La película en sí es un completo anacronismo donde las épocas y las tendencias sociales se entremezclan bajo una aparente tendenciosa y forzoza idea progresista por parte de sus productores.
¿Una cantante femenina de blues afroamericana consagrada montando exitosamente un Show en Londres con un comportamiento totalmente vanguardista, también mostrado en igual o mayor manera por su hija previo a la irrupción de Elvis Presley en la escena musical que le abrió las puertas del mercado a los artistas del blues autóctonos de USA? Realmente les faltó estudiar un poco de historia de la música a los guionistas.

En post de la pretendida inclusión se esmeraron en incorporar blues donde podría haberse incorporado tranquilamente una música épica instrumental que reflejase de alguna manera el enigmático y sobrecogedor escenario egipcio en el que se desenvolvía la acción, lo cual por momentos logra que el espectador pierda la noción de la realidad y el crucero por el Nilo parezca haberse convertido en un barco a vapor que navega por aguas del Mississippi en épocas de Mark Twain.

Por otra parte, cualquiera que haya viajado por Egipto y conozca su cultura sabrá perfectamente que el 99.9% del personal de servicio en hoteles y cruceros es masculino mientras que la mujer nunca sale de la casa sin las típicas vestimentas acorde a las costumbres musulmanas que le cubren casi la totalidad de su cuerpo. Ese tipo de costumbres se sigue manteniendo hasta nuestros días e incluso existen reglamentaciones hasta para con las turistas en determinados espacios. No es eso lo que refleja la película y tampoco el vestuario de los protagonistas principales se ajustan a la época.