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España España · Asturias - Madrid
Voto de david:
5
Comedia. Western Albert, un granjero cobarde, se echa atrás en un duelo pistolero, motivo por el cual su novia decide abandonarlo por otro hombre. Sin embargo, un día llega a la ciudad una hermosa mujer de quien se enamora y que lo ayudará a descubrir su coraje, valentía que será puesta a prueba puesto que esta mujer arrastra un marido prófugo que reclama venganza. (FILMAFFINITY)
2 de julio de 2014
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

Todo muy bien. MacFarlane es un triunfador. Un genio del humor con un montón de amigos y amiguetes. Pero crear una serie animada de humor no es lo mismo que escribir, dirigir, producir y protagonizar una ficción humorista para el cine. Ted ya se mostró muy irregular en su guión, más allá de los gags marca de la casa (algunos de ellos, como siempre, espléndidos). Mil maneras de morder el polvo sigue esa línea. Cuando Macfarlane debe pararse a contar una historia, más allá de los chistes, sufre. Y se le nota. Y se lo nota a su película.

¿Por qué una película de Macfarlane no hace tanta gracia como un capítulo de Padre de Familia? Para empezar, el humorista estadounidense no está arriesgando demasiado. Ni Ted ni Mil maneras de morder el polvo son cintas arriesgadas en su planteamiento. Más bien parece que Macfarlane ha buscado un contexto adecuado para dar rienda suelta a su lucidez para el humor. El Far West y los western ofrecen un ambiente ideal para cientos de chistes. Tampoco Padre de familia, en origen, era una serie original, ni mucho menos. Todos sabemos que se inspiró sin pudor en Los Simpson.

Tal vez debamos pedir a MacFarlane, dada su incuestionable capacidad, que asuma un poco más de riesgos en sus incursiones en el cine, ya que parece decidido a hacer carrera. Porque ¿qué será lo siguiente? ¿Una parodia de La guerra de las galaxias? ¿Un Jesucristo alternativo? A buen seguro que nos reiríamos, pero a este hombre hay que exigirle un poco más. Creo yo.

Mil maneras de morder el polvo no aspira a ser original en su planteamiento. Sigue los clichés propios del western ridiculizando ese género en algunos momentos y ofreciendo una perspectiva alternativa del Lejano Oeste, en el que se puede morir de un millón de maneras… Al igual que sucede en Padre de Familia, los mejores instantes llegan con algunos diálogos. Es cierto, a Macfarlane le encanta contar chistes sobre pedos, vaginas, vómitos, y escatologías en general. Pero también tiene gran lucidez y habilidad para ironizar sobre diversos aspectos de nuestra sociedad.

En Mil maneras de morder el polvo, además de pedos y diarreas, hay cuatro o cinco perlas de gran valor que nos recuerdan que estamos ante uno de los genios del humor del siglo XXI. Ahora bien, aun le queda mucho para dominar la ficción cinematográfica en su vertiente de comedia. En su descargo podemos decir que se trata de segunda película. Esperamos bastante más de él para el futuro. De momento, no está arriesgando. En esta película va a lo fácil. No obstante, Mil maneras de morder el polvo es una cinta agradable, tal vez un poco larga, pero con momentos graciosos y otros más aburridos, sobre todo cuando MacFarlane tiene que pararse, como decíamos, a contar una historia…

Lo Mejor: Varios chistes y gags son sobresalientes. MacFarlane ha creado una forma única de hacer humor, combinando zafiedad con elegancia, acidez y riesgo al abordar algunos temas tradicionalmente tabú.

Lo Peor: La historia siempre está en un segundo plano y solo arranca cuando llega algún buen gag. Los chistes no refuerzan la historia, sino que la historia existe gracias a los chistes.

[crítica publicada en alucine.es]
david
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