“Red” empieza muy bien, narrando la historia de una niña sobreprotegida que necesita espacio. Sin embargo, me parece que el trato que se da a la madre de la protagonista es enormemente injusto, y en ningún momento se ve lo mucho que la quiere. Es un personaje poco realista que, a mi parecer, solo sirve para justificar los errores (y mentiras) de la protagonista, sin permitirnos en ningún momento conocer un punto de vista diferente.

A veces, nuestros amigos no siempre nos llevan al sitio adecuado o, incluso, nos hacen actuar de un modo que no haríamos nunca. Para eso deben estar nuestros padres, para que recuperemos el norte cuando lo perdemos. Además, no entiendo por qué la protagonista debe renunciar a cosas que le gustan, como sacar “dieces” a costa de encajar con unos amigos que, a la primera de cambio, van al concierto sin ella (después de haber sido quien lo había organizado todo). Una amistad sincera no implica renunciar a quien eres y a quienes te quieren. Por otro lado, ¿cómo puede una película incitar a mentir? Eso es algo que no se debería justificar en ningún caso.

A FAVOR:
- La animación (Pixar es Pixar, en su línea).
- La metáfora del panda rojo (es sumamente original).
- La referencia a la cultura de los protagonistas es exquisita; es precioso ver los contrastes y la convivencia en armonía de diferentes formas de vida dentro de la misma familia.
- El tercio inicial de la película. Sigue una línea muy prometedora que, sin embargo, se trunca después.

EN CONTRA
- Los personajes. Son previsibles, arquetípicos y restan credibilidad a la historia.
- El mensaje. Aunque tiene su parte de razón, soy incapaz de compartirlo por completo, sobre todo en lo referente a las mentiras.
- Los dos tercios finales de la película. Cae en los clichés de las películas de su género, y lo pierde todo.
- Desperdicia el potencial de la historia para acabar siendo una película más entre muchas que tratan el mismo tema.

“Santa mozarella”, “Silenzio Bruno”… Los diálogos de esta película son inigualables. Y, por supuesto, mención especial al mundo de “monstruos marinos” que habitan nuestras costas. Sencillamente perfecto.

Dos puntos que destacar:

1) La escena de la fiesta nudista. La irreverencia de Toni Erdmann alcanza su clímax en esta escena incómodamente memorable.

2) El final. Cada minuto “excesivo” de la película es necesario para comprender la estructura circular del guion. No importa cuánto tiempo pase, ni cuántas experiencias haya podido vivir la protagonista acompañada por su extravagante (y entrañable) padre. Al final, todos estamos destinados a cometer los mismos errores una y otra vez.