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Críticas de Daniel Valcarce
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Críticas 50
Críticas ordenadas por utilidad
7
5 de diciembre de 2018
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George Miller, el director australiano de “Mad Max” (1979), “Mad Max 2” (1981), “Mad Max, Más Allá de la cúpula del Trueno” (1985) y la más reciente “Mad Max, Furia en la Carretera” (2015), es uno de los pocos realizadores responsables de cada una de las partes que componen una saga completa. Sin embargo a fines de los 80, Miller quiso cambiar de registro alejándose de la acción de su saga y lográndolo con creces en la dirección de la sofisticada comedia fantástica “Las Brujas de Eastwick” (1987), adaptada de la novela del mismo nombre del famoso escritor norteamericano John Updike, y con un elenco de lujo para la época, que reunió al insuperable Jack Nicholson con tres grandes actrices ochenteras como son Michelle Pfeiffer, Susan Sarandon y Cher.

En una combinación de comedia oscura y brujería, “Las Brujas de Eastwick” desarrolla un inteligente guion donde tres mujeres amigas (una viuda, una divorciada y una abandonada por su esposo) fantasean en torno al encuentro con el hombre ideal, sin saber que al igual que en un aquelarre de brujas, sus deseos se volverán realidad en una suerte de conjunción mágica donde surgirá en su vidas la figura de un extraño, que con su hedonista seducción llevará a las mujeres a un escándalo de proporciones en el pequeño y conservador pueblo donde viven. De esta forma, la película desarrolla una interesante metáfora donde, a través de una historia de fantasía, se enfrentan los eternos poderes de lo pagano y lo religioso, y al mismo tiempo una lucha entre lo masculino y lo femenino. La película, enmarcada en los aún conservadores valores imperantes de la década de los 80, nos propone el triunfo casi épico, de un nuevo estilo de mujer autosuficiente y librepensadora, que a pesar de las seducciones masculinas y la aplastante moralidad que la rodea, quiere ser independiente y no estar sometida a la presencia de una represión constante, representada en la comunidad del pueblo de Eastwick, ni aplastada bajo una presencia patriarcal omnipresente, representada en el brillante personaje interpretado por Nicholson. Es en este sentido como “Las Brujas de Eastwick” no deja de ser una película que, en tono de comedia y fantasía, está impregnada de ese feminismo blanco tan típico de los 80.

Mención aparte merece la espectacular banda sonora compuesta por John Williams y nominada al Oscar y al Grammy a la mejor música original. Si bien John Williams pasará a la historia como el músico de Star Wars y de las películas de Spielberg, es en proyectos diferentes a su acostumbrada filmografía, tal y como es “Las Brujas de Eastwick”, donde más se puede apreciar una faceta diferente del afamado compositor.

Texto: Daniel Valcarce
Daniel Valcarce
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7
7 de septiembre de 2018
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Si bien los hermanos Joel y Ethan Coen han desarrollado casi la totalidad de su aclamada carrera en los 90, y en todo lo que va del 2000 hasta llegar a la actualidad, fue justo en medio de los 80 cuando debutaron con su primera película llamada “Simplemente Sangre” (1984). Hecha con un presupuesto reducido, los Coen presentaron su filme debut en importantes festivales como Cannes, Nueva York y Toronto, logrando finalmente llevarse el gran premio de la crítica en el prestigioso Festival de cine independiente Sundance. De ahí en más, el prolífico dúo de hermanos ha estado cargo de la dirección, producción y escritura de una veintena de elogiadas películas, cosechando importantes premios como el Oscar y la Palma de Oro, entre varios otros.

“Simplemente Sangre” tiene un destacado lugar en el cine norteamericano de los 80 por ser una película que logra revitalizar los códigos del cine negro con un talento en la construcción del lenguaje visual pocas veces visto. El color, la iluminación y el dinámico uso de la cámara se conjugan a la perfección en una brillante puesta en escena neo-noir que sorprende con un guion que juega con las situaciones, llevando a los personajes a situaciones extremas e inesperadas, en una suerte de puzle pasional casi impredecible al espectador. Con un escalofriante y creciente suspenso, una estilizada violencia, y privilegiando el poder de la imagen por sobre el diálogo, “Simplemente Sangre” se instala en la filmografía Coen con un sello definido y fácilmente reconocible, que constantemente explota la dirección de fotografía y se vale de una inteligente banda sonora para lograr una efectiva combinación. En ese sentido, es muy importante la doble presencia de Barry Sonnenfeld (en la fotografía) y Carter Burwell (en la música original), quienes a partir de esta película debut se convertirían en dos eternos y fundamentales colaboradores de los hermanos Coen.

Ambientada en Texas, y con un título tomado de una novela policíaca, que hace alusión a un estado mental de constante miedo y locura después de haber cometido un asesinato, “Simplemente Sangre” marcó no solo el debut de los hermanos Coen, sino también de la actriz (y esposa de Joel Coen) Frances McDormand, quien se convertiría en la futura protagonista de varias de las películas Coen. La crítica especializada la ha revalorizado como una de las películas neo-noir más importantes y representativas de la década de los 80, y en el año 2016 fue completamente restaurada con la moderna tecnología 4K, para el regocijo cinéfilo de las nuevas generaciones.

Texto: Daniel Valcarce
Daniel Valcarce
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9
8 de noviembre de 2018
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La monumental carrera del gran director John Huston se extendió por más de 45 años, desde su premiado debut con “El Halcón Maltés”(1941) en la época dorada de Hollywood, hasta llegar a casi fines de los años 80. Huston a lo largo de su vida dirigió 37 aclamadas películas, de las cuales muchas son consideradas grandes clásicos del cine mundial como “El Tesoro de Sierra Madre”(1948), “La Jungla de Asfalto”(1950), “La Reina de África”(1951), “Moby Dick”(1956), “Los Desalmados”(1960), “Freud”(1962), “La Noche de la Iguana”(1964) “La Biblia”(1966), o “El Hombre que Quería ser Rey”(1975) entre muchas otras. En los 80, su década de despedida del cine, se mantuvo activo hasta el final, con destacados filmes como “Fuga a la Victoria”(1981) “Bajo el Volcán”(1984), “El Honor de los Prizzi”(1985) y su última película “Los Muertos”(1987), la cual terminó desde su silla de ruedas y junto a un galón de oxígeno, y se estrenó en forma póstuma algunos meses después de su muerte.

Desde su inicio con el nacimiento del protagonista Charley Partana, “El Honor de los Prizzi”, se vislumbra como una película de mafia italiana, pero que bajo la mirada de Huston, se va transformando en una barroca y melodramática comedia de humor negro. Basada en una exitosa novela de Richard Condon (autor de El Candidato de Manchuria) y con personajes y situaciones que rayan en lo imposible, la cinta se centra principalmente en la importancia de la familia y el honor, los cuales deben salvaguardarse a toda costa con el fin de mantener una reputación que se arrastra desde hace años. En ese sentido, el discurso claramente patriarcal que reside en la historia será clave para entender cómo funciona el verdadero honor de la familia Prizzi, el cual entre situaciones jocosas típicas de comedia negra, pasará más de alguna vez por encima del rol de la mujer, poniendo a la figura del hombre en la cima del poder. Al mismo tiempo y como buena película de Huston, “El Honor de los Prizzi” se destaca por sus sólidas actuaciones, una construcción visual colorida e impecable, y una poderosa banda sonora a partir de piezas musicales de los maestros italianos Gioachino Rossini y Giacomo Puccini, lo que la hace sumamente atractiva dentro del cine estadounidense de los 80.

Con el estreno de “El Honor de los Prizzi”, John Huston recibió una vez más los elogios de la crítica, además de importantes nominaciones y premios del cine norteamericano. La cinta consiguió cuatro Globos de Oro incluyendo mejor película, director, actor y actriz, y nada menos que siete nominaciones al Oscar, finalmente ganando el premio en la categoría de mejor actriz secundaria, para Anjelica Huston, la hija del director.

Texto: Daniel Valcarce
Daniel Valcarce
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6
24 de septiembre de 2018
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El director Adrian Lyne se impuso en la década de los 80 y 90 con un estilo visual heredado de la publicidad y el videoclip musical, casi siempre desarrollando historias de dos o tres personajes inmersos en una atmósfera cargada de sexualidad. En los 80 brilló con películas como “Foxes”(1980), “Flashdance”(1983), “9 y ½ Semanas”(1986) y por supuesto la icónica “Atracción Fatal”(1987), y en los 90 continuó su carrera con “La Escalera de Jacob”(1990), “Propuesta Indecente”(1993) y “Lolita”(1997). Su última y más reciente película es “Infidelidad” (2002) donde la actriz Diane Lane consiguió una celebrada nominación al Oscar como la infiel esposa de Richard Gere.

En gran medida “9 y ½ Semanas” funciona gracias a la acertada química de sus protagonistas y a la estética visual de su impecable dirección artística. Utilizando un guion minimalista y de muy poco dialogo, la película se centra en los encuentros románticos y sexuales del dúo de personajes interpretados por Kim Basinger (representando el arte y la sensibilidad) y Mickey Rourke (representando el dinero y el poder). La intensa pero triste historia de amor entre Elizabeth y John, ambientada en el Soho neoyorquino de los 80, es adornada con una dirección de fotografía cuidada y publicitaria donde se destaca un acabado trabajo de iluminación; lo que se puede apreciar en escenas icónicas que en su época dieron la vuelta al mundo, como la escena de la escalera bajo la lluvia, o el recordado baile de Kim Basinger al son de “You can leave your hat on” de Joe Cocker. Con la suma de los estilizados encuentros sexuales de ambos protagonistas en la pantalla grande, el director Adrian Lyne trató de encender al conservador público ochentero tan poco acostumbrado a películas sexualmente atrevidas. En su intento, Lyne no logró su objetivo en los Estados Unidos, donde la película fue un fracaso y además reeditada por el estudio, pero si lo logró en Europa, donde la película tuvo un arrollador éxito y adquirió un respetable status de culto.

Ver “9 y ½ semanas” a poco más de treinta años desde su estreno, sirve para entender que antes del fenómeno de “50 Sombras” hubo mejores intentos de Hollywood por acercarnos a esa franqueza sexual que hoy llega tan exitosamente a las nuevas generaciones. Basada en el libro autobiográfico de Ingeborg Day -publicado bajo el pseudónimo de Elizabeth McNeill- la película sin duda dejó una marca en el cine de los 80 y hoy en día ha sido revalorada con justicia. Con su hermosa fotografía, al igual que su banda sonora de grandes artistas, supo encontrar una voz para las memorias de su autora, misma que se suicidara en el año 2011, a los 70 años de edad.

Texto: Daniel Valcarce
Daniel Valcarce
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7
7 de agosto de 2018
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Es interesante como los 80 demostraron ser una década de oro para poner a jóvenes actores en el uniforme de la marina o la aviación en el cine norteamericano. Ejemplos de esta tendencia ochentera son Richard Gere en “Reto al Destino” (1982), Tom Cruise en “Top Gun” (1986) y por supuesto un joven Kevin Costner en “Sin Salida” (1987), quienes con sus impecables uniformes y siempre una chica a su lado, supieron hacer que la imagen del héroe y galán uniformado tuviera un pequeño pero importante sitial en el cine de la década. En 1987 Costner se había lucido como el mítico Elliot Ness a la cabeza de la premiada “Los Intocables”, y con el estreno de “Sin Salida” en el mismo año, pudo consolidarse como actor en este rol de heroico comandante que se va involucrando cada vez más en una peligrosa investigación al interior del Pentágono.

Al igual que otros thrillers de la época desarrollados con una acertada mezcla de inteligencia, romance, y creciente suspenso, “Sin Salida” tuvo un lugar destacado en la crítica especializada de los 80 gracias a la fórmula del falso culpable creada y desarrollada por Hitchcock en varios de sus mejores filmes. Basada en una famosa novela de espionaje que ya había generado dos películas con anterioridad, el acierto de “Sin Salida” radica en trasladar su elenco de personajes precisamente al interior del gobierno norteamericano, en pleno apogeo de la administración del presidente Reagan y poniendo énfasis en la descripción de una rutina típicamente republicana de civiles y uniformados que se mueven en un mundo de elegantes fiestas, infidelidades y oscuras intrigas, y donde el machismo imperante de la época también deja ver su fuerte presencia sobre el rol de la mujer. No es de extrañar que con esta premisa en su construcción, “Sin Salida” se trate de una película mayormente masculina en su reparto, con brillantes actuaciones a cargo de Gene Hackman, Will Patton, y George Dzundza, quienes obtuvieron sólidos elogios al momento de su estreno.

Con la suma de todos sus ingredientes, incluyendo una excelente fotografía y música a cargo de dos grandes como son John Alcott y Maurice Jarré respectivamente, “Sin Salida” es probablemente la película mejor lograda en la filmografía de Roger Donaldson, director de “El Bounty” (1984), “Cocktail” (1988), “Especies” (1995) y “Dante’s Peak” (1997) entre otras. Es también la película que dio a la hermosa actriz Sean Young, inmortalizada como la replicante Rachel en “Blade Runner” (1982), la oportunidad de brillar nuevamente en la pantalla con su breve pero intenso rol de la desafortunada doble amante.

Texto: Daniel Valcarce
Daniel Valcarce
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