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España España · Asturias - Madrid
Críticas de david
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Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
5
2 de julio de 2014
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

Todo muy bien. MacFarlane es un triunfador. Un genio del humor con un montón de amigos y amiguetes. Pero crear una serie animada de humor no es lo mismo que escribir, dirigir, producir y protagonizar una ficción humorista para el cine. Ted ya se mostró muy irregular en su guión, más allá de los gags marca de la casa (algunos de ellos, como siempre, espléndidos). Mil maneras de morder el polvo sigue esa línea. Cuando Macfarlane debe pararse a contar una historia, más allá de los chistes, sufre. Y se le nota. Y se lo nota a su película.

¿Por qué una película de Macfarlane no hace tanta gracia como un capítulo de Padre de Familia? Para empezar, el humorista estadounidense no está arriesgando demasiado. Ni Ted ni Mil maneras de morder el polvo son cintas arriesgadas en su planteamiento. Más bien parece que Macfarlane ha buscado un contexto adecuado para dar rienda suelta a su lucidez para el humor. El Far West y los western ofrecen un ambiente ideal para cientos de chistes. Tampoco Padre de familia, en origen, era una serie original, ni mucho menos. Todos sabemos que se inspiró sin pudor en Los Simpson.

Tal vez debamos pedir a MacFarlane, dada su incuestionable capacidad, que asuma un poco más de riesgos en sus incursiones en el cine, ya que parece decidido a hacer carrera. Porque ¿qué será lo siguiente? ¿Una parodia de La guerra de las galaxias? ¿Un Jesucristo alternativo? A buen seguro que nos reiríamos, pero a este hombre hay que exigirle un poco más. Creo yo.

Mil maneras de morder el polvo no aspira a ser original en su planteamiento. Sigue los clichés propios del western ridiculizando ese género en algunos momentos y ofreciendo una perspectiva alternativa del Lejano Oeste, en el que se puede morir de un millón de maneras… Al igual que sucede en Padre de Familia, los mejores instantes llegan con algunos diálogos. Es cierto, a Macfarlane le encanta contar chistes sobre pedos, vaginas, vómitos, y escatologías en general. Pero también tiene gran lucidez y habilidad para ironizar sobre diversos aspectos de nuestra sociedad.

En Mil maneras de morder el polvo, además de pedos y diarreas, hay cuatro o cinco perlas de gran valor que nos recuerdan que estamos ante uno de los genios del humor del siglo XXI. Ahora bien, aun le queda mucho para dominar la ficción cinematográfica en su vertiente de comedia. En su descargo podemos decir que se trata de segunda película. Esperamos bastante más de él para el futuro. De momento, no está arriesgando. En esta película va a lo fácil. No obstante, Mil maneras de morder el polvo es una cinta agradable, tal vez un poco larga, pero con momentos graciosos y otros más aburridos, sobre todo cuando MacFarlane tiene que pararse, como decíamos, a contar una historia…

Lo Mejor: Varios chistes y gags son sobresalientes. MacFarlane ha creado una forma única de hacer humor, combinando zafiedad con elegancia, acidez y riesgo al abordar algunos temas tradicionalmente tabú.

Lo Peor: La historia siempre está en un segundo plano y solo arranca cuando llega algún buen gag. Los chistes no refuerzan la historia, sino que la historia existe gracias a los chistes.

[crítica publicada en alucine.es]
david
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4
25 de septiembre de 2014
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

La última cinta de Eastwood está basada en un exitoso musical de Broadway. En descargo de Clint, podríamos decir que es un proyecto que el cogió ya precocinado y solo tuvo rodarlo. Sí, pero no vale. Un director de su trayectoria tiene una elevada responsabilidad artística. También puede decir aquello que un día dijo Dave Grohl ante una crítica: “Déjame en paz, yo estuve en Nirvana”. Clint diría: “Mira, tengo más de 80 años, he rodado Sin Perdón, uno de los mejores western de la historia, igual hasta el mejor, tú quien eres para decirme cómo tengo que plantear mis películas”. Correcto, Clint. Pero aun así, no me sirve.

Veo acercarse a la pantalla a un chaval de fuerte acento italoamericano. Y me empieza a hablar. Es un recurso que, en pequeñas dosis, puede ser eficaz, pero Jersey Boys no tiene medida en esta faceta. Scorsese ya lo quemó. Y cualquiera que lo utilice detrás suyo y en su mismo contexto, huele a chamusquina.

Los diálogos son bastante ágiles en la primera parte de la película. Pero pronto caemos en la cuenta de que vamos a ver otro ortodoxo biopic musical ascenso-caida-redención. Por eso, Inside Llewyn Davis es una de las mejores películas musicales de los últimos tiempos. Por ofrecer la otra cara de la moneda. Lo que en la cinta de los Coen es frescura y emoción, en Jersey Boys es cartón piedra y tedio. Ni siquiera Walken anima la película.

Eastwood sabe hacer biopics eficaces. Bird es muestra de ello. Jersey Boys, sin embargo, se enmaraña demasiada mostrando las dificultades internas de un grupo de éxito. También se cuela la mafia por ahí. Pero los diferentes bloques narrativos no están bien empastados, y cuando queda un tercio de película ya estamos agotados. Queremos que llegue ya la redención y esperar la próxima película de Clint.

Jersey Boys no funciona porque sus personajes son poco atractivos, porque el casting no es para tirar cohetes, porque la puesta en escena es un tanto descuidada y, especialmente, y lo más importante, porque aburre. Los Four Seasons tenían algunas canciones muy buenas. Y al final, es lo que más disfrutamos: la música. Y para eso, prefiero ir a verlo a Broadway, aunque sea un poco más caro.

Lo Mejor: Vincent Piazza está bien en su papel de Tommy.

Lo Peor: Aburrida, sin encanto y demasiado convencional.

[crítica publicada en alucine.es]
david
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9
30 de julio de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

Para Falstaff, el director nacido en Wisconsin en 1915, acudió de nuevo a Shakespeare, como ya había hecho en Otelo y Macbeth. Pero esta vez se decidió por un personaje secundario que aparecía en algunas obras del escritor inglés, especialmente en Enrique IV. ¿Por qué Falstaff? Seguro que Welles pensó que este personaje le venía como anillo al dedo.

Pero en mi opinión, se trata de una decisión inteligente desde un punto narrativo. Si queremos contar un relato inspirado en la historia real de una nación, es más útil acudir a un personaje secundario y transformarlo en protagonista. La novela histórica ortodoxa lo ha hecho así, desde Walter Scott, casi siempre dejando a los reyes y grandes nobles en un segundo plano.

No obstante, Welles no fue el primero que dio protagonismo a esta figura literaria, ya que Verdi y Salieri (sí, ese) crearon una ópera con su nombre.

De cualquier forma, la caracterización de Falstaff en la obra de Welles es fantástica. Es un personaje del siglo XV británico pero que ha existido y existirá siempre: el viejo bonachón pero pícaro y pendenciero, borrachín, sucio, pero honorable y de buen corazón. El esfuerzo que hace el director en la interpretación de su personaje principal es enorme, un esfuerzo tal vez parecido al que requirió el corrupto capitán Hank Quinlan de Sed de mal.

Alrededor de Falstaff pululan una serie de personajes, destacando Hal, el príncipe de Gales, hijo de Enrique IV, y al que Falstaff tutela con dudoso decoro. Fernando Rey, Jeanne Moreau y John Gielgud son los actores más importantes que acompañan a Welles.

Si las interpretaciones y la dirección de actores es sobresaliente qué decir del diseño de producción y de la fotografía. Rodada en España, el director norteamericano saca petróleo de las localizaciones y ayudado por su director de fotografía y por el departamento artístico, crea una película estéticamente maravillosa.

Hay que recordar que Welles viene de rodar otra genialidad como El Proceso. Tiene casi 50 años y domina como nadie el arte cinematográfico. Falstaff es una de las últimas muestras de esta sensacional capacidad creativa.

Falstaff, como cualquiera de sus películas, tiene un sello particular. Lo percibimos en sus planos, en el montaje, en los travellings, en el ritmo… “Esto solo puede ser de Orson Welles”…

Si a nivel técnico y estético, Campanadas a medianoche es espectacular, el guión es el que convierte a esta película en eterna. Diálogos ingeniosos, personajes de carácter y una historia que nos habla de madurez, vicios, amistad, amor, conspiraciones, guerras, honor… Y traición.

Una película como esta no se merecía un final cualquiera. Y el de Falstaff es soberbio. Hace años que no la he vuelto a ver y algunas cosas ya no las recuerdo bien, pero el rostro del personaje de Welles en la última escena, en el castillo, no se me olvidará nunca…

Gracias, Orson Welles, por ser indómito, por mostrar el camino… El único que merece la pena.

david rubio - las mejores películas de la historia en alucine.es
david
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6
17 de marzo de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

En 1977, Gregory Peck interpretaba a un arrogante y decidido MacArthur en la película homónima. Fue una aproximación interesante a un personaje fundamental de la historia político-militar de la segunda mitad de siglo XX. Pero Emperador deja el personaje de MacArthur en un segundo plano, en este caso interpretado por un notable Tommy Lee Jones y se ocupa de la investigación llevada a cabo por el general Bonner Fellers (Matthew Fox) que debía valorar la responsabilidad del emperador Hirohito en la guerra.

Buena parte de la crítica ha cargado contra Matthew Fox directa o indirectamente. Se compara al actor de Lost con Tommy Lee Jones y Fox no sale muy bien parado. De acuerdo, Lee Jones tiene una gran presencia. Es de esos intérpretes que llenan la pantalla, que son capaces de dominar cada escena. Fox no tiene el carisma de su compañero de reparto, pero su papel exigía otras cualidades. Tal vez por eso fue el elegido, o tal vez nos ponemos de su parte porque nos cae bien…

El aspecto más negativo de Emperador y que, probablemente, perjudica la labor de Matthew Fox, es su parte melodramática. La cinta se inicia con un viaje en avión. La plana mayor del ejército encargado de dirigir la transición japonesa se traslada al país oriental. Bonner Fellers abre un portafolio en el que vemos una foto de una mujer. Malo. No llevamos ni dos minutos de película y ya nos endilgan una historia romántica. Qué difícil es encontrar una película bélica facturada en Hollywood que no contenga una subtrama romántica. ¿Es imprescindible? ¿Es imposible empatizar con un protagonista de una cinta de este tipo si no está enamorado, casado o tiene hijos? Creemos que no lo es, pero… es lo que hay.

Si prescindimos del melodrama de la película, Emperador es una cinta sobria, eficaz, con ciertos instantes de tensión y que expone un aspecto de la II Guerra Mundial poco tratado en el cine. Las semanas que siguieron al desembarco de MacArthur y los suyos fueron claves para la reconstrucción de Japón. Desde Estados Unidos se presionaba para juzgar a Hirohito. ¿Había sido él emperador el ideólogo del ataque a Pearl Harbor? ¿Qué grado de responsabilidad tuvo en la guerra?

Emperador destaca por la contención en el discurso y el ritmo del proceso de investigación llevado a cabo por Fellers. Es el personaje interpretado por Fox el que tendrá que lidiar con un gran conflicto: mantener el orgullo estadounidense en Japón sin abrir la Caja de Pandora. Con los cadáveres aun calientes, los americanos debían andar con pies de plomo y no tomar ninguna decisión radical. Con Hiroshima y Nagasaki todo el mundo había tenido suficiente… Emperador recoge este clima de tensión vivido en la Japón ocupada con bastante solvencia.

Emperador es una pequeña pero valiosa película. Este parlamento de Konoe, uno de los miembros del gobierno japonés depuesto, lo demuestra. De vez en cuando, Hollywood sabe hacer algo más que ondear la banderita de barras y estrellas: (En SPOILER)

Lo Mejor: El discurso. La sobriedad.

Lo Peor: La parte melodramática sobra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
david
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6
11 de enero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

¿Qué le pasa al primer tercio de Sobran las palabras? ¿Qué es ese montaje? ¿Solo lo hemos notado nosotros? ¿Quién ganará el Mundial? El juego de planos de esta primera fase de la cinta es irritante, por lo torpe y antinatural. Da la sensación de que la directora, Nicole Holofcener, quería correr y presentarnos lo más rápido posible la relación de su pareja protagonista, pero algo extraño sucede con el montaje que le da un matiz artificioso al inicio de Enough Said.

Al margen de este detalle, los personajes resultan un tanto antipáticos y vulgares en su presentación. Eva (Louis-Dreyfus) es la clásica madre divorciada cool y vivaracha. Sus primeros encuentros con Albert (Gandolfini) transcurren entre chascarrillos de mediana edad y algunas sutilezas sexuales de sitcom. Y nos aburrimos. Hasta que Eva, ya en la cama con Albert, dice la primera frase sincera de toda la película. “Dios, estoy cansada de ser graciosa”.

Así es, los inicios de una relación están llenos de gracias forzadas y una vez que uno puede dejar de intentar ser divertido, la cosa empieza a funcionar. Como la película. Sobran las palabras es una comedia romántica sin pretensiones de cierto aroma independiente que disfrutarán, especialmente, espectadores que compartan algo con sus protagonistas. A medida que los vamos conociendo mejor, empiezan a despertar cierta simpatía. Salen a relucir algunos de sus particularidades y miedos y dejamos de verlos como meros clichés indies.

El guión se apoya, no obstante, en una premisa bastante inverosímil que ya irán descubriendo los espectadores… Pero cabe decir que el comportamiento de la protagonista es bastante ilógico una vez que se da cuenta de la coincidencia. (Eso no puede salir bien, Eva). La directora ( y guionista) se apoya también en el miedo a la soledad como pilar de la historia. Jóvenes que hace dos días eran niños y ahora se van para no volver. “Habrá que buscarse aficiones…”.

Los mejores instantes de Sobran las palabras llegan cuando se combina cierto drama con algunos golpes de humor. Julia Louis-Dreyfus domina la comedia con oficio, y a pesar de su tendencia a la sobreactuación, canaliza bien su personaje hasta lograr que compartamos algunos de sus temores. Y Gandolfini aporta un poco de sobriedad entre tanto gesto de su compañera. El resultado, al final, es una buena combinación. Mención aparta merecen las tres chicas jóvenes de la película. Todas ellas bastante atinadas y naturales en sus papeles.

Sobran las palabras nos gana in extremis, pero nos gana. Acompañamos con tristeza a Eva al aeropuerto y nos sentamos en el asiento del copiloto cuando observa desde la distancia la casa de Gandolfini. El final, por supuesto, no podía ser otro, pero Holofcener lo resuelve con mesura. El único momento en el que por fin, en Sobran las palabras, no hay palabras.

Lo Mejor: la segunda fase de la película. Cumple bastante bien como comedia romántica de aroma indie.

Lo Peor: El montaje y los diálogos de la primera parte. No aporta nada al género, aunque tampoco era su intención.

[crítica publicada en alucine.es]
david
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