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España España · Granada
Críticas de Kikivall
Críticas 2.009
Críticas ordenadas por utilidad
9
16 de marzo de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada más comenzar este film, asistimos a un increíble y único plano secuencia comprimiendo todo el vigor y la magia del cine musical hollywoodiense, donde un elenco de bailarines coloristas y muy frescos danzan entre los automóviles, dentro de un atasco en la ciudad de Los Ángeles. Ya este punto de arranque hace que te pongas las pilas.
Las canciones y banda sonora original fueron compuestas y llevadas a cabo por la orquesta de Justin Hurwitz, una música muy hermosa, variada, que incluye Jazz, clásicos y una exquisita melodía que enternece a la vez que alegra el corazón. La fotografía de Linus Sandgren es esplendorosa, fotografía de lujo para escenas antológicas. Puesta en escena envidiable: vestuario, decorados, lo tiene prácticamente todo.
En el reparto está Emma Stone, con esa belleza de ojos saltones poco dada a los cánones al uso, una forma de preciosidad casi cubista. Ryan Gosling, ese actor tipo hombre-orquesta que lo interpreta todo, otorga enorme credibilidad y encanto a su personaje. Además, sin ser ambos actores cantantes o bailarines, cantan y bailan de perlas.
Película que homenajea al baile, a la música, a la canción y a ese íntimo instinto que nos conduce a modo de necesidad al arte, incluso por derroteros oníricos. De hecho, en este musical, “el principio de realidad se suspende y ante los ojos del espectador sólo queda la ensoñación como argumento” (Martínez).
Por supuesto el film es una cinta de amor, pero de las bonitas, no ñoña, no empalagosa. De hecho, hay en este denominado musical –que luego no lo es tanto-, casi sesenta minutos en los que no aparece una canción, quedando la música solapada por la bellísima historia de amor que nos relata.
Además, esta película es igualmente una alegoría bien trabada de la industria del cine en Hollywood. De hecho, el propio director ha confesado que su obra es un homenaje a la ciudad de Los Ángeles. De manera que mira por dónde, Chazelle no hace sino recorrer puntada a puntada el conocido patrón de esa mítica película, Cantando bajo la lluvia, de Donen y Kelly.
Finalmente quiero destacar, se trata de cómo la historia pone en evidencia que las aspiraciones y los sueños de los protagonistas requieren de mucho esfuerzo, trabajo, perseverancia y una fe indestructible en lo que se desea, en aquello a lo que se aspira. La propia Emma Stone dijo: “No tenemos que vivir de manera cínica, esta película no lo es nunca mientras que los jóvenes de hoy en día sí lo son. Queríamos mostrarles que hay que trabajar con todo ti mismo para lograr algo”.
Resumiendo, es una película que irradia alegría y ternura, una obra para salir bailando de la sala, o tatareando su música; pero también, que todo hay que decirlo, para poner en duda el triunfo del amor con una sonrisa.
Kikivall
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8
7 de marzo de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran obra de carácter neorrealista, con un tono cuasi documental, que narra la miseria y la pobreza del sur andaluz que vio, en aquellos plomizos años cincuenta y sesenta, una opción de prosperidad en el mediterráneo catalán, donde la construcción y el turismo ofrecían una visión de bienestar y libertad que no dejaba de tener elementos ilusorios.
El barcelonés Josep Maria Forn hace una obra testimonial, valerosa y clara que tiene el mérito de haber reflejado directamente una realidad que sucedió cincuenta años atrás: el flujo migratorio andaluz a tierras catalanas. Es quizá la mejor película de Forn. El desarraigo, la pobreza de una Andalucía olvidada por el régimen de Franco y obligada a abandonar sus pueblos, casas y familia para ganarse el sustento: un grito contra la pobreza, el desarraigo y la necesidad de supervivencia. Está bien la música de Federico Martínez Tudó y me ha gustado la apropiada fotografía en blanco y negro de Ricardo Albiñana.
No tiene la película actores de relumbrón, pero el reparto cumple su cometido de manera excelente encabezando un Antonio Iranzo muy bien en el rol de esposo trabajador al que se la ha abierto un mundo inopinado ante sus ojos.
Película recomendable, tanto para conocer los orígenes y dificultades que tuvieron que vivir nuestros inmediatos antepasados de la España pobre y rural, como para quienes estén interesados en la geografía humana y cuantos cambios culturales, sociales y políticos han producido los flujos migratorios dentro de nuestro territorio.
Kikivall
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8
16 de febrero de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película con un distinguido gusto visual y un altísimo nivel técnico que deviene una obra formalmente impecable, sin caer en una estética empalagosa. Nos lleva a recónditos tiempos e incluso al margen del tiempo, como ocurre con el personaje principal, un gigante utilizado a modo de atracción de feria en una época crispada donde sólo permanece la tierra que le vio nacer y le verá morir: el caserío.

Es una cinta que se hunde en las raíces de la vascongada profunda, a caballo entre el siglo XVIII y XIX, más en este último, que nos habla de un contexto carlista y recóndito. Es una película para un público selecto y un espectador esteta.

La dirección de Jon Garaño y Aitor Arregi consigue construir una película a modo de ‘road movie’ por un espacio misterioso y lleno de espiritualidad, por una Europa incipiente y convulsa, y el monstruo paseando su soledad. Cinta hermosa y de calado en la cual la realidad resulta de transitar por un mundo legendario y mágico, imágenes con aroma de cuento y un grandísimo gusto visual y musical, y dotada de estética y atmósfera. Arregui y Garaño nos hablan también de la relación fraterna, de los dos hermanos expuestos a los celos o la rivalidad, y nos describen este universo angustioso con complejidad, sutileza y verdad, en un ejercicio de gran nivel que expone esas cuentas del espíritu que nunca se amortizan.

Excelente el guión escrito a cuatro manos plagado de tintes enigmáticos, dolor y fábula; libreto medido, sin afectación ni pretenciosidad. Pero sobre todo una narración que a pesar de su tono pausado, de su ritmo sin tiempo, nos mete en la pantalla de principio a fin. Película con un detallismo poético que se quiere leyenda del propio mito que relata, cuento que es relato fiel de una historia veraz del pasado, pero que es igualmente leyenda de cualquier época posible.

Muy buena y alegórica la música de Pascal Gaigne y maravillosa la fotografía de Javier Aguirre cuya cámara da fe de su propia sorpresa de forma minuciosa, precisa y sonámbula.

En el reparto destaca un expresivo y eficiente Joseba Usabiaga, la revelación que es Eneko Sagardoy con una mirada y una expresividad mayúscula, y actores de lustre, sin olvidar al al gigante real-figurante, un argelino ex-jugador de baloncesto de 2,32 metros y nombre Saad Kaiche.

Mientras el Gigante es la magia, la religiosidad y la superstición, Martín es la modernidad y el progreso, ambos enfrentados, pero ambos dependientes el uno del otro. Esa es tal vez la idea prínceps del film, los tradicionalistas carlistas versus los innovadores isabelinos. Miguel no quiere cambiar y, empero, no deja de crecer; Martín quiere huir al Nuevo Mundo americano, pero su brazo inválido es todo un hándicap. Es también lo bucólico frente a lo urbano, aunque a decir verdad, no se idealiza en absoluto el mundo rural que se presenta como un escenario duro y terrible.
Kikivall
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9
10 de marzo de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque ya esta película la había visto antes, no tuve empacho en volver a verla de nuevo hace unos días. La genialidad de Lubitsch es palmaria desde los primeros momentos del film, una obra producida y dirigida magistralmente por él. Tiene un guión superlativo de Charles Brackett, Billy Wilder y Walter Reisch, basado en una historia de Melchior Lengyel e inspirado en un musical de Broadway titulado Silk Stocking.

Este film goza de una excelente música de Werner R. Heymann que combina antiguas melodías vienesas de cuerda con modernos fragmentos de viento y percusión; y una “colorista” fotografía en blanco y negro igualmente magnífica de William Daniels, que mueve la cámara con agilidad y diligencia, haciendo uso de giros soberbios y travelling extraordinarios.

En cuanto al reparto es ni más ni menos de lujo. Greta Garbo bellísima, virtuosa, brillante, elegante y cuyo rostro posee gran intensidad ante la cámara; Melvyn Douglas inspirado, genial, simpático: todo un dandy en blanco y negro; y acompañan de manera magistral otros artistas de reparto de primer orden como Bela Lugosi, Ina Claire, Sig Ruman y otros.

Quiero subrayar la importancia que este film otorga a la libertad, aun con socarronería y sátira, pero con decisión. La libertad que en este mundo nuestro occidental tenemos mayormente garantizada y que a veces valoramos poco. Una libertad que hay que defender a diario con uñas y dientes pues acechan los enemigos de la misma. Esos enemigos pueden ser fuerzas políticas, poderes económicos u organizaciones de fondo facineroso y dictatorial que lamentablemente están proliferando en estos tiempos que corren en Europa. Con este film, Lubitsch-Wilder nos previenen de todo esto, con gracia, sí, pero ojo que el mensaje es muy serio: amor y libertad, o al revés versus odio y dictadura.

En resolución, para mí este film hace un profundo y apasionado análisis del ser humano. Nos presenta a personajes que lejos de doblegarse a consignas, ideologías, amenazas o peligros constantes, se conducen por el contento, el humor, los afectos y la amistad, la propia iniciativa, la libertad de pensamiento, pero sobre todo por el amor que rompe reglas y convenciones; el amor que moviliza energías de manera incontenible.

Y además, si te gusta el difícil género de la comedia, encontrarás en este film una comedia cargada de sutileza, parodia, sarcasmo, gracia, sainete, todo ello realizado por Lubitsch en una narración fina, sutil y hecha con gusto.
Kikivall
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7
7 de marzo de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al comienzo de la película se ve la escena de un parto en una zona de la India. En él, la madre muere al dar a luz. La criatura es una niña y su hermana allí presente, de diez o doce años, se hace cargo de ella. Pero fueron separadas y la niña acabó siendo adoptada y ella, la mayor, gran actriz de cine que con el tiempo la buscará denodadamente.

Película de todo punto bien realizada por su directora María Ripoll, que logra crear un clima emotivo y sentiente, o sea, un clima envolvente de emociones compartidas con el espectador. También les doy la enhorabuena a un excelente guión escrito por Anna Soler-Pont, coautora con Asha Miró. La historia es fruto de la experiencia vivida por una de las coguionistas. Y es meritoria también la labor de Anna Soler-Pont, por haber sabido trabar tan bien el guión, un guión cohesivo a la hora de contar una historia con tantos matices, como ahora diré.

Tiene el film una música cautivadora con algunos temas magníficos de Zeltia Montes, y una gran fotografía de Raquel Fernández que sabe encuadrar, seguir a los personajes y volar inquieta por entre la trama.

En cuanto al reparto yo querría subrayar que siendo actores y actrices poco conocidos/as en España, tienen ya una importante trayectoria y su trabajo es de excelencia en las figuras principales. Nandita Das es una importante actriz y directora de cine en India. Aina Clotet, actriz y guionista experimentada también, se luce en su papel de hermana pequeña adoptada. Naby Dakhly, actor francés de origen argelino interpreta con altura el rol del amoroso joven indio Prakash, que acompañará en su periplo de búsqueda personal a Paula. Éstos y el resto de actores y actrices (Rosa Novell, Godeliv Van den Brandt o Subodh Maskara) hacen que no haya que poner mayores reparos a la interpretación, al contrario. Clotet y Das transmiten a sus personajes una credibilidad y una sintonía muy grande para quienes ven el film. Ellas resultan ser el símbolo de unión entre culturas, en una película que no cae en el error de subrayar los contrastes sino más bien predicar la universalidad de las cualidades humanas, sobre todo de la bondad y el amor.

La película aborda la complejidad de la adopción y el encuentro entre culturas muy distintas. El tema intercultural está muy bien tratado.

Entiendo que esta película quiere ser un Puente de entendimiento entre dos culturas muy distintas, un viaje espiritual entre las ciudades de Bombay en la India, y la mediterrànea Barcelona.

La situación compleja que trata este está plenamente resuelto en la cinta, que deja a las claras el nudo de impresiones fuertes, diversas y contradictorias que asoman en la protagonista. Y mi impresión es que la directora María Ripoll logra su objetivo de emocionar, sin cuentos ni engañifas, sino mostrando las realidades complejas pero evidentes que laten bajo la historia y vinculadas a las adopciones.

Me ha gustado igualmente que la película retrate una Barcelona real, sin los artilugios a los que estamos acostumbrados.

En fin, una película que hace que las piezas encajen, y que consigue total naturalidad, de forma que uno puede creer que cualquiera habríamos podido pasar por una situación parecida. Y más allá de la tentación de creer que se trata de una especie de culebrón Bollywoodiense con toques de comercialidad, lejos de esto, digo, este film yo lo entiendo como una invitación a abrirnos a la realidad, al intercambio con otras gentes sin temor ni prejuicios. Con todo ello, la Ripoll hace gala de oficio, de destreza y de pericia en su hacer cinematográfico.
Kikivall
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