Una película que, presentada en el festival de Cannes 2019 puntuada con un 9,19 sobre 10, ya promete ser algo especial. De los directores de "Intocables" Oliver Nakache y Eric Toledano, nos muestra una historial real y emotiva de dos asociaciones u organizaciones no gubernamentales que, ofrecen atención, ayuda y sobre todo cariño a los chicos y chicas con autismo severo y otros transtornos psicosociales.
Una de estas asociaciones, la dirige un musulman poco radicalizado y la otra un judio, poco ortodoxo. El papel de ambas religiones en el film es poco significativo aunque para mí se resalta el hecho de qué no hay “dioses” malos sino pocos practicantes nobles.
Es una deliciosa película.

Los absolutismos en general siempre hacen mal. La religión, sin concretar en ninguna ahora crea el concepto de «LA VERDAD«. Se escucha como éstas dicen representar la verdad en el conocimiento De Dios y sus normas. Pero lo realmente cruel de las religiones es el hecho de qué si tú moral, forma de vida o costumbres coinciden con esas normas, serás feliz pero si no, serás un desgraciado para toda tu vida.

Estas religiones fundamentalistas (todas, desde el catolicismo y sus ramas posteriores (los protestantes en general) junto con el islam, el budismo y los fundamentalistas y ortodoxos judíos, crean la paradoja de la confusión.

Resulta qué, teóricamente nos crea libres, libres para pensar, sentir, amar y elegir nuestras formas de vida pero, si te sales del camino indicado, se te niega el paraíso. Si solo fuese eso lo que los "desobedientes " perdemos, podríamos darnos por satisfechos, jamás nadie regresó para explicarnos lo que nos vamos a perder.

Pero, no es la posible pérdida de un más allá mejor, cuándo los fundamentalísimos religiosos hacen más daño. Son siglos de esconder el amor, de esconder la rebeldía innata que un Dios, llámalo como quieras, desde ALa, a Jehová dice premiarnos con un libre albedrío pero eso si, no oses usarlo de otra manera que el divino te impone.

Y de esto va este magnífico filme, de cómo los fundamentalísimos te pueden robar el ayer, el hoy y el mañana.

La verdad y el libre albedrío, nunca serán amantes.

Critica no profesional
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@Te_veo (twiter)

Me apetecía esta noche ver una de esas películas típicas del transcurso de la vida en Nueva York, con sus enredos en calles y avenidas anchas, su multicultural gente, taxis amarillos, gentes con prisas, su metro y los bares pintorescos. Pensé enseguida en los muy buenos filmes de Woody Allen pero, como estoy un poco espeso y algunos diálogos del genial director y, algo menos aplaudido actor, empecé buscando una que se saliera de los cañones establecidos de Allen.

Y, me encontré con esta grata sorpresa de film francés rodado en la Gran Manzana.

Al principio, su inicio no parece prometer tantos buenos momentos de humor, enredos amorosos y, lucha por la supervivencia en un nuevo país. Pero su desarrollo es fantástico, conforme más se enreda, más divierte y conmueve a la vez.

Qué puede fallar en una película en la que... (sigue en spolier)

una película qué por el hecho de estar basada en hechos reales, te llega al corazón. Un propósito de enmendar una vida a la que el sistema aboca al desastre qué se frustra, de una manera cruel.

Ciertas críticas leídas la clasifican como excesivamente emotiva y ‘tramposa’. Indudablemente su director plasma los hechos ocurridos y que el relato histórico y periodístico no desmienten.

A mis 61 años parecía qué solo me disponía a ver películas principalmente dramas o de otros tipos pero películas más o menos realistas (aunque por supuesto, el cine es una gran ficción). Así qué hoy, quería ver una de espías y, me decanté por ésta sin tener mucha idea de su argumento.
Conforme la veía el argumento desembocaba en un guión, digno de las mejores de James Bon que disfrutaba en mi juventud pero que ahora no me entusiasmaba ni me asombraban los argumentos surrealistas ni con tantos efectos especiales, estuve apunto de parar y ver otra.

Pero en fin, la película me empezó a atrapar en ese "éxtasis" de fantasía, donde los malos son muy malos y los buenos insuperables. Por tanto, llevado por mi entusiasmo “juvenil”, disfrute como un niño.
Muy recomendable para desengrasar un día de tanta realidad maléfica qué no superaremos con un agente especial como 007.