A sus 78 años, profesor Isak Borg se define como un viejo pedante que renunció a la vida social y que ha dedicado su entera existencia al cultivo de la ciencia. Dice sentirse orgulloso de haber vivido como lo ha hecho, no obstante, a lo largo del film su opinión al respecto parece cambiar, probablemente a raíz de un sueño macabro que posteriormente se le antojará premonitorio (cuando vuelve a ver el reloj sin manecillas, no recuerdo en qué escena). En el sueño, el profesor vaga errabundo por las calles desérticas de la ciudad y asiste al accidentado traslado fúnebre de su propio ataúd; sin embargo, el finado no está muerto sino vivo. Análogamente, a lo que le ocurre en la vida real al profesor; que está muerto en vida. Me gusta pensar que el semblante incrédulo de Sjostrom en esta escena y su look freudiano, incapaz de interpretar el surrealismo de los sueños, es un pequeño guiño de Bergman...

Más adelante, en una de las escenas del coche, tras despertarse de otro de sus sueños, el profesor comenta con su nuera:
-Es como si yo quisiera decirme algo a mí mismo que despierto no quiero oír.
-Y qué es?
-Que ya estoy muerto aunque todavía vivo.
-Sabes que tú y el Evald os parecéis?
-Si tú lo dices...
-Y que Evald cuenta lo mismo que acabas de contar?

En definitiva, el viejo profesor Borg llega a su senectud condenado a la soledad, tal y como le sentencian en uno de sus sueños. Se ha pasado la vida dándole la espalda a sus seres queridos, incapaz de encontrarle placer a las pequeñas cosas de la vida, recluido en sus estudios. Dejó escapar al amor de su juventud, rehusó tener amigos, mantuvo una relación fría y vacua con su difunta esposa y aún la mantiene con su hijo; al cual sólo le une el dinero que éste le adeuda. Durante este viaje a sus raíces, el profesor hace un repaso de su vida y contempla horrorizado cómo su propio hijo está cometiendo sus mismos errores.