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España España · GUADALAJARA
Críticas de CALIGVM
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Críticas 45
Críticas ordenadas por utilidad
9
21 de marzo de 2006
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película inolvidable. Inteligente. Entretenida... Cualquier calificativo es poco. Y todo esto no sólo por abordar el problema del racismo en una sociedad intolerante, sino por la preciosa e intimista historia paralela que nos regalan los hijos del protagonista. Estos niños consiguen trasladarte a un mundo que ya no existe, repleto de matices oscuros y desconocidos, donde la curiosidad y el miedo se funden en aventura única que forja el conocimiento futuro. Nunca he visto mejor representado el calor del hogar, la expansión de la mente de los niños, los temores infantiles, pero sobre todo el deseo de traspasar lo establecido para descubrir lo que está más allá de las líneas trazadas por los mayores... En cualquier escena, estos niños roban la mirada de la cámara, nos transmiten un cúmulo de sensaciones increíbles que casi podemos experimentar como si estuviésemos a su lado, como si fuésemos sus mejores amigos.

Esta historia parece un cuento porque nos enseña y nos emociona y porque nos transmite los valores humanos más básicos, que son esos que a los niños les nacen sin pensar. Es el ejemplo claro de cómo a raíz de los acontecimientos vividos, y el inigualable soporte de la figura paterna, se forman las personas de verdad. Y en este sentido Gregory Peck está inconmensurable. Una de las mejores interpretaciones que he podido ver en la gran pantalla, mostrándonos con un realismo insuperable que la figura casi utópica de lo que entendemos por un padre puede ser posible para un hijo.

Una película básica porque nos recuerda con nostalgia que una vez fuimos niños, niños curiosos e inquietos que jugábamos en el umbral de lo prohibido y nos escapábamos por las noches para ver al siniestro vecino de la casa de al lado...
CALIGVM
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9
31 de octubre de 2005
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una dura película que nos muestra la atrocidad de las guerras étnicas en el continente africano y nos da cortas pinceladas de lo que realmente fue el genocidio de Ruanda donde perdieron la vida más de un millón de personas. Sin duda, la película es necesaria para acercarnos a una realidad terrible que todavía no ha finalizado en este continente, una realidad que incrementa su dosis de injusticia al mostrarnos la postura neutral de las Naciones Unidas y otros organismos de cara al conflicto.

En mi opinión, esos aspectos recubren de forma secundaria la película, ya que el argumento central está basado en la posición humanitaria que adopta el gerente del hotel, labor que recayó en el actor Don Cheadle, que ya despuntó notoriamente en su papel en la película Traffic. La bondad y la gran carga moral del personaje están reflejadas en la buenísima interpretación de este actor, que sin duda hace creíble este aspecto concreto de un conflicto de gigantescas dimensiones. Aún así, el clima de denuncia parece constante en todo el metraje al mismo tiempo que tenemos la sensación de que África está sumida en una inexistencia total de cara al resto del mundo, pues parece ser que el hecho de salvar la vida de cientos de miles de personas no responde a intereses humanitarios en ningún momento, sino a otro tipo de cuestiones que ni siquiera merecen ser nombradas aquí.

Dejando a un lado los aspectos técnicos y de montaje, la importancia de la película está en su contenido social, pues nos abre los ojos mostrando la realidad de un mundo injusto y cruel, donde el odio del ser humano es guía de los tristes destinos de millones de inocentes.
CALIGVM
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10
28 de agosto de 2005
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinión una de las películas con mayor carga narrativa del director Elia Kazan, que en esta ocasión nos muestra de forma magistral la vida extrema en los muelles de Nueva York en la década de los 50. Sin lugar a dudas, lo mejor del film es la memorable interpretación de Marlon Brando, una de las mejores de su carrera cinematográfica, pues borda el papel de perdedor perdido inmerso en un mundo autoritario donde la ley del silencio es el mandamiento supremo al que respetar incluso con la propia vida. El actor interpreta su papel de forma tan magistral que la bofetada de realidad que aporta al espectador es altísima: Un boxeador retirado obligado por las duras circunstancias de su vida personal, un pelele al que todos tienen la potestad de dominar y un botones al servicio de la mafia dictatorial de los muelles, pero que muestra con valentía y humanidad una evolución interior digna de las mejores personas presagiando un gran cambio global en su papel y en los del resto de personajes, así como en su mentalidad y condición humana en esa sociedad tan particular. Todo ello rodado en unos escenarios increíbles (brumas matinales, barcos y buques anclados, edificios sucios, calles oscuras y húmedas...), excelente fotografía y banda sonora, además de sobresalientes interpretaciones de los secundarios (especialmente la de Lee J. Cobb). Una maravillosa película que solamente pudo nacer y ser posible gracias a la unión de uno de los mejores trabajos cinematográficos de director y actor protagonista en sus respectivas trayectorias.
CALIGVM
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2
17 de febrero de 2011
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existe actualmente una hornada de directores australianos que están tratando de reactivar, a mi juicio, acertadamente, el tan castigado género del terror, pero sin olvidar sus bases más efectivas y sin perder de vista una serie de referencias de otros topics, al mismo tiempo que hacen uso de nuevos elementos que están dando origen a una serie de películas muy logradas y con una base sólida que promete no dejar de sorprendernos en los años venideros.
Estoy hablando de Steven Kastrissios, Sean Byrne, los hermanos Spierig, Christopher Smith, etc. Todos ellos han parido películas muy consistentes, historias distintas basadas en ideas arriesgadas, pero muy bien llevadas a la práctica y con buenas dosis de terror mezclado con gore y slasher de la vieja escuela (no en todos los casos). Ideas atrevidas y diría que cargadas de radicalidad, teniendo su origen, en la mayoría de los casos, en vivencias cotidianas, de las que se deriva el horror más bestia.
El caso de "Primal" no es uno de ellos. La película es una patraña mil veces vista, con una falta de ideas que verdaderamente asusta, una carencia de ritmo muy preocupante, y unas interpretaciones que pasan sobradamente de lo lamentable. Pero quizá lo más penoso que se puede apreciar en la película sea todo ese conjunto de recursos efectistas metidos con calzador para tratar de hilvanar el esbozo de una historia que intenta justificar la acción que transcurre no sé sabe dónde ni a cuento de qué (bichitos, agua contaminada, virus, monstruo con tentáculos...). En ningún momento se deja claro por qué suceden las cosas, no parecen importar demasiado los interrogantes que se planteen al ver determinadas imágenes, insisto, metidas con calzador (el típico "¿pero esto de dónde sale?", "¿cómo está eso ahí?"), ni la vergüenza ajena que se siente al escuchar esos impactantes diálogos en inglés derivados de lo que pretende ser, y desde luego no es, una situación de tensión extrema...
Me atrevería a decir que es una película para "cortos", de un director y unos productores "cortos". ¿A quién se le puede ocurrir la idea de hacer una cosa como esta? ¿Y qúién puede ser tan mendrugo de financiarla?
El género del terror da cabida a los sinsentidos más petardos que nos podamos imaginar. A las historias más efectistas e irracionales que están en la cabeza de gente como Josh Reed. Es la propia dinámica del miedo y del dinero fácil. Pero al mismo tiempo da cabida a ideas frescas y renovadoras, a historias cuyo argumento puede resultar verdaderamente escalofriante y macabro. En definitiva, a películas que nos pongan los ojos como platos y nos tensen los músculos hasta el extremo, que nos impacten con ideas sangrientas e historias que nos dejen con la boca abierta. Dicho de otro modo, que nos hagan cagarnos de miedo.
Ánimo hombre, ¿por qué no tiramos en esta última dirección...?
CALIGVM
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9
30 de julio de 2006
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es una de las mejores muestras cinematográficas de la posguerra española en entornos rurales, mostrando un paralelismo claro entre los elementos definitorios de la Castilla más profunda e histórica, como son la soledad, la sobriedad, el silencio y la dureza, con los de sus habitantes, que parecen perpetuarlos en una involución pausada en el tiempo y que parece hacerse eterna.

El tiempo está detenido, anclado en un momento que nos permite ver el interior más profundo de la persona, aquel en el que descansa nuestro yo más íntimo. Y este escenario está impregnado de psicología individual por el curtido Fernando Fernán Gómez y la joven Ana Torrent (impresionante es poco). El frío seco y cortante golpeando sus rostros nos indica que atraviesan una de las épocas más duras de nuestra Historia. La carga psicológica es tan acusada que produce una leve sensación de agobio: vacío, silencio y esencia que reflejan el aislamiento interior del individuo y de toda una tierra.

Esto es la realidad en estado puro. Una porción de vida analizada brillantemente. A Víctor Erice no le hace falta nada más para moldear una historia perfecta, una narración que irremediablemente nos trae a la memoria los versos de Machado y la crudeza de Delibes.
CALIGVM
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