Muy agradable primera película dirigida por el actor Vincent Gallo, con ese físico tan especial que le hace, preferentemente, ser el malo o el peor de las películas en las que trabaja.
Aquí consigue enternecer al espectador gracias a una humana historia de perdedores, que buscan su redención en medio de la pérdida de amor y cariño de sus seres queridos.
Gallo consigue una buena cinta, muy amena, con sus buenas dosis de humor gracias a situaciones aparentemente surrealistas pero totalmente verosímiles.
Las interpretaciones son estupendas, muy naturales, con personajes nada fáciles, que bordan ante la cámara.
Pero el mérito es de Gallo, que logra en menos de dos horas, hacernos sentirnos partícipes de las cuitas de sus dos protagonistas, unos seres en busca del amor, cariño y respeto de los demás, y de sí mismos.

Entretenida película, cuarta de la franquicia, si se puede llamar así, "Rambo".
No es que sea buena, ni mucho menos, pero sí que no engaña a nadie y da al público exactamente lo que le pide, con el añadido de una exacerbada violencia, que no escatima en sangre y vísceras, aunque no sea necesario.
El argumento es simplón a más no poder, pero está narrado con fluidez, y no se alarga en tomas preciosistas, ni hay más diálogo del que exige la historia. Es decir, en todo momento se va al grano.
Al final, pues has pasado casi una hora y media viendo lo que ibas a ver, y convence en su estoicismo y sobriedad expositiva.

Interesante y sobria, quizás demasiado sobria, película de terror psicológico, que tiene como mayor pega la falta de fuerza dramática.
Es seria y digna, al huir como de la peste de los gratuitos efectismos propios del género, pero esto no es suficiente para lograr que convenza en su honesta propuesta.
La falta de firmeza y la tibieza argumental hace que la cinta se vea sin emoción alguna, con lo que el espectador ve todo sin mayor sobresalto, algo insólito en este tipo de productos.
No está nada mal, pero la verdad es que acaba por no gustar demasiado.
Excelente Sam Rockwell de protagonista.

Supongo que en papel resultó el guión incluso fascinante: el relato de una obsesión, con el número 23 concretamente, pero que en pantalla, y gracias a la mala dirección de Joel Schumacher, que suele alternar las pelis interesantes con las tontas como esta, acaba por decepcionar de medio a medio.
Y es que, tal y como está concebida y narrada, la cinta se torna cansina, bastante tediosa, gracias a un lioso guión, que en los dos primeros tercios consigue que el espectador se aleje irremisiblemente de la historia, hasta pasar de ella.
El último tercio, sin ser nada del otro jueves, sí consigue en una mínima parte, que se retorne al interés, al menos por saber cómo finalizará todo el tinglado.
Y es que está mal concebida, mal desarrollada y ni siquiera los buenos intérpretesconsiguen elevar la ínfima calidad del producto final.
Jim Carrey pone caras serias, pero como su personaje, gracias al pésimo guión, no se explica convenientemente, se le ve como algo extraño, pero sin llegar a conectar con quien ve la película.
En suma, que es muy mediocre y uno de los mayores bluffs del año 2007.

Extraña y a ratos fascinante, algo extravagante y en todo momento interesante film de Darren Aronofksy, rara avis del cine estadounidense y porqué no decirlo, mundial....lo que no significa imperiosamente que sea excelente ni maravilloso. Tan sólo que cuenta unas historias que, en principio, solo le intesesan a él y las adorna de forma ampulosa, con mucho artificio, pero gran poder de fascinación.
Aqui ocurre algo de lo mismo, resultando una pelìcula que ha conseguido la polémica, al decir algunos críticos (y espectadores) que se trata de una obra maestra, y otros que dicen exáctamente lo contrario, esto es, un verdadero bodrio.
Y claro, ni lo uno ni lo otro. Digamos que funciona de forma muy desigual, con picos de intensidad dramática, en este caso con gran poder de evocación romántica, y otros en los que se tiende a lo esotérico, como cuando el protagonista deambula por los confines de las galaxias dentro de una especie de redondo cristal trasparente, con la cercana compañía del dicho arbolito de la vida. Este viaje sideral está beneficiado de una buena dirección artística e iluminación, con muchas y bonitas luces a modo de estrellas fugaces o vaya Ud. a saber bien qué, pero que deja un tanto indiferente, pues lo más importante, lo que más interesa es la historia de amor entre los dos protagonistas.
Una historia de amor muy romántica, con preciosas escenas como la de la bañera, y siempre acompañadas de una maravilosa y cálida música..
Por lo demás, los diversos elementos que componen este trabajado film no casan, creo, convenientemente, con tres historias ocurridas en diversos momentos históricos, muy irregulares en brío narrativo (las escenas del período guerrero del protagonista está bien rodadas).
En definitiva, que se puede ver perfectamente y acaba por entretener, pero no convence en líneas generales como hubiera deseado, supongo, su director, aunque haya cosas destacables como la dirección artística, la música de Clint Mansell y la brillante composición de Rachel Weisz.