Divertidísima ida de olla de Henry Saine con exquisita estética de cómic que recuerda, salvando las distancias, a producciones de la talla de "Mad Max" o "Kill Bill" por poner dos ejemplos.
Quien fuera director gráfico de afamadas series como "Spin City" o "El Séquito" vuelve aquí a la carga, en esta su segunda película, para presentarnos un futuro post apocalíptico en el que el gobierno se sirve de asesinos a sueldo para hacer frente a perversos criminales de cuello blanco que ansían dirigir el cotarro.
Acción a raduales que no deja tiempo ni para tomar aire y violencia más que explícita envuelta por un humor socarrón que hará brotar más de una carcajada. Ideal para una tarde con los colegas.

Terry Gilliam retoma en "The Zero Theorem" el universo distópico de una de sus obras de mayor renombre "Brazil" (1985) para diseccionar una vez más el sentido de la vida y su frustrante búsqueda.
Como protagonista, el oscarizado Cristoph Waltz en un papel representado de forma magistral pero que pasará seguramente y de manera injusta por la historia de la cinematografía sin ningún reconocimiento.
Visualmente apabullante, a caballo entre el cyber punk y el neo noir y bajo la sempiterna sombra argumental de
"1984" de Orwell, Gilliam nos presenta de nuevo una extraña sociedad futurista esclava de un sistema representado por "La Dirección"encarnado en Matt Damon. Por ella pululan variopintos personajes de un eclécticismo extremo que
aparecen y desaparecen a su antojo en la trama, sin presunto orden ni concierto, vomitando su hipnótica verborrea carente de sentido y atrapando a los seguidores de Gilliam duchos en su imaginario pero repeliendo sin duda al resto ya en los primeros minutos de metraje.
Críptica, casi indescifrable, "The Zero Theorem" será calificada como una genialidad por unos pocos y una grandísima estupidez para la mayoría que lamentará haber malgastado su tiempo en caso de llegar hasta los títulos de crédito.

Producción taiwanesa del director de la perturbadora "Zombie 108" sin nada apenas del toque enfermizo de aquella y ni atisbo siquiera de su vena cómica que muestra dos partes claramente diferenciadas. Una primera que recuerda mucho a la magnífica "La Horda" y una segunda, los 30 minutos finales, con una mínima y explotadísima línea argumental en la que se apoya el titulo del largometraje y que sirve de mera excusa para que los protagonistas continuen con sus escabechinas.

Neumáticas señoritas taiwanesas de muy buen ver, tiros, artes marciales, zombies, ríos de sangre y cutregore por doquier gracias en parte a un cierto exceso de efectos digitales aunque más que dignos. En resumen, Zombie Fight Club se revela como un largometraje que a pesar del inconfundible tufillo chapucero "made in taiwan" y de la ausencia de partes cómicas en favor de múltiples tentativas dramáticas más que fallidas, constituye un film de visión obligada para los adeptos al género

Vergonzoso pastiche de situaciones y escenarios calcados de multitud de films anteriores, sobre aliens con mala leche aficionados a las abducciones. Poco o nada se han rascado la cabeza los Vicious Brothers (Grave Encounters) para presentarnos un guión que no llega a decantarse, no digamos ya profundizar, por ninguno de los palos que toca.

De hecho "Extraterrestrial" no es para nada gore, tampoco resulta excesivamente cómica y está muy lejos de aportar nada a la ciencia ficción moderna. Básicamente tenemos a los sempiternos jovenzuelos en fin de semana de asueto semi aislados, cómo no, en la prototípica cabaña familiar teniéndoselas que ver con unos aliens que o bien secuestran o directamente limpian el forro al personal según el momento.

Toda una decepción en la que escena tras escena no puede uno dejar de recordar multitud de films anteriores como "Skyline", "Fire In The Sky", "Alien Abduction"... y otras tantas que desgraciadamente no disfrutaron del presupuesto con el que ha contado ésta. De hecho es este punto de calidad proporcionado por el despliegue de medios fotográficos, banda sonora y FX, el que justifica, junto a la genial participación de Michael Ironside, la hora y media necesaria para su visionado.

Realmente penosa sexta entrega de una saga que debió quedarse en aquella segunda parte más o menos digna pero que ya avanzaba sin embargo el despropósito hacia el que se dirigía y la debacle total con la que nos encontramos ahora.

El levísimo atisbo de mejoría mostrado por su predecesora se frena aquí definitivamente gracias a unos actores insufribles y una línea argumental, apenas existente, que no aporta nada nuevo respecto a los films anteriores. Puede que no fuera buena idea el hecho de haberla visionado justo después de la francesa "À l'intérieur (Inside)" película gore de referencia para los amantes del
género a cuyo lado las carencias de "Wrong Turn VI" resultan si cabe aún más evidentes. En definitiva, una completa pérdida de tiempo.