Es una película entretenida con idas y vueltas, un asesinato mafioso por parte de la NSA (National Security Agency), persecuciones a toda velocidad, mujeres esbeltas y todo lo ya conocido; pero además es muy valorable lo premonitorio de la misma, ya que pone, de manera hollywoodense (claro esta), el tema de la ley de seguridad interior, de la vigilancia exhaustiva de todos los ciudadanos de Estados Unidos. Después de los autoatentados del 2001 el gobierno norteamericano (Pentágono, CIA y otras), las agencias privadas de seguridad (NSA y otras) tienen la excusa perfecta para sospechar de todos: la ley llamada Acta Patriótica aprobada después de los atentados, pero planeada mucho antes de los mismos, es el caballito de batallas en el súmmum del control de las personas.

Esta animación, técnicamente muy bien lograda por cierto, no hace más que sumar elemento tras elemento de violencia y vértigo, más parecida a la tercera parte de Matrix que de otra cosa. No hay filosofía alguna, no hay nada más que objetos visuales estéticamente manejados.