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Críticas de Juan Ignacio
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Críticas 414
Críticas ordenadas por utilidad
8
31 de marzo de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Villa Biondi, un internado psiquiátrico en las proximidades de Pistoia, en la región de Toscana, se encuentra recluida Beatrice, una enferma que se cree una gran señora, una mujer que no para de hablar. Un día llega Donatella, bastante más joven que Beatrice, y de un estrato social inferior, muy reservada, y con claros síntomas de padecer una depresión mayor, algo que confirmará ella misma más tarde; el duro tratamiento al que está siendo sometida influye en esa actitud pasiva que muestra la joven. A pesar de ser tan distintas Beatrice toma, de alguna manera, bajo su amparo a Donatella, desde luego no hay ninguna otra interna que aguante las largas peroratas de la primera sin rechistar ni marcharse. Ambas, Donatella lo tenía más fácil que Beatrice, son incluidas un día para trabajar, siguiendo una estrategia terapéutica, en un vivero cercano; a la hora de regresar Beatrice escapa subiéndose al primer autobús que pasa y Donatella la sigue. A partir de ahí todo será seguir su aventura de fugadas en las que ambas se reencontrarán con sus pasados anteriores a sus respectivas enfermedades, siendo, alguno de ellos, causa de estas.

Paolo Virzì dirige de manera trepidante esta historia salida de un guion escrito por él mismo y la reconocida guionista Francesca Archibugi. La gran velocidad de palabra y de acción del personaje de Beatrice es como si hiciera que la dirección tomara el mismo ritmo, ello, sin duda, no supone una relación causa efecto, pero sí resulta aprovechado por Virzì para dotar de gran dinamismo a su filmación, haciendo que el espectador no disponga de tiempo para reflexionar sobre lo que está viendo y tan solo sienta las emociones que lo visto le hayan hecho percibir. Es de agradecer, desde la butaca de patio, que por una vez, pues no es nada habitual, se te haga sentir sin tener que reflexionar ni juzgar sobre aquello que estás presenciando en la pantalla, para eso ya habrá tiempo a la salida del cine.

Con un tono de comedia se nos habla del drama de dos mujeres, casos muy duros, en el de Beatrice parece haberle costado la razón, aunque nadie puede asegurar eso; sabremos que tenía un buen matrimonio, una bonísima posición económica y que lo dejó todo por otro hombre que, desde luego, no la correspondió y la hizo quedar desamparada; en su caso no hay culpables ni inocentes, al menos diferenciados, ella sufrió, sigue sufriendo, y también hizo sufrir. Donatella, por su parte, no ha perdido la razón, sino todo lo contrario, la excesiva racionalización de su desgraciada vida la ha llevado a sumirse en la gran depresión que padece. Triste realidad de ambas, esperanza en un caso, y la certeza del amparo que han encontrado la una en la otra.

Por último mencionar las magistrales interpretaciones de las dos protagonistas, la película sería muy distinta sin los enormes trabajos de Valeria Bruni Tedeschi en el papel de Beatrice, y el de Micaela Ramazzotti en el de Donatella. El resultado de este largometraje espléndido se debe a ellas, sin esas actuaciones el notable quehacer de guion y dirección hubiese quedado desdibujado, incluso, tal vez, ridículo.
Juan Ignacio
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7
20 de noviembre de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Milena, una ama de casa que ha cumplido los 50 hace poco, de firmes convicciones religiosas, vive apaciblemente junto a su esposo, Vlada, constructor, en una zona residencial perteneciente a la clase alta, no lejos de Belgrado. Tiene tres hijos, pero con el matrimonio solo continúa viviendo la menor, Katerina, adolescente. Esa vida plácida de Milena cambiará cuando la detectan un cáncer de mama; al tiempo, descubre, al ver un vídeo casero, que su marido, durante la guerra civil, cometió crímenes de guerra.

Mirjana Karanovic, actriz muy célebre en su país desde hace más de 30 años (con Emir Kusturica trabajó en 'Papá está en viaje de negocios', 'Underground' y 'La vida es un milagro'), se estrena como directora con esta película, de la que también es coguionista, y lo hace de manera notable, con una dirección lineal y buen pulso. A pesar del drama que contiene el núcleo de esta obra, Karanovic nos la presenta en un tono costumbrista, reuniones de familia, con amistades, visitas a los hijos que viven independientes, participación en el coro femenino aficionado, problemas, y tragedias, de amigos y vecinos, los propios con su esposo e hijos.., si bien con la presencia permanente de su protagonista viviendo su doble drama, quien aceptará con resignación y valentía su enfermedad, y el enfrentarse a lo que esta le va a suponer; y, por otra parte, tomando una decisión valiente, conforme a la moral y a sus creencias, en relación a su marido, a sabiendas de que ello le va a llevar a una indeseada soledad cuando más necesitada va a estar de compañía y ayuda.
Juan Ignacio
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6
17 de noviembre de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un guerrero, una mujer joven y una niña de nueve años, los tres tamiles, de Sri Lanka, sin ningún parentesco entre ellos, darán el salto a Europa, de una manera que no se explica bien y muy poco veraz; en concreto a un suburbio de París, desde un campo de refugiados del sur de India. La especie de gueto donde son alojados, entre otros seres tan desclasados como ellos, indicará que nada bueno les puede esperar en su nueva experiencia de vida, a pesar de sus esfuerzos porque así sea o de huir.

Jacques Audiard nos sumerge en un inframundo de refugiados en Europa, trata de contarnos muchas cosas, en las que la violencia está siempre presente, en lo referente a historias personales de los protagonistas, así como del duro entorno en el que viven, pero lo hace de una manera bastante imprecisa, como si en vez de un pincel utilizase una brocha, hasta tal punto que el único personaje medianamente perfilado es el del ex guerrero, pues desconoceremos, de los otros dos, todo de ellas, salvo que la mujer tiene una prima en Inglaterra y que la niña, huérfana, estaba al cuidado de una tía en el campo de refugiados.

En resumen, un buen argumento, pero un guion muy discreto, con una dirección muy mejorable, las elipsis son muy bruscas, demasiado abstractas, el espectador tiene que hacer un buen ejercicio de imaginación para dejar compuesta la totalidad de la exposición, pues hay incluso pasajes en los que parece que el metraje se ha cortado, dada la falta de explicación o final de lo empezado a narrar. Lo mejor de esta película, a mi parecer, son las interpretaciones, llenas de gran naturalidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Ignacio
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10
29 de mayo de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera película de la trilogía sobre el sentido de la vida en la que su director y guionista, Roy Andersson, tratando la realidad desde el punto de vista del absurdo, de lo grotesco, nos muestra de forma inmejorable el dolor, la inanidad y la miseria de la existencia humana, en la llamada civilización occidental, al término del segundo milenio.

Sobriedad, nada exenta de dificultad, en la dirección del director sueco, así como en la composición de las imágenes y los caricaturescos personajes, todos interpretados con total ausencia de efectos de cara a la galería y sí con reducido número de gestos, lo que le da a la historia e intrahistorias que se nos muestran absoluta verosimilitud dentro del absurdo, surrealista y onírico, a la vez que real, mundo expuesto.

La apagada y gris luz con que se rueda ayuda en gran manera a crear el ambiente en que se sumerge al espectador.
Juan Ignacio
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10
13 de diciembre de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
1932, en algún lugar de la costa californiana, en plena Gran Depresión, se celebra uno de los habituales, por esa época, maratones de baile. A ellos acuden parejas participantes muy necesitadas de dinero, si no llegan a obtener el premio (1500 dólares en el caso que nos ocupa) al menos recibirán la comida durante el tiempo que estén concursando y, si realizan algún número artístico de cara al público, pueden recoger las monedas que éste les tire, incluso, si llegan a participar durante un tiempo considerable, pueden ser patrocinados por algún empresario local del que lucirán su ropa con su nombre. La lucha será a muerte o, al menos, hasta la extenuación. La acción se centra en cuatro parejas y en el organizador y presentador del evento.

En esta película se nos describe perfectamente la necesidad que pasó una buena parte de la población estadounidense en la época de la Gran Depresión, materializada en los personajes de esos bailarines sometidos a la dureza casi inhumana de ese concurso de resistencia. La bajeza moral de quien juega con sus ilusiones basadas en su necesidad perentoria de subsistir, la miseria en que algunos de ellos mismos llegan a caer por pura necesidad y hasta el final del ser humano no dispuesto a sufrir más o incapaz de hacerlo; todo ello queda soberbiamente reflejado aquí.

Sydney Pollack, basándose en la novela homónima, 'They shoot horses, don't they?' (título en inglés de la película) realiza un magistral ejercicio de dirección en el que además de maravillosos travellings utiliza el poco habitual, por entonces, flashforward (escenas del futuro de la narración). Es curioso resaltar que esta película, con nueve nominaciones a los oscars, no fuera aspirante a tal premio en el apartado de mejor película aun siéndolo en el de mejor dirección y mejor guion adaptado.
Juan Ignacio
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