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Críticas de Juan Ignacio
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Críticas 414
Críticas ordenadas por utilidad
8
2 de mayo de 2018
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Del 26 de Mayo al 4 de Junio de 1940 se produjo la retirada de Dunkerque. 400.000 hombres quedaron cercados por las tropas alemanas en la citada ciudad francesa. Aún hoy se desconocen las verdaderas razones por las que Hitler mandó detener el ataque de sus tanques y los dirigió más al sur, dejando sólo a la Luftwaffe el trabajo de acometida sobre esa gran cantidad de hombres indefensos que esperaban en la playa ser rescatados por mar desde su país. Esta película se centra en tres aspectos, personalizados, de dicho episodio: en la playa, en el mar y en el aire.

Christopher Nolan, director y guionista de este film, realiza un trabajo muy intimista a la vez que muestra, a grandes rasgos, cómo debió de ser la retirada. El tiempo en el que transcurre la acción no es exactamente cronológico, pues los hechos acaecidos en la playa, en el cielo y en el mar no son simultáneos.

El director londinense consigue mantener la emoción, la tensión, en todo momento, como si de una película de suspense se tratara, cuando lo que relata es una epopeya cuyo final el espectador conoce de antemano. Esa es la gran virtud, tanto de guion como de dirección, el centrar los hechos que suceden a los protagonistas mientras se refiere lo acontecido históricamente. Del mismo modo transmite siempre al espectador una sensación de realidad, de todo lo que se cuenta, que resulta indudable, no se exagera ni se esconde nada, el comportamiento humano (lo bueno y lo malo), en una situación tan límite (la buena interpretación de todo el elenco ayuda bastante dando credibilidad a lo narrado) queda expuesto fehacientemente.

Obra en sí sencilla, no estamos ante una gran superproducción bélica, en esta apartado, en su ajustado presupuesto, se encuentran los pocos defectos que esta cinta contiene. No obstante, el sonido, el montaje y la música son también dignos de admiración.

Por último, decir que 335.000 hombres fueron finalmente salvados, de ellos 115.000 franceses. 9 destructores de la Royal Navy participaron en la operación, pero, en total, intervinieron en la evacuación más de novecientas embarcaciones (la mayoría pequeñas, barcos de pesca, de recreo, lanchas..., que por su poco calado sirvieron para acercarse casi hasta la misma playa, recogiendo allí a los militares y trasladándolos hasta barcos más grandes), de las que la cuarta parte, aproximadamente, resultarían hundidas por la aviación alemana.
Juan Ignacio
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8
25 de febrero de 2018
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Un samurái vagabundo llega a un pequeño pueblo cuyos habitantes permanecen dentro de sus casas aterrorizados por el enfrentamiento entre sus dos caciques: Seibei, comerciante de seda, y Ushi-Tora, comerciante de sake. El samurái, que se hará llamar Sanjuro, de inmediato pondrá en marcha una estrategia para limpiar el poblado de esa lacra y devolverle la paz.

Película de puro entretenimiento, la de mayor éxito de público en su país de todos los tiempos, del género western (recuerda en parte tanto a 'Solo ante el peligro' como a 'Raíces profundas'), adaptado al Japón aún feudal. Por su parte la propia 'Yojimbo' se vería readaptada tres años después por Sergio Leone en 'Por un puñado de dólares', y de forma más solapada por otras posteriores. Akira Kurosawa dijo que él se inspiró en la novela de Dashiell Hammett, 'La llave de cristal', pero la realidad es que a quien recuerda, y mucho, este filme es a otra novela del mismo autor, 'La cosecha roja'.

Kurosawa muestra su gran virtuosismo como director, aprovecha de manera magnífica la pantalla panorámica que aquí, como sí en muchos casos, no está para mostrar horizontes, sino para hacer que la atención del espectador vaya a más de un punto dentro de una misma escena. Su guion, escrito junto a Ryuzo Kikushima (con quien firmó muchos de ellos y le tuvo como productor en varias películas suyas), formalmente, no tiene nada que objetar, pero no posee el mismo peso, la misma hondura, que los de 'Rashomon' o 'Los siete samuráis'; en cambio tiene mucho humor, incluso hay secuencias que son bufas, y en algunas ocasiones ese humor es negro. Hay también toques moralistas, como el consejo que Sanjuro le da casi al final al joven que vio discutir con su padre al comienzo de la narración, y uno que denota cierta nostalgia: la secuencia en la que el protagonista entrega, contra toda lógica, su colt 45 a Unosuke manifiesta el reconocimiento de Sanjuro de que su tiempo ha pasado.

La música de esta cinta resulta brillante y muy adecuada, Kurosawa le pidió a Masaru Sato que se sintiese libre a la hora de componerla, pero que no fuera del estilo de las que solían acompañar a las películas de samuráis; Sato escogió entonces, muy acertadamente, imitar el estilo de Henry Mancini.

De Toshiro Mifune no tengo nada que añadir sobre su reconocida gran calidad interpretativa, tan solo señalar que en este tipo de películas representó para Akira Kurosawa lo que John Wayne para John Ford.
Juan Ignacio
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7
16 de febrero de 2018
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En primer lugar: Si estamos ante una película de producción egipcia, francesa, alemana y emiratense, cuya acción transcurre en El Cairo, con todos sus protagonistas egipcios, rodada íntegramente en árabe, ¿por qué se titula en inglés en España?

Julio de 2013, El Cairo. Tras ser derrocado el presidente egipcio, Mohamed Morsi, por un golpe de Estado encabezado por Abdul Fatah al-Sisi, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Egipto, las violentas manifestaciones a favor y en contra del presidente caído se siguen produciendo. La acción se centra en el interior de un furgón policial donde seguidores del ejército y de los Hermanos Musulmanes, partido de Mohamed Morsi, son introducidos con brusquedad. El tráfico se mantiene cortado, el calor dentro del vehículo es excesivo, la situación en el exterior de extrema violencia, y con ese panorama tienen que cohabitar en tan reducido espacio casi una veintena de personas de uno y otro signo.

Torbellino de emociones las que viven sin descanso los ocupantes de dicho furgón policial ocasionado por los dramáticos y trágicos hechos que a su alrededor les acompañan. Todo ello está perfectamente rodado, siempre desde el reducido habitáculo donde se encuentran detenidos, con su encuadre preciso en cada momento, logrando una atmósfera claustrofóbica y de tensión constante, pero muy medida, aflojando de vez en cuando con un humor nacido de la propia angustia existente.

Mohamed Diab es el director y firma el guion junto a su hermano Khaled. Es en la dirección donde se encuentra la mayor virtud de esta obra, así como en el montaje de Ahmed Hafez; destacando igualmente los efectos visuales y de sonido. La interpretación resulta convincente (aunque el rodaje tan solo duró 26 días, Diab había ensayado con los actores durante 6 meses). El guion, sin embargo, no está a la altura de lo anterior, quizá porque el propio director busca primar las sensaciones con las que sin descanso deslumbra al espectador, al análisis crítico que este pueda hacer del fondo de la caótica situación que se le presenta.
Juan Ignacio
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7
24 de enero de 2018
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Vincent Mackenna es un hombre jubilado, gruñón, que vive tranquilamente en su casita del neoyorquino barrio de Brooklyn. Tiene deudas (su mujer, Sandy, padece alzheimer, y Vincent la tiene internada en una residencia de lujo) y sus únicas actividades son el bar, el hipódromo y el club de striptease donde trabaja Daka, una prostituta rusa, ahora embarazada, que es su única amiga. Su rutina habitual se verá alterada con la llegada a la casa de al lado de Maggie, una mujer divorciada que tiene que trabajar muchas horas al día, y su hijo, Oliver, de unos 12 años.

Comedia con tintes dramáticos, muy sentimental, situaciones ya vistas y previsibles, pero que sorprende, y con bastante agrado, por la perfecta composición de todos los personajes, la precisa conjunción entre ellos, las jocosas y tiernas situaciones que se van sucediendo, por sus brillantes diálogos, dinamismo, por no dejar al espectador dejar de disfrutar a cada instante. El novel Theodore Melfi firma tanto el guion como la dirección; y la excelente interpretación de sus cuatro artistas protagonistas, lo que dice mucho a favor de Melfi también como director de actores, es otro motivo más que hace que este producto sea altamente recomendable.

Un producto para la diversión, sí, un cuento si se quiere, puro entretenimiento, sensiblero; pero muy bien hecho, sin ningún error, y donde, de principio a fin, todo encaja a la perfección.
Juan Ignacio
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7
3 de diciembre de 2017
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La joven médico, Jenny Davin, pasa consulta en un pequeño ambulatorio de una población muy próxima a Lieja. Una tarde alguien llama a la puerta, pero no va a abrir ni deja a su compañero, un médico en prácticas, que lo haga; pasaba una hora del horario establecido de apertura y ella tenía que ir a una fiesta de bienvenida que su nuevo centro de trabajo, un hospital privado, iba a dar en su honor. Al día siguiente una mujer inmigrante africana aparece muerta en las cercanías del consultorio, y por la grabación de la cámara de seguridad de este se descubre que es la misma persona que llamó y no fue abierta. Davin siente remordimiento por lo sucedido y comienza a investigar por su cuenta, tras rechazar su nuevo trabajo, para tratar de descubrir la identidad de la fallecida, de raza negra, quien no llevaba ningún tipo de documentación encima, ya que la policía parece no tomarse muchas molestias en ello.

Cine social de los hermanos Dardenne, un tipo de cine que si bien nunca ha proliferado mucho ahora lo hace menos, y no porque no sea necesario. Jean-Pierre y Luc Dardenne lo abordan desde una sobriedad absoluta, tanto en el guion como en la dirección, no queriendo distraer al espectador con nada que le haga evadirse, ni un tanto siquiera, de la realidad agobiante que quieren transmitir, en este caso la angustia de la protagonista por descubrir la identidad de la mujer fallecida que estaría viva si hubiese atendido su llamada. Para ello los directores belgas se valen de una narración en la que la cámara se sitúa muy cerca de los actores, utilizando casi siempre el primer y medio plano, así como el plano secuencia, recursos ambos muy efectivos para no dejar de captar la atención del público, pero que también puede resultar algo cansado para este al perderse dinamismo, aunque en esta película, que posee cierta parte de intriga, no creo que sea algo que reprochar; es cierto que todo es plano secuencia, pero estas son cortas, lo que da una sensación de montaje cuando en realidad este no existe.

Por encima de lo anterior está la importancia del núcleo de la historia que se nos cuenta, no tanto por el sentimiento de culpa de la protagonista como por la relevancia que se da a una persona que, por el hecho de serlo, no merece ser sepultada en total anonimato, como si no hubiese existido y, sobre todo, como si no tuviese quien la fuera a echar en falta. Crítica, por tanto, al desprecio social que en la vieja Europa el inmigrante pobre suscita.

Buena película, en definitiva, muy bien interpretada por Adèle Haenel, a la que quizá le sobre el personaje del médico en prácticas, Julien, su historia personal que, aunque breve, no aporta nada, sino que parece un añadido artificial y, en cierto modo, melodramático.
Juan Ignacio
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