Lewis Gilbert dirige esta aventura de Bond con verdadero estilo (clásico, invisible, pero estilo al fin y al cabo), consiguiendo que un argumento de Bond como otro cualquier se siga con interés añadido.

La segunda parte ya era mala, mucho peor que la primera, pero por lo menos mantenía bastante el espíritu. Aquí la gallina de los huevos de oro se ha agotado de una vez por todas, de tanto exigirle. Probablemente no hacía falta darse tanta prisa en explotar la saga. Seguro que los fans de SAW podrían (podríamos) haber esperado un par de años entre entrega y entrega, pero recibir a cambio un guión con entidad.

¿Llegarán a filmar las siete partes que dijeron en un principio? Probablemente, a pesar de su no muy abundante promoción, Saw 3 fue número uno de recaudación en España en su semana de estreno.

A Balagueró le ha salido su película más auténtica junto con Los sin nombre (las mezclas de repartos extranjeros y españoles, con los consiguientes doblajes y algunos importantes fallos de casting, son uno de los mayores lastres de Darkness y Frágiles). En este caso, una historia ambientada en el movido mundo inmobiliario español y con el actor adecuado para cada papel asegura una hora de sustos y entretenimiento asegurados.

De la Iglesia ha tenido que pasárselo en grande rodando, ya que ha recurrido a varios actores fetiche de sus anteriores producciones (salvo la prota Leonor Watling y el gran Dechent). El argumento propone una interesante y siniestra utilidad para los artilugios que nos ayudan a cuidar de los bebés. Sin duda, lo mejor de este capítulo son sus interpretaciones, y ver cómo De la Iglesia se ejercita para el cine de género puro que en seguida acometerá en mayúsculas con Los crímenes de Oxford.

Aunque las películas de fantasía épica no lo tienen muy difícil para entretener al espectador, en este caso me pasé la hora y media de duración (menos mal que es corta) totalmente desconectado del film: la historia no me enganchó ni lo más mínimo, los personajes no me implicaron en la trama, las situaciones se sucedían por inercia, y la dirección era totalmente plana; por no hablar del final, entre la "gran batalla" que no me interesó en ningún momento y la resolución, descaradamente, e incluso diría vergonzosamente, orientada hacia la secuela.

El deseo/necesidad de la Fox de tener su saga fantástica-infantil les ha llevado a realizar esta producción mal y con prisas.

No sé... a lo mejor tenía yo un mal día cuando la vi... quién sabe...