lo apoya, buenos amigos, ¿qué puede faltar en su vida? Y he ahí el quid de la cuestión. El problema no radica en lo que falta, sino en lo que sobra. Le sobran las grandes aspiraciones.Hay un gran momento de la película en la que la psicóloga le pregunta por qué se preocupa tanto por un examen. El espectador asiste al interior de la mente del protagonista qué nos desvela la importancia de algo tan simple que para él puede cambiar su futuro.

El esquema básico "chico conoce chica" cobra otro matriz al ser el escenario de este romance un centro psiquiátrico lleno de peculiares personajes que aportan el punto cómico. Es una auténtica comedia de desequilibrados e inadaptados. ¿Pero acaso la comedia no ha pertenecido a los inadaptados? Los personajes moralmente perfectos no nos interesan. Necesitamos locos maniáticos en el cine, en los que proyectar nuestros propios problemas. El cine se está alimentando de estos personajes y se empieza a ver esta tendencia de adolescentes sin cordura que protagonizan historias de amor (Las ventajas de ser un marginado).

La moraleja es la de siempre: no es más feliz el que más tiene, sino el que con menos se conforma. ¿Repetida? ¿Trillada? Sí, pero siempre nos gusta volver a escucharla venga con el envoltorio que venga. La filosofía del carpe diem nunca está de más.

El trío protagonista sobresale con actuaciones correctas y muy creíbles. Emma Roberts va afianzando su carrera actriz sin necesidad de recurrir a la comparación con su tía. A algunos les sorprenderá ver a actores de la talla de Viola Davis (Criadas y señoras) o Neil Patrick Harris (Cómo conocí a vuestra madre) en un film tan desconocido. Ambos con papeles que contribuyen a la gracia del film, aunque no sean grandes personajes en su carrera.

En definitiva, que nadie espere una obra de maestra, giros de guión o una historia desgarradora. Simplemente, como prodiga la película, disfruten de los pequeños detalles de la vida.

Esta no es una película que me llamase la atención desde el principio. Sin embargo, leí una crítica en la que descubrí el interés de Almodóvar por llevar a cabo la adaptación de la novela y me animé a su visionado. Puedo entender perfectamente las motivaciones del director manchego: una prostituta, una historia pasional, crímenes sin resolver, homosexualidad y todo ello presentado de forma sórdida y escabrosa. Era su historia perfecta, de la cual puede estar regocijándose de haber rechazado, ya que ha sido uno de los mayores fiascos que han ido a parar a la cartelera reciente.

Los motivos por los que falla la película son innumerables:

Lo primero y fundamental es su carencia de ritmo. El interés va in descendo desde el comienzo del film. Lo que podría haber sido un thriller modesto ha degenerado en una bazofia, en la que la trama criminal acaba siendo algo secundario y sin interés. No se ahonda ni lo más mínimo en el perfil del asesino, el cual debería ser la pieza central.

Se desaprovechan unos buenos factores que podían haber salvado la película como son las localizaciones y una trama aparentemente atrayente (hasta que pasan los primeros cinco minutos), para llegar a hacer algo tedioso que conseguirá que mires el reloj continuamente.

Pretenden atrapar al espectador ofreciendo una sesión continua de morbo gratuito, lo cual en algunos momentos provoca surrealistas situaciones que no aportan nada al desarrollo de la historia. La mejor escena ejemplo de ello es el momento lluvia dorada de Nicole Kidman. Por no mencionar el primer encuentro cara a cara de los protagonistas con el supuesto criminal, que acaba con un coitus interruptus. Tal vez el director creyó que a falta de un buen guión, un par de gags sexuales absurdos podría hacer pensar al espectador que no ha perdido su tiempo. Error.

Si hubiera que citar algo positivo del film es el variopinto reparto actoral, en el que destaca con fuerza una Nicole Kidman que demuestra que sigue en el podium de las mejores actrices de Hollywood. Ella es lo único por lo que merece la pena estar sentado de la pantalla dos horas. Lo da todo en un papel que no está a la altura del resto (excepto Matthew McConaughey, el cual está mejorando en los últimos años bastante). Desconozco el presupuesto, pero al parecer hubo una gran reducción en el vestuario de Zac Efron y optaron por que el muchacho luciera tipo durante el 99% de la película. Así de paso, consiguen también colársela a adolescentes que aún siguen suspirando por el prota de "High School Musical". Si todo está pensado.

En fin, el resultado no cumple ni con la mayor premisa de este tipo de cine que es entretener. Cuando la terminas de ver tienes la sensación de haber estado dos horas sentado observando un batiburrillo de situaciones incoherentes que no van a ninguna parte.