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Críticas de Daniel Valcarce
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Críticas 50
Críticas ordenadas por utilidad
8
8 de junio de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mike Nichols fue uno de los directores más destacados del Hollywood reciente. Debutó en el cine en 1966 con el matrimonio Richard Burton y Elizabeth Taylor en “Quien teme a Virginia Woolf” y descubrió a Dustin Hoffman en la premiadísima “El Graduado” en 1967. Desde entonces y a lo largo de cinco décadas trabajó con grandes estrellas de su entorno como Jack Nicholson, Meryl Streep, Michelle Pfeiffer, y Harrison Ford en inteligentes dramas y comedias. Al ser un director que venía del mundo teatral, supo siempre sacar lo mejor de sus actores y actrices, y éste es precisamente el caso de “Silkwood” (1983) donde no sólo llevó a Meryl Streep a una de las más celebradas actuaciones de su vida, sino que también brindó a Cher y a Kurt Russell la oportunidad de brillar en roles serios. La película obtuvo 5 nominaciones al Oscar incluyendo mejor actriz, actriz secundaria, dirección, guion y edición.

“Silkwood” cuenta una historia real y forma parte de un pequeño abanico de películas a fines de los 70 y principios de los 80 que exponen el peligro de la radiación nuclear. En plena expansión de plantas nucleares en Estados Unidos, el cine desarrolló historias de hombres y mujeres afectados por la contaminación, o bien enfrentados al dilema de tener que exponer la falta de seguridad en sus lugares de trabajo. La más famosa de estas películas fue sin duda “El Síndrome de China” (1979) protagonizada por Jack Lemmon, Jane Fonda y un muy joven Michael Douglas, quien por ese entonces era también productor y logró llevarla hasta el Festival de Cannes donde la película ganó el premio al mejor actor para el gran Jack Lemmon. De alguna manera “Silkwood” quiso ser la versión feminista de “El Síndrome de China”, con una Meryl Streep trabajadora sindicalista de una central nuclear, quien junto a su novio y su mejor amiga, recoge pruebas para demostrar la ineficacia de las medidas de seguridad de la planta donde trabaja, enemistándola con sus compañeros y con los directivos, y llevándola hacia un peligroso e incierto destino.

“Silkwood” fue mundialmente aclamada por la crítica y tuvo un poderoso éxito de público; aparte de sus nominaciones al Oscar fue también nominada a 2 premios Bafta y a 5 Globos de Oro, consiguiendo el premio para Cher. Escrita por dos famosas guionistas quienes investigaron acuciosamente la vida de la verdadera Karen Silkwood y su desenlace, la película también destaca por haber ganado ante la corte suprema de Estados Unidos el derecho de los cineastas a tener protección de sus fuentes confidenciales, algo que hasta entonces era posible sólo para los periodistas.

Texto: Daniel Valcarce
Daniel Valcarce
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9
8 de abril de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bautizada en hispanoamerica como El Sabor de la Vida y también como A Fuego Lento, la última película de la gran Juliette Binoche se llama originalmente en francés La pasión de Dodin Bouffant. Este parece ser un mucho mejor título ya que alude precisamente a la pasión de un hombre catalogado como el mejor cocinero de Francia, quien no sólo quiere lograr la perfección en su oficio, sino que también quiere expresar a través de la cocina el inmenso amor que siente por Eugenie, la mujer que lo ha acompañado toda su vida en la creación de los más exquisitos y exigentes platos. Ganadora del premio al mejor director el año pasado en Cannes y sostenida en dos grandes actuaciones que se entregan por completo a la seducción del arte culinario, esta nueva película de Tran Anh Hung intentó llegar al Oscar compitiendo por Francia, pero claro fue opacada por las otras grandes candidatas. Sin embargo, con sus impresionantes escenas llenas de cálidos colores e irresistibles aromas, no sólo se mete profundo en el misterio de la cocina y en los sentimientos de los personajes, sino que te hace cómplice de su pasión.
Daniel Valcarce
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9
4 de enero de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El aporte del director australiano Peter Weir al cine norteamericano de los 80 se vio reflejado en producciones exitosas como “Testigo en Peligro”(1986) y “La Sociedad de los Poetas Muertos”(1989), sin embargo con la complicada filmación de “La Costa Mosquito”, adaptada de la poderosa novela del escritor norteamericano Paul Theroux, y en un tono mucho más personal y existencial y menos comercial que el cine más característico de los 80, los resultados de público y crítica fueron más bien negativos al momento de su estreno. Con el paso del tiempo, “La Costa Mosquito” adquiriría un valor negado por décadas convirtiéndose así en una película de culto.

Con un inteligente guion a manos del no menos famoso escritor y director Paul Schrader y siguiendo su conocida fórmula del protagonista motivado por la obsesión autodestructiva que lo llevará a una especie de sacrificio redentor, “La Costa Mosquito” desarrolla una alegoría distópica que la convirtió en tal vez una de las películas más anti americanas de su tiempo. En pleno apogeo de la bullante economía de Wall Street y la moral conservadora de la administración Reagan, el protagonista de “La Costa Mosquito”, con sus obsesivas convicciones de querer trasladarse a una tierra virgen y escribir una nueva historia para él y su familia, representa una solitaria bandera de lucha arremetiendo contra todo un sistema establecido. Como todo buen film con el sello de Weir, el choque de dos mundos opuestos es un aspecto que se superpone a los personajes, cubriéndolos como una especie de microclima que abrazará y nublará la claridad de sus acciones y donde además y al igual que en otras películas ochenteras de Weir, como “Testigo en Peligro” o “La Sociedad de los Poetas Muertos”, hay una gran importancia en la relación entre un niño y un adulto que representa la figura del padre. En el caso de “La Costa Mosquito”, la construcción del personaje adulto protagonista es entregada al espectador a través de los ojos de su propio hijo, quien en la medida que vive su proceso de transición de niño a adolescente, ve como aceleradamente se van desmoronando los sueños de su padre, encarnando de esta forma a una figura adolescente desencantada y sin esperanzas en el otrora sueño americano.

Originalmente concebida como una película donde Harrison Ford llenaría las salas, la cinta fue contrariamente un fracaso de público, sin embargo hoy considerada como uno de los roles dramáticos más sólidos y logrados del taquillero actor. Al mismo tiempo, el joven River Phoenix en el rol del hijo y en ese entonces con solo 16 años entregó lo que hoy se considera como una de sus mejores interpretaciones ochenteras.

Texto: Daniel Valcarce
Daniel Valcarce
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10
7 de agosto de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El debut de Robert Redford como director en 1980 dejó claro que su sensibilidad actoral le serviría a la hora de conectarse con el aclamadísimo elenco protagonista de este drama familiar. La película nominada a 6 premios Oscar, no solo ganó 4 de ellos incluyendo mejor director, película, guion y actor secundario para Timothy Hutton con solo 19 años, sino que también conquistó 5 Globos de Oro, 2 Bafta, varios premios de la crítica especializada, y un sinfín de elogios que la calificaron como “magistral”. Redford, con 8 películas más como director, no ha vuelto a lograr el impacto de su brillante y aplaudido debut. “Gente Como Uno”, basada en la novela juvenil de Judith Guest, sigue siendo su más importante película y una de las más sólidas en la representación familiar norteamericana del cine de los ‘80.

La historia, enfocada principalmente en Conrad, un adolescente atormentado por la culpa generada a raíz de un trágico accidente, es una de las pocas que retrata con amargura y profundidad el fracaso del sueño americano de principios de esta década. Conrad en su búsqueda del amor maternal negado y el amor paternal redescubierto, representa una generación de desencanto juvenil que con el tiempo vendría a fijar el modelo a seguir de muchas películas más. La cinta es también una de las pocas de los ‘80 que logra humanizar la figura del psiquiatra, tantas veces demonizada o demasiado romantizada por el cine; logrando una química entre terapeuta y paciente pocas veces vista y claramente simbólica de esa incipiente confianza ochentera en los beneficios de la nueva psicología. Las heridas familiares retratadas en “Gente Corriente” hablan del inicio de una década que estará marcada por las apariencias y el materialismo, tan propios del modelo económico social norteamericano.

En un año 1980 de poderosas películas a cargo de grandes directores como “Toro Salvaje” de Martin Scorsese, “El Hombre Elefante” de David Lynch, "Tess" de Roman Polanski y “El Resplandor” de Stanley Kubrick, “Gente Como Uno” supo encontrar un merecido lugar en la historia. Con una acertada fotografía otoñal-invernal de los suburbios de Chicago, y una banda sonora intimista y marcada por el conocido Canon en Re Mayor de Johann Pachelbel, la cinta será siempre recordada como un conmovedor retrato familiar norteamericano que lentamente se desmorona en silencio, al igual que sus personajes.

Texto: Daniel Valcarce
Daniel Valcarce
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9
7 de agosto de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Hughes fue un director y guionista que en los 80 brilló por sus películas de adolescencia, las que fueron clave a la hora de aportar al estereotipo adolescente ochentero y de clase media, definido en cintas dirigidas por él como “16 Velas”(1984), “El club de los Cinco”(1985) “Ciencia Loca”(1985) y “Todo en un Día”(1986), y en otras escritas por él como “La Chica de Rosa”(1986) y “Alguien Maravilloso”(1987). Junto a su trabajo ochentero en el terreno adolescente, Hughes fue para Hollywood garantía de éxito de taquilla familiar en los 90 con los guiones de “Mi Pobre Angelito”(1990), “Beethoven”(1992), “Daniel el Travieso”(1993) y “101 Dálmatas”(1996) por citar algunos ejemplos. Su temprana muerte en el año 2009 fue una amarga noticia para el cine norteamericano y fue así como en los premios Oscar del año 2010, actores y actrices que gracias a él conocieron la fama en plena adolescencia, destacaron su legado fílmico en un sentido y hermoso homenaje.

“El club de los Cinco” es una pieza clave dentro de la filmografía de Hughes. Sus protagonistas, cinco estudiantes adolescentes que son castigados a pasar un sábado en la biblioteca del colegio para escribir un ensayo reflexivo, se convirtieron en verdaderos íconos para los adolescentes ochenteros. Junto con formar parte de un grupo de películas que definieron una moda de apatía y rebeldía, “El Club de los Cinco” también fue una especie de himno a la búsqueda de la identidad ya que en la película los personajes son retratados en una edición pausada, en secuencias que parecen alargarse y buscar su propio ritmo entre los escritorios y los libros de la biblioteca. El director privilegia las miradas, los gestos, y a veces los silencios, e introduce una banda sonora que con el paso de los años ha dado a la película un merecido status “de culto”. Recientemente “El Club de los Cinco” fue catalogada por la crítica mundial como una de las películas juveniles más importantes de la historia, y sorprendentemente en 2016 pasó a formar parte del selecto Registro Nacional del Cine de la Biblioteca del Congreso Norteamericano; galardón que obtienen solo determinados filmes por su aporte “histórico, cultural o estético”.

Finalmente cabe destacar que la representatividad de “El Club de los Cinco” en la identidad adolescente de los 80 tuvo mucho que ver con su elenco, ya que todos fueron parte del “BratPack”; una veintena de actores y actrices que encarnaron roles juveniles en diversas películas para el público adolescente. De todas estas figuras el nombre de Molly Ringwald fue tal vez el más icónico del grupo, siendo la única que a los 17 años en 1986 fue portada de la influyente revista “Time” acompañando la frase “Acaso no es dulce?”

Texto: Daniel Valcarce
Daniel Valcarce
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