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Críticas de Demetrio Rudin
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Críticas 100
Críticas ordenadas por utilidad
7
25 de marzo de 2006
26 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bob Lawrence, su esposa Jill y su hija Betty entablan amistad con un francés, Louis Bernard, durante unas vacaciones en Suiza. La cosa se complica cuando Bernard es asesinado y, a punto de morir, le pide a Bob que entregue a las autoridades unos documentos que tienen escondidos en su habitación. Bob descubre que Bernard era, en realidad, un espía británico que iba tras una misteriosa organización que planeaba asesinar a un importante político.

Después de "Lo mejor es lo malo conocido", "El número 17" y "Valses de Viena", que fueron fracasos comerciales, Hitchcock se desquita gracias a su nueva producción de “El hombre que sabía demasiado”, galardonada como la mejor película de 1934 por la prensa inglesa. La historia nos sumerge en un enredo de tintes políticos, en el que tienen cabida personajes malvados, chantaje, alguna que otra influencia cómica… consiguiendo así encandilar al espectador desde un principio. Formalmente hablaremos de una trama directa, sin demasiadas concesiones, dirigida al gran público, lo que conlleva un desacierto a día de hoy: los personajes son demasiados teatrales, el desarrollo es un tanto irregular, algunos diálogos resultan ingenuos…

La puesta en escena es efectiva, fotografía oscura, con un vago empleo de la luz, movimientos de cámara ágiles y alguna que otra secuencia magistral, caso de la escena en el Albert Hall de Londres. El reparto es quizás el punto más fuerte de todo el film, aunque la pareja protagonista (Leslie Banks y Edna Best) está un poco difusa, la excelente interpretación de Peter Lorre logra reforzar este aspecto. La música combina la misma partitura orquestal, usada en la versión posterior de 1960.

En definitiva, “El hombre que sabía demasiado”, es un interesante largometraje, construido sobre un sólido guión, una buena factura en líneas generales y un acertado elenco actoral, así todo el remake de 1959 supera ampliamente a esta primera producción hitchcockiana.
Demetrio Rudin
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10
10 de abril de 2006
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joe Morse trabaja como abogado para Ben Tucker, un hombre que se ha enriquecido a costa de un negocio ilegal de apuestas. Para asegurar y ampliar sus maniobras necesitan dar un golpe millonario que implica la desaparición de todos los pequeños bancos de apuestas clandestinos. Uno de ellos esta dirigido por el propio hermano de Joe Morse.

La fuerza del destino es una maravillosa, pero poco conocida película negra rodada en la edad de oro del film noir norteamericano. La historia de la fuerza del destino nos sumerge en el mundo de corrupción de la Nueva York de los años 40; un mundo cínico y dual, con un turbio trasfondo en el que todo esta controlado por un irremediable sistema de clases que afecta no solo a las grandes empresas, si no también a los pequeños negocios que se ven sumidos en un constante chantaje mafioso. Esta historia tan característica del género negro, se desarrolla en apenas una hora y cuarto de metraje; de tal forma que la trama como es de imaginar, tendrá un ritmo tan endiablado que será capaz de aunar una complicada sucesión de hechos en una corta duración, contando, eso si, con una frescura sorprendente.

Visualmente la fuerza del destino resulta impactante; los magníficos planos exteriores de Nueva York, cuentan con una belleza y una amplitud de campo enorme, sirvan como ejemplo las últimas secuencias de Joe Morse recorriendo las calles de la gran ciudad, terminando con un largo plano en el que la pareja de protagonistas se alejan con el fastuoso puente de Manhattan al fondo, una maravilla. Pero eso no es todo, el poco reconocido Abraham Polonsky, logra también una excelente dirección en los interiores, haciendo uso de unos encuadres ligeramente desorientados y unos movimientos de cámara que recuerdan al expresionismo del gran Welles. La fotografía parcela de George Barnes, es otro apartado a tener muy en cuenta. El elenco de actores realiza un fastuoso trabajo, en especial John Garfield, el cual interpreta en esta ocasión a Morse un hombre que se empieza a dar cuenta de que su vida se desmorona a medida que va entrando en un ambiente manejado por la mafia, y Beatrice Pearson, una joven poco vividora que se enamora de Morse, al que intentará apartar del camino hacia la autodestrucción que él ha emprendido. El resto de secundarios cumple también una aceptable labor. La música, combinada de la mano de Rudolph Polk, logra esbozar unas sugestivas composiciones orquestales, donde el uso de violines persigue un tono de sordidez y poderío sentimental.

Exquisito film negro, al que considero tras haber visto y valorado numerosas obras negras, entre ellas títulos como Cayo largo, el halcón Maltés, el sueño eterno… la mejor película dentro de su género jamás rodada.

"Un hombre puede pasar el resto de su vida recordando lo que no debería haber dicho"
Demetrio Rudin
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8
15 de febrero de 2006
23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nora es una telefonista que, tras una cita con un hombre de su oficina en la que éste intenta propasarse y ella le rechaza, es acusada de asesinarle. Un columnista cree en su historia e intentará ayudarla.

Gardenia azul es un film menor y poco conocido dentro de la amplia filmografía de Fritz Lang; aún así este título resulta ser una magnífica película con un guión bien estructurado y una correcta factura en líneas generales. La historia basada en Gardenia de Vera Caspary presenta dos partes claramente diferenciadas: la primera tiene lugar hasta el asesinato de Harry, en ella el film describe con gran precisión la vida amorosa de tres amigas, compañeras de piso, esbozando sus distintas personalidades (fuerte, tímida, alocada) y las relaciones que mantienen con sus respectivas parejas; mientras, en la segunda parte, la cinta desarrolla un relato mucho más intrigante y movido, propio del género negro. En este sentido el largometraje acopia unos diálogos punzantes, teñidos de una cierta crítica hacia el machismo de la época, y una disimulada influencia detectivesca que recuerda a la fantástica producción de 1944, la mujer del cuadro, rodada también por Lang.

La estética de Gardenia azul se muestra eficiente, a favor de la narración principalmente; con un uso de la cámara poco original: planos medios, travellings de poca profundidad, algún que otro rasgo del director germano (un encuadre en el restaurante sobre uno de los relojes, que evoca un final trágico e inevitable)… Por otro lado, la fotografía de Nick Musuraca emplea las fuertes lluvias, la espesa niebla y los espacios nocturnos para crear una atmósfera de sordidez e inseguridad. El reparto conformado por Anne Baxter, Richard Conte y Ann Sothern realiza un notable trabajo, aportando al guión la consistencia necesaria para atraer al espectador. La banda sonora, dirigida por Raoul Kraushaar, combina sugerentes partituras durante la primera mitad del metraje, en especial la actuación de Nat King Cole cantando un tema con el mismo nombre que la película, y agudas composiciones de viento durante el desarrollo final de la trama.

En conclusión, Gardenia azul es un sólido filme de principios de los cincuenta dirigido por el siempre maestro Lang. Recomendable para todo seguidor del cine negro.
Demetrio Rudin
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6
10 de abril de 2006
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante la Segunda Guerra Mundial, un submarino americano es enviado a una peligrosa misión secreta que se debe ejecutar en el interior del puerto de Tokio.

Destino Tokio es una aceptable película bélica con un argumento bastante patriótico y conservador, muy al tono de las producciones rodadas durante el transcurso de la segunda guerra mundial. La historia transcurre casi en su totalidad a bordo de un submarino aliado, lo que generará un ambiente opresivo, tanto claustrofóbico, vital a la hora de afrontar el desarrollo de la trama. En este sentido el planteamiento sugerido por Delmer Daves y Albert Maltz intenta ir un poco más allá del mero entretenimiento, esbozando un retrato de cuales son los lazos que se establecen entre los soldados participes en la guerra, más concretamente entre los tripulantes de un submarino. Por otro lado, la tensión de la obra, sin llegar a ser perfecta, logra atrapar al espectador, dejando algunos momentos verdaderamente trabajados, como la huida final a través de las aguas fronterizas de Tokio.

Visualmente este título resulta bueno; Delmer Daves filma con agilidad y eficacia en el interior del submarino, haciendo uso de unos encuadres opresivos que plasman a las mil maravillas el asilamiento que sufre la tripulación, así mismo, el sabio manejo de primeros planos y los meritorios decorados de la cinta consiguen introducir al público dentro de la historia. Entre el amplio elenco actoral brilla el siempre aplicado Cary Grant, quien interpreta en esta ocasión a un rudo capitán de submarino. La banda sonora del alemán Franz Waxman (Noche en la ciudad, Rebeca, Objetivo Birmania…) combina variadas partituras, con afluencia de viento, que incrementan el sentir patriótico del film.

Sin tener en cuenta el tufillo patriótico de la historia y algún que otro desliz racista, Destino Tokio es un interesante film de buena factura con un excelente reparto. Recomendable para los amantes del género bélico-aventurero.
Demetrio Rudin
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6
8 de abril de 2006
23 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Johny Jones, un periodista americano sin escrúpulos, su periódico lo envía en 1939 a Europa para informar con detalle de la delicada situación política que se vive en esos momentos. Allí se encuentra con un alto cargo holandés que conoce el tratado secreto que los nazis quieren implantar. El holandés es asesinado, y Jones descubre los planes y se ve envuelto en múltiples peripecias llenas de suspense para hacer llegar la información a su periódico y desenmascarar al mismo tiempo la maquiavélica trama de los nazis.

Sobrio argumento para una película filmada en plena guerra mundial por el maestro Alfred Hitchcock. La temática de la trama gira entorno a la corrupción política en las altas esferas internacionales. Aunque el desarrollo se pueda hacer algo pesado, debido a las casi dos horas de duración y al evidente mensaje patriótico incluido en final de la cinta, lo cierto es que la pareja de guionistas formada por Robert Benchley y Charles Bennett consigue llevar acabo una interesante historia, mezcla de comedia y thriller, con una tensión creciente y un final más que inesperado que entretendrá y no defraudará al gran público.

Este título supone uno de los primeros trabajos de Hitchcock en Hollywood. A pesar de que la estética resulte buena en líneas generales, se hecha en falta algún que otro recurso técnico del genial director inglés, el cual como siempre nos deja algunas secuencias realmente brillantes, dignas de mención; la sucesión de escenas tras el asesinato de Van Meer es un claro ejemplo (persecución en un mar de paraguas, persecución en coche hasta la entrada de Jones en el molino). La cálida fotografía del aplicado Rudolph Maté ensalza un ambiente de tensión, gracias al sabio uso del factor climático (lluvias y cielo cubierto) y a la contraposición campo ciudad (generalizando un poco más podríamos incluso referir la contraposición de interiores y exteriores). La pareja protagonista se conforma por Joel McCrea, un hombre atrevido que encuentra el amor en el personaje de Laraine Day, una impulsiva joven que tiene en su padre al hombre ideal. Entre los secundarios brilla George Sanders. La banda sonora dirigida por Alfred Newman comienza con una alegre composición orquestal, donde priman los instrumentos de cuerda, seguida de otras partituras de ritmo mucho más cadencioso que exaltan los momentos de máxima tensión. En contra del apartado sonoro tengo que achacar el pobre doblaje al castellano que no me acabo de convencer.

Obra menor de Hitchcock, ya en su etapa hollywoodense, que a pesar de no contar con una excelente calidad, fue nominada a seis estatuillas de la academia. Recomendable para pasar el rato, si más.
Demetrio Rudin
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