Dos solteros incompatibles entre sí, se ven obligados a compartir la tenencia de la hija huérfana de sus difuntos amigos.
Tintes de comedia y drama.

Con todos los prejuicios imaginables acepté ver esta película y pese a ser lo que creí que era (banal, románticamente insulsa, vacía de contenida pero con golpe bajo), puedo decir que me sorprendió.
Los personajes son presentados con detenimiento y trabajo, hasta convertirse en sólidos y estables (punto positivo: la maduración y el cambio esperado, es creíble), la cinta atraviesa varios aspectos de una misma situación, haciendo un paneo general sobre la familia, el compromiso y la estabilidad.

Ideal para verla en casa, cable o dvd. No pretendan mucho y pueden pasarla bien.

Es claro que los nuevos buques de la animación Hollywoodense caen en ciertos clichés como el de “poner toda la carne al asador”, sin medir las contra indicaciones que esto pueda generar.
Megamind es el claro ejemplo. Una trama compleja (casi tan compleja como los caminos de las ideas y las representaciones mentales según Freud), donde el protagonista se enreda en su ego magnificado hasta caer en la conclusión que los malos no son malos sin su contrapunto, los buenos.
El ying y el yang impreso en formato digital.

Es innegable el dinamismo y los constantes giros de la historia. Abundan las escenas de acción, los chistes y los cambios emocionales (desde la euforia hasta la desolación). Los impactos visuales son acompañados y potenciados con testeados hits de bandas como: ac/dc, guns n’ roses y otros.
Pero tanto frenesí, a veces, aburre. Llevándome directamente a las reflexiones de los grandes directores del suspenso o afamados guionistas, que manejan con pulso y cuenta gotas, los giros y los tiempos dentro de una película.
Elegir qué contar y cómo hacerlo sigue siendo el mayor desafío en la creación de una historia.

Pese a su corto metraje me agotó

A veces, creo, que en algunos guiones se nota la edad del autor. Es como si con la mirada, el lugar donde pone el ojo y el punto que resalta en la historia; fuese el espíritu inconciente de sus años.
En esta película el guionista debe tener 90 años.
Un film lento, de poco diálogo, de costumbres viejas (un asesino renegado del celular, ni hablar de internet), un solitario apenado y culposo de su profesión; paranoico, estático y “sensible” (pese a matar gente, todavía cree en el amor).
Si no fuese por Italia, sus pueblos y montañas, el misterio de sus callecitas y las tibias actuaciones de las “lindas” que rodean a Clooney; podríamos hablar de una pésima película.

Me hubiera gustado estar en lista de objetivos de Clooney y de este modo la espera del ansiado final hubiera sido apasionante, intrépida y vertiginosa (quizás este fue el deseo de su director)

En principio el planteo de “concursante” me parecía viejo, vivo en Buenos Aires y el asunto de los bancos explotó en el 2001. Toda la rebeldía y oposición al sistema exprimidor bancario quedó en la aceptación injustificada de la conformación, y el desgano venció a las ganas de un mundo distinto; sabiendo que este calvario se repite en todas partes del mundo cada 6 o 7 años.
Quizás en España este tema sea moderno y tengan a flor de piel o en carne viva, la traición sistemática de las entidades bancarias.
Pero por estas tierras del sur, el cuento se repite en varias versiones y formatos.

Desde el guión, parece que jugaron al estilo americano (frenético, descriptivo y vertiginoso), se especuló con los tiempos (para atrás, para adelante) sabiendo a raja tabla la importancia de la atención del espectador. Siguiendo el manual de Michael Moore nos centramos en el desdichado, nos encariñamos con él y después; somos despiadados (los guionistas) para demoler en un instante todo lo que construimos. Solo queda el stress, la desolación y el desamparo. De ahí en más, el resultado.

El film desde su inicio me resulto extrañamente aburrido, minuto 13 mire el reloj. Minuto 25 lo volví a mirar. Minuto 33 pensé ¿por qué sigo mirando esto?, igual me dejé llevar y gratamente a partir del minuto 50 la película tomó el ritmo que deseaba y todo lo aburrido del inicio terminó en una buena película.

Como moraleja es cruel pero cierta.
Una parte de mí murió en el 2001, quizás fue la inocencia.

Comentario al margen:
Leí algunas de las criticas que se publican en esta pagina y no logro entender como las personas que gustan del cine, elijan ver las películas dobladas (eso es un insulto a la actuación y al entorno que intenta recrear cada film, entiéndase sonido ambiente, clima de la escena y tono). El idioma define la cultura y a su vez es el modo más directo de adentrarse en una historia, es la manera de viajar con la mente. Obviamente cualquier traducción va a limitar la percepción y sobretodo el trabajo del actor al armar un personaje. No se pierdan el privilegio de apreciar los idiomas (por algo existen los subtítulos), la textura de las palabras; el fraseo.

Critica:
Me guié por los puntajes de esta página al momento de alquilar el dvd y me arrepiento (terriblemente).
Es sabido que Clint es devoto de la moraleja y el buen ejemplo, pero en esta película no deja de ser un pataleo histérico carente de sentido real.
Walt (Eastwood) es el típico cascarrabias solitario, amargado; que detesta todo lo distinto, por ende, discrimina y condiciona lo que no le agrada. Extrañamente y sin lógica alguna, algo lo conmueve y dentro del racismo arraigado que trae desde su participación en la guerra de Corea, tiene un cambio de actitud y ayuda a una familia oriental (vecina) a sobre llevar su agitado presente, poniendo en riesgo el valor más preciado.
Giros poco probables y una historia poco creíble.