Fue el titulo de esta película lo que me motivó a verla. “Historias mínimas”, es quizás como se han denominado o como percibo las historias de vida de personajes, que sin ser majestuosas o deslumbrantes, se presentan como aquellas que se suceden en el trascurrir del tiempo para nosotros “peregrinos” de la vida, pero no cualquier historia, solo aquella que nos da ese sentimiento de grandeza, producto de las cosas más simples, que irónicamente se traducen en los sueños y la esperanza… lo que nos mueve a vivir o a mirar en retrospectiva nuestro propio relato con gratitud. Así, que me dije esta es mi película. Y definitivamente “historias mínimas” no me defraudó, aquí se encuentran las historias de vida no solo de sus tres protagonistas (pilares de la historia), sino de todo su entorno, personas y paisajes que también nos cuentan pequeños relatos en este viaje de carretera. Sus protagonistas, tienen su historia del presente: don Justo, un abuelito que busca reconciliarse con su pasado (mi cuento favorito), Roberto, un hombre maduro que quiere alcanzar el amor, y María Flórez una mujer sencilla y humilde que no sabe cuán bonita es y que quizás su sueño no sea el de ganar sino el de participar. Irónicamente, los tres comparten un espacio, pero parecen desconocerse, pero tienen en común la esperanza, la soledad y la ruta de viaje. Pero la marcha de estos personajes, está acompañada por personas que “llenan y animan el entorno” (cómo la vida misma no? ó al menos como la ven nuestros ojos presumidos, donde los protagonistas de nuestra historia pues somos nosotros mismos), pero estos personajes están recreados en esta cinta de forma muy particular, más que natural es como recordamos a los personajes con los que compartimos un fragmento de la vida, del día, de la hora…unos pocos segundos. No sé, estos personajes del entorno fueron animados con gran simpleza y maestría; timidez, una tibia sonrisa, con lenguaje propio pero claro y diciendo “yo también tengo algo para contar”. Todos estos momentos y paisajes se me hacen familiares, y es que la ambientación hace que así se sienta, así sea en la Patagonia (a propósito bellas imágenes), en Argentina, todo es muy propio, quizás porque todos nos encontramos con esos mismos sentimientos, personajes y todos tenemos una historia mínima que compartir.
Historias mínimas es una película que la hace grande su minimalismo pero solo de forma, porque es una película que no te va a hacer reír (no entiendo porque dice genero comedia), no te va a hacer llorar, no es la historia más bella de amor nunca antes contada, pero al terminarla de ver, uno se queda con un sentimiento bonito en el pecho, quizás reconfortante, quizás de gratitud, un poco nostálgico pero lleno de esperanza. Personalmente la recomiendo.

Sin hacer mención de la sinopsis, pienso que si bien esta da un resumen de la película, en contenido y fondo se queda corta. Hacer un resumen, dar una idea acerca del film podría terminar en un brochazo que borre el interés hacia la película, pasando por alto esos detalles que son los que la enriquecen. Sin embargo, sí quisiera comentar algunas impresiones personales. A mi juicio es un film, sencillo, sin pretensiones ni derroche en diálogos, actuación e imágenes “todo finamente en su puesto” sin extravagancias; que nos hace visitar lugares y sensaciones comunes. Buen ritmo de narración. Las personificaciones de todos los actores son creíbles. Considero que sí bien se sitúa en una mujer pasada de 30, esta historia nos muestra los diferentes matices de lo que llamamos “felicidad”, o de lo que nos han enseñado que es felicidad, y que es lo que debemos alcanzar!. Así, al contemplar a Nora, vemos una necesidad de amar a otra persona y ser correspondido para ser FELIZ, y a mi juicio no es solo la presión de su madre la que impone ese modelo, también de su mejor amiga quien como contrario sí está casada. Pero al tener estas dos opciones juntas, se plantean dos preguntas: donde está la felicidad?, quien es feliz, o más feliz?. Pero la película también y casi de forma recalcitrante da la repuesta en diálogos y con el desarrollo de la historia: no deberíamos preocuparnos todos por ser felices con nosotros mismos, como primero? (otra pregunta). Creo que la película deja claro estos cuestionamientos o más bien críticas a lo que creemos como felicidad, en como la sociedad y la cultura han montado este paradigma, y como se ha dejado a un lado el amor y desarrollo personal. Claro, pero sin caer en el egoísmo…..la película termina como el mejor cuento de hadas, sin caer en lo ridículo. No le dí mejor calificación, pues lo que sí me pareció es que había la posibilidad de argumentar mejor el papel de Julian, lo digo como apreciación personal, pues me quedó la sensación de que él tenía algo más para decir o contar.
Buena pelicula, recomendable.

De un centro de rehabilitación para personas con trastornos de memoria es de lo que se vale Zabou Breitman para dar inicio a “acordarse de cosas bellas”, con la clara intención de mostrarnos las historias de vida, quizás perdidas por la partida de la memoria. Pero ella hace especial atención en Claire, una mujer de 32 años que al parecer desarrolla pérdida de memoria por un accidente, más adelante entenderemos que se trata de Alzheimer, síndrome que también padeció su madre.
Con el avance de la historia y la memoria intermitente de Claire, confluirán las diferentes historias de otros pacientes con diversos orígenes pero comparten el mismo llamado urgente: “La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados” (Jean Paul).
En el centro de rehabilitación, la historia se hace lenta y es donde Cleire conoce el amor de su vida… y es que el amor no reside en el olvido. En este punto, los intentos por hacer humor son fallidos, y la intención de cuestionar la memoria y el cuidado por parte de los psicólogos, terapeutas y doctores más que desafortunados, le quita coherencia y contundencia al drama. De otro lado, es difícil juzgar la interpretación de Isabel Carré (Cleire), tiene momentos muy diversos y es el personaje que lógicamente evoluciona más, ya que es un personaje que quizás por mostrar muchos sentimientos quedó mal estructurado, la directora no logra hacer que entendamos a Cleire. Cleire se la pasa entre la futilidad, la tierna sonrisa, la inocencia, la excitación y el silencio total, de una forma incoherente y que quizás te deja algo indiferente. La historia de amor es difícil sentir. Sin embargo, algo de especial atención y que hace que la película merezca ser vista, es que no conforme con poner al espectador a presenciar el sufrimiento de Alzheimer por parte del paciente y de sus seres queridos, la directora hace una apuesta atrevida, al ponernos en los zapatos de Cleire, de cómo se empieza a ver, entender y sentir el mundo a través del olvido. Este es el valor agregado de la película, sin embargo esta te deja algo indiferente, distante, no te despierta cariño o intensas emociones, pero tampoco es un lacrimógeno.
Las comparaciones son odiosas, pero sí de tratar la realidad de personas con el síndrome de Alzheimer y de sus seres queridos, con un gran amor de por medio, me gusta más “un momento para recordar” (2004), de John H. Lee.

Del mismo director de “diarios de motocicleta”, es esta historia que se desarrolla en Brasil a principios del siglo pasado. “Abril despezado”, es un titulo que ya dice mucho de la historia. En ese abril del 1910, se conjugan la eterna venganza (sin ninguna vencida o más bien, las dos familias tienen todas las batallas perdidas) de dos familias de un pueblo que queda quizás en ninguna parte. Los elementos a generar el verbo “vengar”, son dos familias (una en mejor posición que la otra) que desde generaciones atrás, han venido disputando de forma violenta el territorio, pagando con la vida de uno primogénitos de cada una…como si se rotaran el turno. Ya la tensión es tal y se ha escrito tal historia de confrontación y violencia, que el pagar con la vida, dar un hijo para que vaya al matadero como un cordero es cuestión de honor. Como al mejor estilo de Shakespeare, o de cualquier contexto latinoamericano (o bueno, hasta en cualquier espacio geográfico mundial, pues “por ahí” hay otras invasiones bárbaras), la historia nos ubica en ese abril de 1910, cuando tras la muerte de su hermano, Tonio debe vengarse de esta familia (la que tiene más poder) culpable de su muerte….pero ya, una vez la venganza la sentencia está dada como “crónica de una muerte anunciada”, salvo que el hermano vengador sabe la fecha de su muerte, y debe asumirlo para no deshonrar a su familia, por lo cual se queda en el sitio, su hermano menor, “Pacu” es quien contará la historia.
A mitad de película me preguntaba ¿cómo es que se dan estos cambios de tradiciones, de valores en la familia (los más arraigados), hasta tal punto que hoy no veamos este “ideal” de honor, donde el orgullo tiene el valor de la vida? (bueno, un poco ingenuo pensar que las cosas han cambiado mucho). La respuesta me la dio inmediatamente Pacu, un niño que aún no tiene nombre y no sabe leer ni escribir. Pero lo que sí sabía Pacu, era la historia de muerte, también sabía cuánto quería a su hermano, por lo cual gesta el cambio de dirección de esta historia que pareciera condenada a repetirse (por ahí dicen, que “quien no conoce su historia está condenado a repetirla”). Pacu, representa el cambio de pensamiento y de valores en esa generación, y los hace acción. Este niño, con su lenguaje propio de ingenuidad, de imaginación, recrea ese cuento de fantasía que ha leído por los dibujos, ese mismo cuento que le regala esa sirena de magia y ese cirquero.
...sigo en el spoiler...

“Amanece que no es poco” es un film, que se desarrolla en un pueblo tan aburrido como surrealista. Tan aburrido que ya el intelecto es monótono, es costumbre, sus habitantes buscan la construcción de su sociedad a través del juego de roles, claro, utilizando como medio la democracia. Así, en este espacio concurren una seria de situaciones algunas enmarcadas en el surrealismo, otras divertidas (no de forma absurda, pero sí ingenua), algunas creativas. Sin embargo, dichas situaciones caen en ser solo una serie de gags, pues por más que se espere, que se busque una relación entre ellas o un relato, no existe. La película se pierde así por falta de argumento. Sin caer en tibiezas, la película no es mala, pero pienso que el disfrutarla sí está sujeta al gusto e interés del espectador, sí es ingeniosa, puede sacar risas sin ser extremadamente divertida, no incomoda….Conclusión: pasable.