La película “Gummo” parece ser, a primera vista, un conjunto bodrio de elementos, situaciones, personajes, excesos y abusos cuya “belleza” recae en lo esperpéntico (si así lo quiere tomar el espectador) y que posee una línea argumental sumamente floja y etérea. Estos elementos hacen que la película sea catalagoda como “independiente” y “experimental”, por lo que espontáneamente salen a la luz detractores que comienzan a generar sus análisis fílmicos cuya base es intentar meterse en la fenomenología del pensamiento y de la personalidad del director que analizar la obra en sí.
Si observamos la película quitándonos estos estereotipos de los que se ha hecho fama el cine experimental y juvenil, la obra se disfruta y es rica semióticamente. A mí por lo menos me dejó a pensar para rato, pues me situé en los contextos que refleja la historia, los cuales tristemente existen y desatan actitudes como las que observamos en la “narración”.
Estéticamente, la película es bella pues el manejo técnico de las tomas se aprecia a veces bien planeado y logra darle ese “toque” extra al contenido y atmósfera pesimista que se plantea en la película.
Lejos de hablar sobre el cine en general de Harmony Korine y su persona, veamos la película desde un segundo plano, aquel donde se hace un análisis semántico en base a las imágenes lanzadas y cuya simbología son producto del espectador no del cineasta

Me sucede algo curioso con esta película. Es de esas obras que uno desea apreciar cuanto antes por las sinopsis y las adulantes críticas (de 3 palabras) impresas en la caja del Dvd; así como la sobreexpuesta palmita de Cannes impresa en el producto, que sirve como método demagogo de centrar la atención, cuando muchas veces ni en Cannes se presentó. El punto es que al verlas fascinan (por razones que ya expondré), pero dejan una sensación de vacío desde un punto de vista informativo. Mi caso es que me enteré de la existencia de esta película gracias a un libro de historia universal contemporánea donde, como complemento a los conocimientos abordados, se ofrece una lista de películas destacables que representan el contexto político, económico y social. La sinopsis parecía interesante y me preen juicio a buscarle una temática más política, supuestamente situada en los últimos momentos de la dictadura de Ceaucescu. Es por esto que, mi principal queja recae en la falta de “señales” que aborden un contexto dictatorial, esto desde los ojos de alguien que no conociera el entorno histórico de Rumania. Sabemos que existe un “socialismo” por el mercado negro de productos occidentales, una imagen típica en estos entornos, pero no se da indicios del régimen y su lucha con la oposición; la misma cosa sucede con la temática en la línea argumental principal: el aborto, el cual sobra decir que es un factor social satanizado y perseguido en sociedades alrededor del mundo.
Ya para concluir, la película es brillantemente melancólica; es rica semánticamente; posé un guión excelentemente manejado, unas escenas brillantes y un manejo técnico excepcional, sin embargo, no sirve (ni creo que pretenda servir) de manera informativa (históricamente hablando).

¡Magnífica!, ¡una obra con un mensaje sobresaliente! Me parece impresionante la poca relevancia que tuvo esta película a nivel mundial, cuando historias tan cargadas de bondad como esta, reverdecen y despiertan aquel tan acribillado sentimiento humanitario que se posee en épocas de crisis. La actuación de Miqael Niqvist encarnando a Harald Edelstam se aprecia considerablemente sincera y la puesta en escena es destacable y fiel a los horrores cometidos durante el golpe de estado de Allende, haciéndole un respetable homenaje a los miles de ciudadanos que fueron bestialmente asesinados por burdas diferencias ideológicas.
Se le agradece a los directores, el informar al mundo sobre historias tan eludidas de la voz pública como esta, pues nos hace ver que la diplomacia internacional y sus funcionarios tienen la posibilidad de construir hechos humanitarios con el ingenioso manejo de sus posibilidades legales. Como estudiante de Relaciones Internacionales, Harald Edelstam es una persona que me motiva y hace amar mi carrera.

Recuerdo cuando esta trilogía arribó a las salas... en aquella época la pubertad florecía en mí y me seducía el hecho de verle el lado "superficial" a la apreciación artística.
Observé mi primera película de Star Wars (la amenaza fantasma) y desde un principio quedé maravillado con el universo estético de la saga de George Lucas: la adrenalina corría en mí al observar la lluvia de lasers y explosiones inundando aquél mar de estrellas en las batallas espaciales; me quedaba sin aliento al sumergirme en las atmósferas sorprendentes y surrealistas que ofrecía aquella ciudad bajo el agua; y la dopamina se producía dentro de mi sistema nervioso gracias a aquél épico momento en el que equis caballero Jedi blandía su espada hacia su enemigo, dando inicio a una gloriosa y heroica banda sonora.
Ahora que han transcurrido más de 5 años, por accidente, volví a apreciar la trilogía carente de expectativas, sin embargo a estas últimas las mandé al demonio al digerir con más profundidad el trasfondo del guión y la trama retratados en el film.
A pesar de ser una película de ciencia ficción de una producción aplastante, el argumento pinta un verismo humano impresionante y dentro de su lienzo podemos observar veracidades desde diversas índoles: En lo ético: la crítica de la "ambición" como valor postmoderno, en lo político: la inevitable carga de los complejos surgidos en la vida privada al momento de tomar decisiones que involucren el bien común, en lo moral: la existencia de dos ideales antagónicos que proponen cuestiones sobre el bien y el mal pero que de fondo resultan igual de confusos para el interprete, en lo económico: la economía de guerra y la carrera armamentística como elemento rentable y un largo etcétera. Las actuaciones son buenas, es inevitable como espectador, no sentirse igual de confundido como Anakin.
Un aplauso por la existencia de este tipo de argumentos semánticamente ricos, en un periodo donde las producciones hollywoodenses de ciencia ficción demagogicamente se valen de los efectos especiales para complacer al público... una audiencia que parece haberse quedado en la pubertad al momento de apreciar los elementos retratados en una película.

Excelente, ridículo y divertido retrato de la cotidianidad del ser humano y su (complicado) afán por establecer un círculo comunicativo estrecho, asentado primordialmente en su ensimismamiento e interés individual.
La película me emocionó de principio a final; todos los cortometrajes brillan por su manera tan peculiar de escupirnos en la cara lo trivial y forzado que puede resultar (a veces) quedar con un amigo o “conocido” para tomar un café. Resulta imposible dejar de contextualizarte en el entorno que se encuentran prendidos el estupendo reparto de actores (que toman el papel de ellos mismos), para simbolizarlo con experiencias particulares igual de incomodas en donde el único vinculo que une a dos personas es la fluidez de las palabras.
En cuanto a la estructura técnica de la película, esta destaca por su minimalismo “garagesco” propio de Jim Jarmusch y una amplia gama de directores “independientes”; una simplicidad que no se aprecia pretenciosa y contradictoria, sino espontanea y refrescante.
En resumen, “Coffee & Cigarettes” nos invita a pasar un rato divertido, en donde el objeto de las burlas somos nosotros mismos. Después de ver esta película el quedar con un amigo al café no será lo mismo.