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Críticas de Sabino (Diari Menorca)
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Críticas 38
Críticas ordenadas por utilidad
7
27 de mayo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
(+) El ‘tripas corazón’ personal de Gallienne y su valiente correspondencia artística…
(-) A pesar de todo, no deja de ser un falsete metacinematográfico individual y poco resonante (al menos fuera de Francia, of course)
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Guillaume Gallienne es uno de los intérpretes más peculiares y prestigiosos de Francia y todo un personaje al otro lado de los Pirineos... Miembro de la Cómedie Française (pertenecer a la gran institución teatral francesa es un privilegio concedido a apenas 500 personas desde el siglo XVII), Gallienne se estrena en la gran pantalla con una adaptación de su propia obra teatral homónima en la que se interpretaba a sí mismo (¡y al resto de variopintos personajes que la poblaban!), relatando su particular odisea de autoafirmación sexual… Lejos de que su temática resultara excesivamente personal, excéntrica e incómoda, ‘Guillaume y los Chicos ¡ A la Mesa!’ (‘Les Garçons et Guillaume, À Table’, 2014) se llevó 5 Césars en la última gala gala de los premios galos, incluyendo mejor película y mejor actor… ¿Otro “intocable” fenómeno francés que asalta nuestras carteleras? Ni tanto ni tan poco…de momento…
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En Francia, lejos de las triunfales comedias costumbristas que explotan el eterno conflicto antagónico, sean entre rico discapacitado blanco y fortachón hijo de inmigrantes africanos, sean entre espabilados sureños y mentecatos del norte (la exportación de este modelo concreto sigue haciendo estragos en las salas de nuestro país), habitan otros modos de acercarse al gran público bajo las coordenadas del cine supuestamente cómico… Aún así, cuesta reconocer los motivos por los que una tragicomedia tan rarita como ‘Guillaume y los chicos ¡A la Mesa!’ (‘Les Garçons et Guillaume, à Table’, 2013) ha encandilado al país vecino y, respaldada por una espectacular cosecha de premios, se planta en nuestro país para intentar reventarnos la taquilla…Su creador, Guillaume Gallienne, ha compuesto un desgarrador y patibulario cara a cara con el espectador cinematográfico, rememorando su particular encuentro con el patio de butacas teatral (todo un éxito en París hace unos añitos, premio Molière incluido), en el que desgrana minuciosamente sus propios conflictos íntimos post-adolescentes, nada convencionales, la gran mayoría relacionados con su identidad sexual y un tormentoso y descacharrante desconocimiento del género al que rendir cuentas…Realmente nos encontramos en las Antípodas de las habituales comedias iniciáticas del tipo “pajillero de instituto conoce chica popular” y otros derroteros semejantes…
Gallienne no se corta un pelo a la hora de exponerse y contar una concienzuda serie de anécdotas autobiográficas sobre su confuso despertar sexual y su nada convencional entorno familiar, de manera que el espectador pueda sentirse tan halagado de ser partícipe privilegiado de tan grotesca intimidad como agredido ante semejante visceralidad confesional… Sin escándalos ni manierismos inútiles, el polifacético artista huye de la pornografía emocional –del estilo ‘Arirang’ (2011) de Kim Ki-Duk- para proponer, utilizando el símil del cine para adultos, puro (y lúdico) erotismo de lo autobiográfico, una ensoñación de sí mismo tan repleta de ternura como de cariñosa osadía -salvando las distancias, un poco al estilo de Paco León y su ‘Carmina y Revienta’ (2012)- y cuyo conflictivo punto de inflexión personal acaba sonando a auténtica poesía; un lirismo íntimo, surgido de las entrañas, que fluye entre el melodrama y la comedia más burlona…
Paradójicamente, el dramático traslado del hombre orquesta teatral a la gran pantalla se salda con una más que notable eficacia y el (reducido, menudo, pero altamente satisfactorio) espectáculo cinematográfico merece la pena más allá del portento interpretativo de Gallienne (que también se reserva la interpretación de su madre, en un atrevido y difícil juego de identidades metalingüísticas)… Gallienne confiesa que en su inspiración teatral siempre ha querido reflejar el cine de genios como Woody Allen, Pedro Almodóvar, Ernst Lubitsch o Billy Wilder, por lo que el difícil trago de reelaborar cinematográficamente lo expuesto en las tablas parisinas es menos traumático, se supone…Aún así, representar en celuloide lo ya representado en el teatro es (y siempre será) un complicado conflicto de intereses, en el que el cine se lleva la peor parte; el debutante Gallienne elude esta problemática con inaudita soltura, aunque uno no puede dejar de imaginarse el infinito calado sentimental que es tener al actorazo en cuestión multiplicado en personajes mil, salpicándote en la cara las crueldades y miserias vividas, vestido y pintarrajeado como su propia madre y dudando entre vestidos o corbatas… Por suerte (o por desgracia, como es el caso), hay cosas que el cine jamás podrá trasmitir como lo hacen las bambalinas… Como dijo aquel, nadie es perfecto…
Sabino (Diari Menorca)
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5
15 de marzo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Cruce de Caminos’ (‘The Place Beyond the Pines’, Derek Cianfrance, 2013) Dos estrellas de nuevo cuño, los guaperas Ryan Gosling y Bradley Cooper, juntos pero no revueltos en esta ambiciosa y poliédrica película, la tercera de Cianfrance tras ‘Brother Tied’ (1998) y la excelente ‘Blue Valantine’ (2010). Vocacionalmente manierista y caudalosamente visual, la triple afluencia dramática desestabiliza su propósito y acaba resultando un irregular y fallido trabajo, una mutación naturalista con ínfulas de gran opereta ‘indie’ y que acaba resultando un tanto culebronero…
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A todo adicto a las narraciones cruzadas estilo ‘Short Cuts’
(+) El reparto (en especial Eva Mendes)y su irreprochable estructuración narrativa.
(-) El tremendísimo desequilibrio dramático entre las tres partes huele a telefilm de sobremesa.
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MÁS ALLÁ DE LOS PINOS
Derek Cianfrance, el director de esta ‘Cruce de Caminos’, ha tenido un periplo cinematográfico realmente extraño: debutó con una pieza de culto, prácticamente una fantasmagoría fílmica (e inédita en nuestro país, of course), llamada ‘Brother Tied’ (1998), luego se aplicó a los documentales de corte musical para volver por todo lo alto a la ficción dramática con la maravillosa ‘Blue Valantine’ (2010), que no vió la luz en España hasta este pasado mes de Febrero… Gracias a sus dos últimos films, a Cianfrance podríamos encuadrarlo ya en el núcleo duro del nuevo cine independiente norteamericano, un tipo de cine que huye de la simpatía ‘nerd’ y del género multimacarrilla para situarse en una posición más clásica y trascendente, de la misma manera que lo hacen nuevos autores como Jeff Nichols (‘Take Shelter’, ‘Mud’), Sean Durkin (‘Martha Marcy May Marlene’), Debra Granik (‘Winter’s Bone’) u otros más consagrados como James Gray (‘Two Lovers’) o Paul Thomas Anderson (‘The Master’)…
En ‘Blue Valentine’, Cianfrance bordó el nacimiento, la erosión y la posterior destrucción de una preciosa pareja (inmensos Ryan Gosling y Michelle Williams) con un film incómodo, crudo y rotundo como pocos, de degradante belleza formal y que demostraba que la suficiencia de los buenos elementos prevalece contra los excesos y las artimañas lacrimógenas…La contundencia y honestidad de su celebrado segundo trabajo se diluye ante las tres subtramas aparentemente entrelazadas que suponen este ‘Cruce de Caminos’ (traducción más ligera y accesible que ese literal y bizarro ‘Lugar más allá de los pinos’, que haría referencia a la palabra iroquesa de la que deriva Schenectacy, en el Estado de Nueva York, donde sucede toda la trama)…
ANTIHÉROES, ESOS PASTELITOS FOLLETINESCOS
El prometedor arranque con el tierno y musculado Lucas Glanton (Ryan Gosling), un motorista que se gana la vida de acrobacia en acrobacia, de feria en feria y cuyo espíritu nómada y aventurero queda truncado por la aparición de un inesperado vástago… El grueso central que protagoniza Avery Cross (Bradley Cooper), un inseguro pero ambicioso agente de policía que, al ser herido en acto de servicio, gestiona su heroicidad para infiltrarse entre los agujeros de la corruptibilidad policial y política hasta trepar hacia lo más alto… El desangelado epílogo en el que los adolescentes hijos de ambos, Jason (Dane DeHann) y A.J. (Emory Cohen), quince años más tarde, entablan una amistad que, inexorablemente, acabará como el rosario de la aurora…Un tríptico que desarrolla diversos géneros y variopintas puestas en escena, con una estética preciosista y una plusquamperfecta estructura narrativa, pero que acaba resultando desigual y abigarrado ante la confusa coralidad de los personajes y el tremendo énfasis que adquieren ciertas fases decisivas del film…
Cianfrance propone una sobrecargada epopeya intimista sobre la paternidad, las transfusiones emocionales entre generaciones, el rechazo a nuestros orígenes ancestrales y la violencia que conlleva todo lo anterior… Su estructura lineal, sin coartadas narrativas ni ‘flashbacks’ engañosos, va de frente, produce cercanía y nos identifica con esos dos antihéroes: el ‘outsider’ con corazón, perdedor nato pero cargado de buenas intenciones, y el ídolo con las manos manchadas de sangre, incapaz de reaccionar ante la podredumbre corrupta que lo ensalza… Aunque finalmente la confusión y el desequilibrio entre las distintas fases de la cinta desdibujan estas figuras y lo que prevalece es la erosión emocional y física de una estupenda Eva Mendes, el único nexo dramático realmente valioso entre tan pretenciosos pastelitos folletinescos…
Sabino (Diari Menorca)
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3
15 de marzo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Ahora me Ves…’ (‘Now You See Me’, Louis Leterrier, 2013) Magia y cine, conceptos gemelos e intrínsecos el uno al otro, vuelven a verse las caras en esta coproducción franco-estadounidense que pretende refrescarnos el verano con otra vertiginosa historia de robos a gran escala protagonizada por un reparto de campanillas, comandado por Jesse Einsenberg y Mark Ruffalo… A pesar del endiablado sentido del ritmo, su realizador Louis Leterrier no consigue sobresaltarnos en ningún momento, más allá de algún golpe de efecto de aquello más previsible, y la película se queda en un producto ‘fast food’, de visión entretenidilla y olvido fácil… Apenas con un simple chasquillo de dedos, la película queda descartada de nuestra memoria por arte de ¿magia?... Creo que más bien todo lo contrario…
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A davidcopperfieldistas y robinhoodistas sin muchos reparos
(+) Su innegable capacidad para vender humo.
(-) La insoportable sensación de ocasión perdida.
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¿LADRONES DE GUANTE INVISIBLE? TRUCO DEL ALMENDRUCO SIN CHICHA
La relación entre el ilusionismo y el cinematógrafo es tan antigua como la misma aparición del tren pertrechada por los hermanos Lumière hace casi 120 años en el recinto parisino del Boulevard des Capucines… El trucaje, la distracción, la manipulación en definitiva, a la que se somete al espectador mediante uno u otro proceso tiene su origen y su coartada posterior en la revelación de la trampa y en dotar de cierto sentido la consecución del truco… La magia como medio de estafa supremo, el atraco perfecto como espectáculo de masas, el arte de la desaparición llevado a la esencia del chanchullo más sofisticado… En definitiva, el ilusionismo como la apuesta criminal más abracadabrante, siempre al servicio de tipos con innegable carisma y planes tan sobradamente ingeniosos que el sonrojo se tiñe de inverosimilitud…
‘Ahora me ves…’ (‘Now You See Me’, Louis Leterrier, 2013) explora un estilo de predistigitación con robo absolutamente grandilocuente, espectacular y de marcado carácter ‘mainstream’, totalmente paralelo a la pretenciosidad que pretende conseguir este superlativo film… Vivimos tiempos de consumos rápidos y estrellatos fugaces; en la época del YouTube, del Facebook, del todo se ve y por tanto todo vale, el show de magia que proponen estos ladrones de guante invisible arremete contra la cultura de la hipervisibilidad y del exhibicionismo social… Los Cuatro Jinetes (sin Apocalipsis que valga, of course) es un mediático grupo de magos cuyas ínfulas contestatarias contra la sociedad capitalista imperante se limita a una lluvia de dólares sobre los alucinados espectadores cada vez que, supuestamente, roban un banco… La cinta dirigida por el musculoso e hipervitaminado Louis Leterrier (‘Danny the Dog’, ‘Transporter’) parece indicar que nos encontramos ante un vaporoso thriller con bambalinas, conejos y chisteras en la era del pirateo cibernáutico, pero entre tanta hipnosis, suplantación, teletransportación y escapismos varios, la película tramposa de magos justicieros y ajustes de cuentas sociales decae en simple truco del almendruco fílmico, sin chicha, sin calado, sin alma…
DOS PASOS POR DELANTE, TRES PASOS POR DETRÁS…
Las películas en las que el mundo farandulero de los magos sirve de marco incomparable para la prestidigitación cinematográfica suelen poseer un irresistible halo romántico que nos hace viajar a otros tiempos y otros lugares… Con ‘El Ilusionista’ (‘The Illusionist’, Neil Burger, 2006), Edward Norton y Jessica Biel nos llevaban a la hipnótica Viena Imperial; Harry Houdini (Guy Pearce) se perdía por Edimburgo en ‘El Último Gran Mago’ (‘Death Defying Acts’, Gillian Armstrong, 2007) y en el Londres de finales del siglo XIX, Christian Bale y Hugh Jackman luchaban encarecidamente por ser el mejor mago del mundo en ‘El Truco Final (El Prestigio)’ (‘The Prestige’, 2006), la obra maestra del nuevo milenio sobre el mundo de la prestidigitación…Pero el mimo y el respeto con la que se trata al mago artesano en estos films, queda muy muy lejos del truco sin encanto, de la superficialidad de este grupo de huecos “davidcopperfields”, amenos ingenieros del trucaje pixelado y el embuste audiovisual, que se pasean por el metraje desprovistos de la honradez y la simpleza del clásico ‘nada por aquí, nada por allá’ y que, supuestamente, creen que el alelado respetable va un par de pasos por detrás de ellos…
Ni la recurrente presencia de Michael Caine y Morgan Freeman consiguen elevar el tono libertino y gratuito de la función…El abracadabra del siglo XXI parece abandonar las clásicas cortinas de humo y las exóticas telas que pierden su contenido al vuelo para adentrarse en los peligrosos terrenos de la privacidad personal y la manipulación de las masas, en consonancia con las pantanosas parrillas televisivas que llenan de “ilusión” nuestros hogares… ‘Ahora me Ves…’ no es ingeniosa, no; llamarle tramposa sería demasiado amable; dejémoslo en simple cachivache mínimamente digerible que se cree más listo que nadie y cuyo espectador, aunque ellos no lo crean, va tres zancadas por delante de tan petulante producto…
Sabino (Diari Menorca)
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6
15 de marzo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Monstruos University’ (‘Monsters University’, Dan Scanlon, 2013)…Tardía precuela de ‘Monstruos S.A.’ (‘Monsters, Inc’, Pete Docter, David Silverman y Lee Unkrich, 2001), que cuenta cómo se conocieron sus dos protagonistas, Mike y Sully…Las curiosas referencias a las comedias gamberras estudiantiles y el granítico carisma de los personajes no esconden que nos encontramos ante la enésima versión de la sempiterna sentencia disneyana ‘Si quieres, puedes’… Probablemente, tras doce años sin Mike y Sully, se esperaba mucho más…
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A todo ‘pixariano’ de pro, en especial los fans de la primera película.
(+) Su asombrosa (e inédita) defensa a la formación autodidacta.
(-) La inequívoca (y legítima) sensación de insuficiencia.
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¿LA CRISIS DEL FLEXO?
En la magnífica ‘Monstruos S.A.’ (2001), la emergente Pixar nos regalaba un clasicazo animado repleto de hallazgos visuales y conceptuales, como el original juego de espejos entre asustadores y miedosos, monstruitos tiernos y niñitos adorables, juguetes de peluche y mascotas involuntarias, el grito como energía sostenible y renovable, etc…Semejantes hallazgos argumentales nos han llevado, doce años más tarde, a una precuela sobre cómo se gestó ese mundo agradablemente monstruoso, donde el grandote y peludo James Sullivan ‘Sully’ (John Goodman/Santiago Segura en España) y su ayudante, la bola verde y ciclópea Mike Watzowski (Billy Crystal/José Mota) salían de los armarios de los niños y los asustaban con eficacia más que probada… Dirigirse hacia la etapa previa estudiantil de estos dos bichejos, tan bien dotados de alma y personalidad, elude las espinosas y habituales secuelas para apostar sobre seguro, tanto en el aspecto artístico como en el comercial, aunque no consigue alejar los fantasmas de una crisis de inventiva en el seno de la compañía del flexo…
MONSTER SHOW FACULTY
Para nada significa eso que ‘Monstruos University’ (‘Monsters University’, Dan Scanlon, 2013) sea una mala película… Al contrario, internarse en un campus universitario tan freaky revela un mundo estudiantil con todas sus facetas, con hermandades secretas, competiciones salvajes, malotes, pringados, enchufados y fiesteros, pero en clave ‘monster show’…La facultad del susto pasa a ser un protagonista más de la película, repleto de detalles esquinados, matices realmente trabajados y personajes secundarios (o simples apariciones estelares, como el hilarante caracol que llega tarde) que siempre han sido santo y seña de Pixar… Sus cabezas de cartel, Mike y Sully, siguen siendo igual de carismáticos bajo el imaginario ‘nerd’ y el resto de monstruosos colegas también están perfectamente desarrollados y plasmados, en especial la tenebrosa y amenazadora presencia de la decana Abigail Hardscrabble, doblada, en su versión original, con el tremendo acento británico de Helen Mirren…
¿WERT VS HARDSCRABBLE? AUTOGESTIÓN EDUCACIONAL
En otro orden de cosas, la película acierta sorprendentemente en su planteamiento entrelineado: la incerteza, el rechazo, el desasosiego y la inseguridad que emana el periodo formativo de los dos monstruitos no se centra solamente en el ámbito de la popularidad juvenil y el clasismo adolescente, sino que se desarrolla también en un plano institucional, suponiendo una sugestiva y poderosa crítica a la eficacia del academicismo preestablecido, reglado no siempre a favor del talento por descubrir, ese talento libre y potente que se escapa de los esquematismos formacionales… Sin ser una defensa a ultranza de la autogestión educativa, existe una cálida y reconfortante reivindicación de la alternativa autodidacta que resulta especialmente edificante proviniendo de una producción de estas características… En plena hegemonía del desaprecio educacional patrio, se agradece este canto al amor propio académico… Aquí, en nuestro sistema educativo, los monstruos llevan carteras ministeriales y los gritos se miden en wertcios…No lo olviden…
Sabino (Diari Menorca)
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8
18 de febrero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martin Scorsese y Leonardo Di Caprio vuelven a cabalgar juntos en la película más redundante y desproporcionada del cineasta en años… Esta vez la lían parda con la historia real de Jordan Belfort, un broker de brocha gorda en pleno desfase ochentero, que le va de perlas a DiCaprio como enésimo trampolín para llevarse su anheladísimo Oscar… Más allá de los posibles premios, esta película nos recuerda que la poderosa musculatura cinematográfica de Scorsese sigue preñada de furia y sinceridad, a pesar de que los años no pasan en balde…
(+) ¿Es una broma? ¡Tres horas de juerga en una montaña rusa llamada Martin Scorsese!
(-) Demasiado poco del Jonah Hill profidén para garantizar el festival Di Caprio…y al final, los 10 minutos de Matthew McConaughey son los que hacen saltar la banca…

Martin Scorsese equivale a la máxima expresión de lo que es un cineasta… Más allá del éxito, la repercusión o la calidad de su obra, el trabajo de Scorsese ha elevado el estatus público del director de cine más que cualquier otra figura contemporánea, a excepción quizás de Steven Spielberg… No es una cuestión de dignidad creativa; de hecho, las maneras técnicas y estilísticas con las que capta la atención del espectador eluden la simple genialidad para insinuarse siempre en los quejumbrosos síntomas del exceso, del vértigo que provoca una cámara acercándose y alejándose de los disfuncionales personajes y los turbios estados de ánimo que pretende retratar… El hecho en sí mismo es que Scorsese es incapaz de abordar un proyecto sin la pasión de un principiante; la energía debe manifestarse, como sea, en todos y cada uno los fotogramas de su carrera… Su lenguaje, tan febril como deslumbrante, no se desdibuja con la edad, sino que se transforma; la suciedad y el contacto de sus obras anteriores han dejado paso a un Scorsese más pausado, más nítido en la puesta en escena, pero cuya fiereza, verdad e ironía permanecen intactos…
Con ‘El Lobo de Wall Street’ (‘The Wolf of Wall Street’, 2013), Scorsese demuestra, a sus 71 años, saber reconocer mejor que nadie la fuerza y la pulsión que pueden extraerse de las obvias limitaciones del medio cinematográfico, no sólo como mero portador de historias, sino como catalizador perfecto de la obtusa psicología humana… Cuando asistimos, en los primeros compases del film, a un fiestón de rayas, corbatas a rayas, culos con rayas, tetas, alcohol, pastillas, coca, enanos directos al centro de la diana, ufff, sabemos que el desfase no cederá hasta los créditos finales… Scorsese se deja llevar, quizás por primera vez en su carrera, por el hipervitaminado motor de su sospechoso habitual Leonardo Di Caprio y por la inmaculada adaptación que Terence Winter (uno de los principales guionistas de ‘The Sopranos’ y alma mater de ‘Boardwalk Empire’) ha hecho del libro autobiográfico de Jordan Belfort, y acomete esta exhuberante huída hacia adelante en el paraíso bursátil ochentero con una sombría y más que clarividente mala leche, para acabar orquestando un discurso formal frenético, escabroso, de narrativa apelotonada y anárquica estructuración, perfectamente asimilado al caótico estado anímico de ‘Wolfie’ Belfort (DiCaprio), su Sancho Panza particular Donnie Azoff (un desaprovechado Jonah Hill que asume a la perfección la herencia de aquella camaradería entre Joe Pesci y Robert De Niro) y el resto de la infernal camada de depravados estafadores…
Di Caprio capitanea desde las entrañas de su narración nerviosa esta diégesis cochambrosa de un periódo (los 80’s) y un ámbito (Wall Street) que supusieron la semilla de nuestra actual bancarrota económica… La crueldad con la que Scorsese refleja ese estado de euforía, ridículo y estupidez, desde las catacúmbicas oficinuchas en las que se “vendían” fraudulentas acciones en papel rosa hasta las atroces, rastreras y patéticas muestras de ostentosidad y despilfarro, no responde a un falso moralismo o a una ironía aleccionadora… El Scorsese más visceral y lísergico (imposible no acordarse del Terry Gilliam de ‘Fear and Loathing Las Vegas’) nos sirve algo más que una radiografía salvaje de la época de los qualudes y las orgías de sexo y coca… ‘El Lobo de Wall Street’ es prácticamente un documento antropológico sobre el impacto del dinero en el ser humano y el bochornoso proceder de su codicia, pero sin disminuídos realismos ni fastuosas réplicas escenográficas; puro cine fuera de sí, vivo y palpitante, a tumba abierta con esta bacanal de la pasta… Puro cine equivale, en este caso, a Martin Scorsese…
Sabino (Diari Menorca)
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