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Críticas de Juan Ignacio
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Críticas 414
Críticas ordenadas por utilidad
7
10 de enero de 2018
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La acción de esta película sucede en la misma época en que se rueda, 1936. Barrio de Gion, en Kioto, tradicional rincón de esa gran ciudad japonesa conocido por acoger a la mayoría de los artistas y artesanos clásicos de esa población, así como a un buen número de geishas. Umekichi (Yôko Umemura) y Omocha (Isuzu Yamada) son dos hermanas dedicadas a ese citado oficio; ellas no son ricas, ni trabajan para un gran patrón, ni siquiera tienen uno, aunque quisieran. Ante la quiebra del negocio de un cliente, el señor Furusawa, la mayor de las hermanas, Umekichi, se apiada de él y le da cobijo en su casa, algo que enfurece a su joven hermana, quien, con una mentalidad muy adelantada para aquella época, se ve a sí misma, y a las demás compañeras de profesión, como meros juguetes en manos de los hombres, a quienes considera enemigos y, por tanto, objetivos lícitos de toda clase de represalias y engaños por parte de ellas.

Segunda película sonora de Kenji Mizoguchi, y segundo gran fracaso comercial, hasta tal punto que la productora Dai1chi Egia, fundada por el propio director y Masaichi Nagata, quebró. Se puede decir que este gran cineasta no entró con buen pie en el cine sonoro en cuanto a éxito en taquilla, de crítica si lo obtuvo, tanto en este caso como en el anterior, con el filme, estrenado en el mismo año, 'Elegía de Naniwa'.

Mizoguchi escoge de nuevo, como lo haría en muchos de sus trabajos posteriores, el universo femenino como sujeto; en este caso el contenido en el mundo de las geishas, en una época en que su significación originaria se encontraba ya bastante desvirtuada, cada vez más cerca de la simple prostitución. Mundo, por otra parte, que el director conocía muy bien, su propia hermana fue geisha, obligada por su padre, convivió con ella, y bajo su auxilio económico logró salir adelante en su primera época profesional; más tarde ya tuvo con ese colectivo relaciones de otro tipo, a causa de alguna de ellas llegó a salir muy malparado. En realidad fue todo un gesto de valentía, escoger tal argumento, como ya hizo con su obra anterior, dar voz a unas mujeres más marginadas aún de lo que ya lo estaban por el simple hecho de ser mujeres dentro de un mundo muy machista. Para exponer todo ello se basa en un relato de Aleksandr Kuprin sacado de su extensa obra 'El burdel', en la que el escritor ruso entraba en el sórdido ambiente de la prostitución en su país.

La realidad, una vez más, se terminará mostrando tozuda ante las dos hermanas, dando la razón más a una que a otra, eso sí. Se podrá decir que existe un tono melodramático en toda la historia, mayor aún al final, pero también se puede ver desde otro prisma, que todo sucede en 1936, todavía faltaba mucho para 'Ladrón de bicicletas', para todo neorrealismo en el cine, y ahí estaba ya Mizoguchi con esta crítica social, con una cierta distancia (real, no hay primeros planos) para tratar de no personalizar el drama que cuenta. En la forma de plasmarlo, de nuevo nos encontramos en la antesala de quien sería un maestro; ese plano secuencia en travelling para comenzar, sus picados, el uso de grandes angulares, la profundidad de campo, el juego de la luz con las sombras, para acentuar lo anterior, todo ello era innovador en un cine que en ese momento se dirigía todavía como si se mostrara una obra de teatro. Mizoguchi continuaría depurando su estilo y, sin tardar mucho, llegaría a la maestría absoluta.
Juan Ignacio
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7
10 de agosto de 2015
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde la conclusión de la primera temporada de True Detective sus espectadores ya esperaban la segunda, tal fue el general buen sabor de boca que dejaron las andanzas de Rust Cohle y Marty Hart, los dos detectives de Louisiana; aunque era sabido que esta temporada no iba a tener ningún punto de contacto con la anterior. Ya se sabe que las comparaciones son odiosas, por ello no las quiero hacer entre estas dos historias, sin embargo creo no poder eludir algún elemento a juzgar, como la ausencia, en esta segunda aventura, de Cary Joji Fukunaga como director, la cual se ha notado mucho en detrimento del producto final; el hecho de utilizar seis directores para rodar los ocho episodios de esta ronda ha sido un desacierto pleno.

En una ciudad ficticia del condado de Los Ángeles, Ventura, se nos presenta el extraño y brutal asesinato de un político local en lo que parece ser un caso de corrupción a gran escala. El mayor beneficiario de la operación de venta de terrenos, junto al trazado de tren de gran velocidad que se va a construir, que pasa a ser el máximo perjudicado, el mafioso, Frank Seymon (Vince Vaughn), y hasta tres policías, el patrullero de carretera Paul Woodrugh (Taylor Kitsch) y los agentes Ray Velcoro (Colin Farrell) y Antigone 'Ani' Bezzerides (Rachel McAdams) entran en juego. Los cuatro primeros episodios, la mitad de la miniserie, están dedicados a presentar la acción, nada original en su argumento, y a los cuatro personajes protagonistas, un mafioso de manual y tres policías con pasados muy traumáticos.

No es hasta el capítulo quinto cuando el guion da un giro brusco y las vidas de los tres policías se aúnan por un hecho ocurrido, entonces, cada una de estas vidas, se reviste de tintes épicos; es en ese momento cuando surge lo mejor de esta historia.

Profesionalidad (deseo de sacar a la luz pública a los responsables del caso), valor, angustia (los culpables sabrán como volver la situación en contra de sus perseguidores), lealtad (entre los compañeros policías) e incluso el amor, entre otras emociones propias de la condición humana, emergerán.

Esta temporada de True Detective que nos ocupa no ha tenido la repercusión, ni la va a tener, de la anterior; pero, desde mi punto de vista, su final es bastante más verosímil que el del pasado año.

Las interpretaciones de los cuatro actores protagonistas son correctas, pero nada más, resultan bastante encorsetadas, sin apenas variedad de registros, un error fácil de achacar a la dirección de actores, algo en lo que Fukunaga, con su ausencia, ha demostrado ser un maestro. Nic Pizzolatto desea ser el dueño absoluto de su producto, pero en algo tan fundamental como es la dirección se ha equivocado al prescindir de su director de la temporada anterior.

Por último destacar la música de la cantautora Lera Lynn, cuya actuación, quizá un poco fuera de lugar en el conjunto de esta obra, tanto por su voz, como por sus letras y música propia, resulta memorable.
Juan Ignacio
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7
22 de febrero de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ilya (Melina Mercuri) es una prostituta que vive en el puerto de El Pireo. Con los marineros que llegan y los trabajadores del propio puerto hace rentable su negocio. Es una mujer libre, no trabaja para ningún proxeneta, y solo se lleva a su habitación a quien ella quiere y al precio que ella pone, que nunca es el mismo. Es tan querida por sus clientes, y ella los quiere a ellos, que incluso los domingos celebra fiestas con esos hombres en su casa. Un día llega un curioso escritor estadounidense, Homer Thrace (Jules Dassin), con el propósito de conocer toda la belleza de la vieja Grecia. Al conocer a Ilya, y a su entorno, queda descolocado, y como un Pigmalion cualquiera trata de educar a la mujer a su gusto y hacerla ver que su camino no es el bueno; claro, el bueno, para él, sería que se casasen juntos. Ella, en principio, se deja convencer, pero...

Esta película sirvió de lanzamiento internacional a Melina Mercuri, para ello, además de su gran interpretación, la presencia de su marido, Jules Dassin, director, guionista y coprotagonista de este film fue fundamental; juntos harían posteriormente otras películas.

'Nunca en domingo' transmite una tremenda alegría de vivir, una gran frescura; el calor del Mediterráneo, en todas sus acepciones, y el de su gente, en este caso la griega, inunda toda la cinta. Y, a la vez, es valiente con el tratamiento que de la prostitución hace, y de la figura detestable del proxeneta, valiente para la época en que fue rodada (de hecho tuvo algunos problemas con la censura ante su exhibición en EE.UU.). Aunque Dassin no salva del todo la dificultad de no caer, en parte, en la típica postal, la vence con un guion y una dirección que superan el estereotipo.

La música, de Manos Hadjidakis, fue reconocida por crítica y público; entre otros premios, obtuvo el Oscar a la mención canción ('Los niños del Pireo'), interpretada en la película por Melina Mercuri.
Juan Ignacio
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7
2 de junio de 2018
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joe Lampton, 25 años, llega de la pequeña y paupérrima localidad de Dufton, su lugar de nacimiento y residencia, a la de Warnley, mejor colocada económica y socialmente (ambas poblaciones son ficticias), para trabajar como administrativo en el ayuntamiento. Lampton, de orígenes muy humildes, solo tiene una idea, hacerse millonario 'cazando' a una rica con quien casarse. Su trabajo trepador no le resultará fácil, la elegida tiene prometido; pero será otra mujer, casada y diez años mayor que él, quien, al cruzarse en su camino, le pondrá muy difícil el alcanzar su objetivo.

Jack Clayton, en su debut en el largometraje, se sirve de la novela homónima de John Braine, con guion de Neil Paterson. El novel director adopta las normas del casi recién creado 'Free Cinema' (movimiento artístico-cinematográfico que se quería apartar de la ficción estadounidense del momento, tratando de acercar el realismo y las diferencias sociales, principalmente, a la pantalla; adoptando, en la forma, un aire semejante a la de la nouvelle vague), si bien en este caso estamos ante una muestra que cae en el melodrama.

El guion es muy fiel a la novela de referencia, tan solo se diferencia en pequeños aspectos. La película está muy bien dirigida y cuenta con un montaje eficaz. Clayton compone unos cuadros bellos y competentes, acompañados de una admirable fotografía; y resalta la actitud y sentimientos de los personajes en todo momento utilizando los primeros planos incidiendo tan solo lo justo en ello.

La historia nos muestra la vida de un don nadie que se cree capaz de llegar a lo más alto de la cima social de una localidad pequeña, apoyado únicamente en su elevada autoestima como seductor, siendo en realidad una persona cobarde y celosa, con un puritanismo y machismo del que no se ha deshecho a pesar de sus aires impostados de liberalismo. Finalmente el cazador resultará cazado y las consecuencias de sus actos irán en sentido contrario a lo que él se había propuesto, haciendo mucho daño en su camino. Las mujeres ocupan un segundo plano en esa sociedad, en muchas ocasiones, tratadas por los hombres como si fueran de su propiedad, si bien son ellas más fuertes que ellos, aunque resulten víctimas de los primeros (en relación a esto último hay que decir que esta cinta fue la primera en el cine británico que mostró un adulterio explícito a la vez que satisfactorio, lo que supuso que fuera calificada con una 'X' durante un período de tiempo).

Buen filme, tanto en lo técnico como en lo artístico, con una gran interpretación de Simone Signoret, pero que no se libra de pasar del realismo pretendido al melodrama.
Juan Ignacio
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6
8 de octubre de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aksel Borgen reside en Kuala Lumpur, con su mujer, Angie, e hijo, Tim, donde dirige, en su parte económica, una gran compañía china dedicada a la investigación tecnológica. Su vida dará un vuelco cuando desde Lifjord, su pequeña localidad natal noruega, recibe la llamada de William, expresidente de una compañía de investigación ambiental, pidiéndole ayuda, pues esa empresa, que ocupa a buena parte de la población del lugar, se encuentra en situación de quiebra. Aksel, en contra de la opinión de los socios de la firma para la que trabaja, toma la decisión de comprar la sociedad noruega; no solo lo hace para ayudar a su amigo y a su pueblo, sino para regresar a él y enfrentarse, de esa manera, a grandes fantasmas interiores, pues 20 años atrás tuvo que abandonar su país tras ser absuelto como autor del crimen de Karine, una joven de 16 años con la que salía, hija de William y Eva, actual presidenta de la empresa y que nunca ha dejado de creer en la culpabilidad de Aksel como asesino de su hija.

A raíz de la sinopsis expuesta, todo un mundo de emociones, pasiones y situaciones, cada cual más dramática y tensa, se desata en la pequeña Lifjord.

Miniserie de 10 capítulos, de unos 45 minutos de duración cada uno. El guion resulta complejo, se refiere a algo ocurrido con 20 años de anterioridad al presente de la acción, sin utilizar flashbacks, sino tan solo la supuesta memoria de los variados personajes que pueblan el argumento. Miniserie negra en contraste con los idílicos paisajes veraniegos de los fiordos noruegos. Guionistas y directores consiguen un entramado conjunto angustioso sobre las razones y sinrazones de las formas de actuar de cada personaje. Todo ello da lugar a un punto de partida y primeros compases del nudo de la obra muy interesantes, lo malo es que todo ello se irá dilatando con subtramas que no están a la altura del eje de la historia que se nos cuenta, núcleo que también se terminará haciendo reiterativo; en resumen, a mi juicio, sobran capítulos en este relato en el que se llega a un final que resulta creíble, cerrando muchos de los asuntos paralelos abiertos y otros no.
Juan Ignacio
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