Al igual que hizo con "Identidad", dándole un soplo de aire fresco al thriller, Mangold consigue con el remake de 3:10 to Yuma un western no sólo decente, sino realmente disfrutable con algunas escenas para el recuerdo. Más allá de alabar sus labores de dirección, que son bastantes, habría que aclarar que todo esto sale a flote gracias a unas notables interpretaciones de los dos gigantes que encabezan el reparto: Russell Crowe, que ya ha dejado bastante claro que es un actor cojonudo (El dilema, American Gangster) pese a que muchos le tengan tirria por Gladiator, y Christian Bale, que es sencillamente la hostia.

Los secundarios siguen siendo buenos, con Ben Foster a la cabeza, si bien no me resulta del todo creíble tras verlo en "30 Days of Night". Demasiado histriónico. También está bien Logan Lerman, interpretando al hijo de Bale con bastante acierto. La verdad es que todos están metidos en el guión y eso es el principal logro del film, conseguir que nos introduzcamos en esta historia totalmente, con los giros necesarios y sin abusar de ellos.

No he visto muchos westerns, pero recientemente pude disfrutar de la magnífica "La muerte tenía un precio" y, si bien la de Eastwood es ampliamente superior, 3:10 to Yuma puede presumir de ser totalmente respetuosa con el género que hizo famoso a Sergio Leone. Tanto la ambientación, como los decorados y vestuario, incluso la música o los andares y gestos de los personajes, son toda una representación de las películas "de vaqueros" de antaño. Y si bien al final todo se desinfla un poco -justo como Identidad-, con una escena de Crowe bastante tonta, merece la pena. Entretenida, inteligente, frenética y encima bien dirigida. ¿Qué más se puede pedir?

Ante todo, decir que el tráiler de esta película me parece brillante. Gracias a él, aguanté sin verla desde el año pasado esperando a que se estrenase en algún cine español. Finalmente así ha sido, aunque no en mi ciudad, por lo que finalmente me he resignado a verla en casa. El resultado es la mayor decepción del año, al menos para mi. ¿Por qué? Sólo hay una forma de explicarlo, y es redirigiéndoos al tráiler de la película que puede encontrarse en esta misma ficha, haciendo click sobre "Ver tráiler externo".

Ahí se muestra una película preciosa, con magia, con algunas escenas combate brutales y estilizadas al estilo Hero, y ante todo una música brillante. De esa que eriza la piel sólo de escucharla. La película sin embargo no captura la magia del tráler (absurdo, en realidad), y Chen Kaige decepciona al enfocar esta obra hacia un punto de vista comercial. Lejos queda su fantástica "Together", capaz de ablandar el corazón con su intimista historia, y opta ahora por realizar un Wu Xia sin magia en su interior, un trabajo por encargo sin alma.

Y es que las escenas de acción chirrían, los efectos especiales dan asco y cantan un montón, desde los fondos tridimensionales hasta el efecto del protagonista cuando corre. La historia es, además, totalmente nimia, una de amor bastante manida y tópica que no aporta nada, y ni siquiera es lo suficientemente sólida como para destacar. Pese a todo tampoco es una mierda de película, al César lo que es del César.

La falta de un guión sólido se compensa con una belleza inmensa en escenarios, decorados, vestuario y la simple aparición de la preciosa Cecilia Cheung. Y sobretodo, la banda sonora. Es realmente cojonuda, inmensa, de esas que apetece escuchar posteriormente al visionado de la película. Por esto no se lleva menos nota, aunque la espinita clavada de haberme llevado una decepción tan grande se mantiene ahí clavada.

Ved el tráiler, luego la película y comprenderéis a lo que me refiero.

Por curiosidad tras el tráiler más que otra cosa, me atreví a ver Hollywoodland y lo cierto es que no me arrepiento. Quizá los diez primeros minutos me aterraron bastante: El tono del personaje de Adrien Brody y la música que sonaba en la cinta me recordó un montón a las típicas teleseries de detertives, policías y demás agentes de la ley al estilo "Rex, un policía diferente". Por suerte, una vez salió Affleck en pantalla la cosa empezó a tomar forma, hacia un guión más que notable y bien llevado con un bonito y apropiado final.

La historia es genial, mezclando escenas del pasado y el presente de forma ágil y correcta, con un buen uso de los flashbacks y cortando en el momento justo, de forma que nos interese lo que le pudo haber pasado segundos después al personaje (lo de Affleck y el niño con la pistola); La resolución del caso, al más puro estilo cine negro, está aquí llevada hacia el arriesgado terreno de los "finales sin final": Es decir, tenemos una serie de posibilidades y que cada cual se quede con la suya. De esta forma es un final abierto y se corresponde con la realidad: George Reeves murió de un disparo y se le declaró como suicidio... ¿Pasó eso? A saber... la película no da respuestas fáciles a lo que no las tiene. Sin más.

Y las interpretaciones... bueno. Una de cal y otra de arena, como se suele decir. Dos brillan con luz propia, por un lado Diane Lane haciendo un papelón como la mujer del dueño de la MGM, tremendamente sexy además pese a su edad, y aunque parezca mentira... Ben Affleck. Está cojonudo. Después de verle hacer el ridículo decenas de veces en cintas como "Daredevil", aquí se enfunda en un traje que le viene perfecto. Sin duda destaca, y mucho. Bob Hoskins y Robin Tunney tampoco están nada, nada mal... pero Adrien Brody... sí. Su personaje es demasiado cómico y le resta un poco de emoción al tema con guasas estúpidas y chistes facilones. No es que esté fatal, pero no le pega. Además le han puesto al doblador de Jim Carrey, lo que en ocasiones -por el tono de voz y demás- parece que estemos viendo Ace Ventura en lugar de Hollywoodland.

La fotografía es magnífica y la BSO cumple con creces. Sin duda, no es una obra que vaya a pasar a la posteridad, de hecho tiene algunos bajones de ritmo en determinados momentos y se antoja quizá demasiado larga para un relato tan limitado. Pero tampoco insulta al espectador. Buena intriga para una historia cojonuda que brilla especialmete gracias a dos actores. Recomendada, aunque sólo si ya habéis visto otras joyas como "Banderas de nuestros padres".

Descubrí a Naomi Kawase con "Shara", imagino que como prácticamente todos, y desde entonces me interesó mucho la forma en que se acercaba a sus personajes sin juzgar, con una mirada limpia y abierta, jugando con los elementos a su disposición no tanto para reflejar situaciones como para crear estados de ánimo que le permitieran hacer evolucionar su cine. Lo que evidencia "Still the Water" es que Kawase, con el paso de los años, se ha ido depurando y transformando aquel lienzo en una experiencia más cercana a la textura formulaica del cine. Sin ser esto negativo, está claro, pues estamos ante una película de gran belleza en la que cuesta un poco entrar por alejarse de los ritmos convencionales pero que otorga grandes recompensas a poco que uno sea paciente. Su último trabajo se acerca más a los primeros de Kore-eda (Distance, After Life) pero siempre sin descuidar su sello de identidad: la comunión con la naturaleza, el desarrollo de los acontecimientos a fuego lento y una enterza en la destripción de personajes por encima de la media del cine de autor.

En conjunción con el director de fotografía Yutaka Yamazaki (no por casualidad, colaborador habitual de Kore-eda), Kawase crea en "Still the Water" algunos momentos bellísimos que pueden equipararse a aquel desfine de "Shara", para mí, la cumbre de su filmografía. Sirva a remitirse a tres de ellos para hermanar su última película con las creadas por el gran Hayao Miyazaki, por esa visión del costumbrismo, el acercamiento a sus personajes y la elevación del rol femenino -en profundo desarrollo- en una calidad casi de heroína: la segunda secuencia de la cabra, sencillamente espectacular, sensorial y emocionante; la despedida de la madre, con cánticos funerarios, otorgando un respiro a la tensión de la escena en si misma, y su bellísimo tramo final. La música de Hasiken ayuda a sublimar la belleza de las imágenes y el resultado es un trabajo de altura poética en todo lo que respecta a la composición visual y el tratamiento de los elementos que tienen que ver con la naturaleza.

Mi única pega hacia esta "Still the Water" es que algunos de sus elementos más llamativos están abordados con un toque algo melodramático, que funciona aceptablemente pero no tan bien como debería: la relación del niño con su madre, llegado cierto punto; la reiteración de ciertos elementos familiares o la propia entrada al mundo que plantea Kawase, algo árida en primera instancia. Son detalles porque la película es muy digna y merece verse sin ningún tipo de duda. Algunas de sus imágenes son espectaculares, sin género de duda. Y es que una película que logre acercarme a Miyazaki aunque sea de forma residual, ya vale la pena.

"V/H/S" era una película ambiciosa, pero se quedó en eso. Un par de sus segmentos (inicial y cierre) merecían mucho la pena, pero por el medio apenas había un trabajo rutinario por parte de un puñado de realizadores de la 'nueva ola' del terror de la década actual. Con "V/H/S/2" no hay peros que valgan: esta continuación -estilística y de formato, no argumental- es tremendamente superior al modelo original y proporciona un equilibrado cóctel de géneros y sensaciones en apenas noventa minutos de metraje.

Como en la primera, aquí existe una historia central que sirve como nexo a los cuatro segmentos que los personajes irán descubriendo a través de cintas de vídeo, siendo esta trama-eje la que menos placeres proporciona al espectador. El problema es que al estar fragmentada (por necesidad del propio formato) no se llega a conectar con los personajes ni se crea una sensación de inquietud; es superflua, sin llegar a molestar.

Por suerte, los cuatro segmentos son de una calidad muy por encima de la media del género. La película se inicia con "Clinical Trials", en el que vemos a un joven que tras recibir un implante en el ojo comienza a ver fantasmas. He de admitir que hacía muchísimo tiempo que una película no me ponía de los nervios (en el buen sentido), llegando a dar bastante mal rollo por momentos y crear una atmósfera asfixiante. No cuenta nada nuevo pero usa bien sus ingredientes para preparar un primer plato muy digno. La sorpresa llega con el segundo segmento, "A Ride in the Park". Y no tanto por ser el mejor del pack, sino por venir de un tío (Eduardo Sánchez) al que yo personalmente no soporto. Es cierto que se apoya en Gregg Hale como codirector, pero aquí tenemos por fin los frutos de todas las gilipolleces que ha filmado Sánchez: una historia de zombis en primer persona con algunos planos excepcionales y un concepto que se lleva hasta las últimas consecuencias.

Gareth Evans (The Raid) y Timo Tjahjanto entregan el segmento más aplaudido en general, "Safe Heaven". No es para menos: empieza despacio, pero la traca final es casi abusiva, añadiendo capas y capas de locura hasta el punto de recordar al tercer acto de "Cabin in the Woods" sin la ironía y los destellos pop, generando una especie de casa del terror sin paradas ni descansos: a lo loco, cuanto más mejor. Funciona y muy bien, más si tenemos en cuenta que es el tercer bloque del film y que es cuando ya toca pegar un subidón de adrenalina. El cuarto, "Alien Abduction Slumber Party" de Jason Eisener, es otra pequeña sorpresa. Parece "cutre" en sus primeros minutos pero poco a poco consigue crear unas situaciones entre personajes totalmente creíbles, funcionando como una "Super 8" sin el enfoque spielbergiano: unos chavales puteando a la hermana mayor de uno de ellos, hasta que claro... llegan unos aliens.

"V/H/S/2" es esa rara película de segmentos en el que no hay ninguno malo y además son todos muy interesantes de ver, consiguiendo crear mal rollo además de aprovechar un formato muy válido y rara vez explotado con tanta eficiencia. No diré que crea nuevos caminos ni otras vías narrativas (por que sería mentir), pero su ajustado presupuesto por fin se usa como antaño: para suplir el dinero con imaginación. Muy recomendable tanto si os gustó la original como si no. Merece la pena.