Para el séptimo arte contemporáneo, el de la danza de los millones de dólares por ingresos planetales, sin fronteras económicas que se le resistan, el de las poderosas corporaciones que expresan su avasallamiento cultural e imponiendo su forma de vida, el satanizado “american way of life” que conlleva las grotescas prácticas del consumismo salvaje, para ese cine, ahora es más importante la mercadotecnia, en sus diversas estrategias y estratagemas, que los esfuerzos que representa filmar la película, pre-producirla , antes escribirla y concebirla en la mente de su creador. Esas instancias creativas palidecen y se desdibujan ante su majestad la nueva suripanta de los medios de comunicación.
Las cifras de avatar y la estrategia son motivo de un detallado análisis en el que se involucra la sofisticación del manido concepto de la mercadotecnia. En el paraíso de los vendedores de ilusiones la cinta no sólo se oferta sola sino que ya es esperada ansiosamente por millones de espectadores en todo el mundo. En el asunto de las ilusiones, la creación, para ser más exactos, la invención de una necesidad pierde por completo su sentido primigenio. O sea, ejercer la misma presión de una marca reconocida pero sin tener una existente, en realidad el fenómeno es la marca. Lo que se pretende es que la película sea tan innovadora como su mercadotecnia.
Paradójicamente a Cameron ese vehículo de imágenes digitales con una historia ecológica a favor del planeta, en tercera dimensión, solo le representa una pequeña proporción de su interés real, lo que lo enloquece y seduce: vender la tecnología con la que se desarrolla la película y que mercadotecnia y rollo incluidos, tardó 15 años en desarrollar. Siendo estrictamente numéricos, a Cameron solo le interesa un 20% la película y sus multimillonarias recaudaciones y un restante 80%, la venta de la tecnología, “captura en movimiento” que se muestra en la cinta. “Digital Domain”, es la compañía que Cameron convirtió en el emporio que es después del contundente éxito Titanic.

Mi puntuación y quizá este comentario carecen de objetividad pues se trata de lo más cercano para mí a un ídolo con el perdón de Rafael Nadal a quien he seguido y seguiré toda su carrera.
The last dance es la mejor y más íntima mirada de cómo Michael Jordan y los Chicago Bulls hicieron suyo el mundo no solo del basquetball sino del deporte en la década de los 90, revelando los escoyos y las tribulaciones que Jordan superó para convertirse en el atleta más grande, famoso y rico en la historia del deporte. Cabe recordar que las marcas NBA, ESPN Y NIKE crecieron y se expandieron sobre los hombros Michael.
Acá no hay un guión escrito que seguir, tampoco un actor debe meterse en la piel de su personaje, pero hay un titánico y remarcable trabajo de edición de las más de 10000 horas de filmación de la temporada 97-98 y además la recopilación de imágenes y testimonios de más de 20 años de carrera de Air J. Una dirección acertada y correcta de Jason Hehir que logra detectar y transmitir de manera oportuna los momentos de felicidad, gloria pero sobre todo la tensión y conflictos que rodean a todo equipo deportivo.

Si revisan mis datos se darán cuenta de que no es muy común en mí dar votaciones de 9 y de 10 he votado hasta el momento 1311 pelis y solo 29 entre esas 2 cifras y algunos de lo 9 y 10 que he otorgado son por sentimientos personales no porque esa sea la deducción a la que llegué luego del análisis de guión, dirección, ambientación, profundidad de la historia e interpretaciones etc.
Esta bellísima y cruel historia se gana a cabalidad un 10 pero yo le daré 9. El film no hace en ningún momento lo que hoy en día bien logra hollywood (jugar con los sentimientos de los espectadores oprimiendo los interruptores adecuados del sentimentalismo). Nó, esta historia cava bien en lo profundo de sus personajes, los entiende, se compadece de ellos.
Que duro es saber tus últimos días son inciertos, saber que no cuentas con nada ni con nadie, que triste es saber que estorbas en todo lado y que nada de lo que hay a tu alrededor te pertenece, pues esa es la realidad de estos viejecitos.
Como dice en otra crítica que leí del usuario gilbert es un mandato de Dios honrar a nuestros padres pero este es un concepto que estoy seguro muy pocos entienden a cabalidad, pues la honra va mucho más allá de darles a tus viejos comida y techo. Les confieso que este film me hizo llorar y removió cada una de las fibras de mi hermoso cuerpo y no por mis padres o abuelos que tienen todo mi cariño sino porque me hizo pensar en la realidad de tantas personas abandonadas en el ocaso de su vida cuando ya han entregado todo y solo esperan recibir lo necesario para pasar sus últimos días en PAZ...
De vista obligatoria no dejes de verla.

Poética, romántica, escalofriante, aventurera; así es la trama de esta película en la que su director logra entremezclar de manera exquisita todos los ingredientes fílmicos para convertirla en una gran obra, sin género definido, entre la comedia y el musical, entre el romance y el suspenso sin decantarse por ninguno pero usando un poco de todos.

El director George Sidney, sabe transmitir una inmensa energía a las escenas de lucha (años más tarde volvería al género de capa y espada con la maravillosa Scaramouche). Impresionantes e inigualables son las coreografías de Gene Kelly como D`Artagnan. Uno de los grandes bailarines de Hollywood (fue protagonista de Cantando bajo la lluvia). Su enorme agilidad y destreza se combinan en perfecta simbiosis con su interpretación, un joven dispuesto a comerse el mundo, dando como resultado el perfecto paradigma de la juventud. Athos, encarnado por un fantástico Van Heflin, es todo lo contrario, o quizás se podría considerar un punto de vista muy divergente. Cínico, siempre vaciando su jarra para llenar con vino su espíritu apesadumbrado y, al mismo tiempo, mucho más sabio y experto. Pero, por mucho que lo desee, no puede evitar a D`Artagnan el dolor. Athos no es sino un reflejo futuro de D`Artagnan.

Cabe destacar el gran cuidado del ritmo, la historia, la acción, que dejan en pañales a muchas cintas actuales, más preocupadas en crear espectáculos pirotécnicos que se engullen sin llegar a saborear, donde todo se pretende hacer más fuerte, más rápido pero olvidando muchas veces la calidad del propio filme. Y eso sin mencionar las interpretaciones, carentes de personalidad, eminentemente visuales, más propias de un video clip. Los tres mosqueteros, de George Sidney, nos devuelve a una época dorada del cine donde la fama, el físico y las campañas de publicidad solían ir acompañadas de talento y mucho trabajo.

Tragicomedia de aventuras completamente recomendable para fans de todo tipo de géneros pues hay un poquito para cada uno.
Grande la frase de Athos cuando se dirige Lady de Winter, "te quiero como quiero a las guerras, como quiero a las borracheras, como todo hombre quiere aquello que es nefasto para él".

Que puedo decir de una película que me gustó tanto. Bueno se pueden decir muchísimas cosas como la estupenda interpretación de Billy Coudrup que es secundado por un interminable y siempre correcto Donald Sutherland. La película nos da un repaso por la vida del gran atleta y en muchos lugares desconocido Steve Prefontaine ante todo un luchador y luego un atleta, alguien para quien era tan importante ganar como hacerlo de la manera que el quería la cual resultaba siempre ser la más dura.
Buenos registros dramáticos de parte Coudrup y Sutherland, una historia bien contada y correctamente dirigida por Robert Towne sin embargo me parece que a la historia le hace falta entrar un poco más al lado humano de Steve regalarnos un poquito más de lo sentía en su interior, en su soledad, cuando no había nadie más y meditaba en sus triunfos y fracasos en sus errores y aciertos. Pero a pesar de esto es una obra bien realizada y absolutamente recomendable.