Muchas películas de terror se crean bajo el concepto de que para generar miedo hay que mostrar mucha sangre, decapitaciones o violaciones que frecuentemente terminan con una horrenda muerte de la víctima. Esta película inscrita en el más puro ambiente ochentero, logra si no generar terror, por lo menos suspenso, sin acudir al gore. Muy sensual el papel de Barbara Hershey.

Tanit Jutnukul es un director polifacético. Tal vez eso explique que su incursión en el terror no sea particularmente exitosa; sin embargo, la película no es tan mala. Además de mostrar algunas tradiciones budistas, hay muchas escenas que son estéticamente interesantes. El argumento también es bueno: un hombre usa su poder económico para abusar de una joven a quien deja embarazada y permite además que sea violada por algunos de sus amigos, mientras filma la violación. La joven usa la magia negra para vengarse y uno a uno los autores de la violación van siendo ajusticiados. Un reportero sigue la pista de los crímenes, mientras la venganza de la joven abusada se extiende a la familia del hombre adinerado. ¿Podrá el reportero evitar la muerte de personas inocentes?

Floja película que al principio parece prometer pero que con el transcurrir del tiempo empieza a decepcionar y termina enfadando. No les recomiendo perder su tiempo con este bodrio.

Hace algunos días vi la película. Recién vista no tenía una idea clara de su calidad. Ahora puedo decir con seguridad que el sólo intento de conjugar acertijos matemáticos con las intenciones de un asesino, y el solo intento de salir de los temas convencionales del cine español ya la convierten en una película digna de ser vista. Hay algunas actuaciones que aún ahora recuerdo como forzadas (o malas), como el caso de Alejo Sauras. Pero como valoración global la película es buena: garantiza entretenimiento y muy seguramente pondrá a prueba nuestras dotes de matemáticos con trucos sencillos pero interesantes.

Ha sido un supuesto común en el pensamiento occidental que todos somos una sustancia con identidad invariable, que se mantiene invariable a pesar del cambio de nuestro cuerpo, de las circunstancias exteriores, etc. Incluso a veces nos etiquetamos creyendo ser seres estáticos, siempre los mismos, cerrados a toda novedad o cambio. Esta película desafía esa creencia: dentro de nosotros vive en constante tensión no solamente el asceta y el místico religioso, sino también el más despiadado asesino. Este es el tipo de cine que nuestros niños y jóvenes deberían ver