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Críticas de vazquezvarela
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
9
29 de noviembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca pensé que algo tan sucio y decadente pudiese llegar a gustarme tanto. No tengo el honor de conocer personalmente a Steve McQueen, pero creo que es un tipo valiente, y con mucha personalidad. Podrá gustar o no, pero el mérito de hacer una propuesta tan arriesgada hay que reconocérselo. Y talento, mucho talento. Es una película corta, sí, pero al acabarla te va a dar la sensación de haber pasado media vida entre palizas y paredes llenas de mierda. Pongámonos manos a la obra.

La cinta está claramente dividida en tres partes, a modo de capítulos. La primera, de unos 40 minutos aproximadamente, es de lo mejor que he visto en mucho tiempo. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Bien, pues cuando las palabras sobran, es la cámara (o la maestría de quién está detrás de ella) la que habla. Y lo dice a gritos, de auxilio, de dolor, de desesperación, de impotencia. Son gritos mudos, eso sí, no vayas a querer llevarte una paliza. Visualmente esta película, y en especial esta parte, es demoledora. Es una 'máster class' de hora y media sobre el impacto que pueden llegar a tener las imágenes. Es un naturalismo palpable, sucio y maloliente. Pero, joder, qué bueno es. Somos un preso más, sufrimos como el resto, estamos desnudos (ante los guardias) como el resto, olemos como el resto, en definitiva, nos encontramos encerrados por una claustrofóbica película. El poder la imagen cinematográfica llega a sus cotas más altas.

Llegó el recreo. Bueno, de recreo tiene poco. Dije al principio que McQueen era un tío valiente y con personalidad. ¿Por qué? Si la primera parte no os ha convencido de ello (que debería), esta parte lo hará. ¿Cómo? Con un plano secuencia. Y de 15 minutos. Sí, yo también estaría flipando. Nadie en su sano juicio se atrevería con semejante reto audiovisual. Pero rememorando al carismático Sr. Lobo de Pulp Fiction: "no empecemos a chuparnos las pollas todavía. Es una única toma de 15 minutos, así es, pero con la cámara fija. En un trípode. Y dos personajes inmóviles. Dejémonos de misterios: la segunda parte es una larga conversación entre Bobby Sand, protagonista de la obra, y el Padre Moran en una lúgubre sala de la penitenciaría. En ella, Bobby le cuenta al cura lo que piensa hacer y por qué. Lo dicho, un tío con un par el tal McQueen este. Sí señor.

Y tras este transitivo experimento, llega la parte en la que el título del filme alcanza su máximo esplendor. Hambre. Mucha muchísima hambre. La potencia visual de la primera parte vuelve. No de una forma tan violenta ni tan escatológica. Más bien como un acto de auto violencia. El bueno de Bobby llega un momento que si se pone de perfil ya ni se le ve. La que se va a morir a este paso es su abuela, del disgusto de verlo tan delgado al pobre chico. Bromas aparte, la dureza es sobrecogedora. Sin necesidad de ningún tipo de violencia, las imágenes nos hacen estremecernos en nuestro asiento. La degradación de su cuerpo es pareja a la de nuestra mente al verlo. Que acabe ya esto, es demasiado para mí.

Filmada con sobriedad, lo que se ve en pantalla habla por si solo. Una vez acabado el sufrimiento visual, te queda el mental, el de asimilar todo lo que acabas de ver. Una dirección magnifica (y debutante, por cierto, lo cual tiene aun más mérito) y una interpretación protagonista (Fassbender, ya me dirás como haces para pasar de un cuerpo como el de "Hunger" a otro como el de "Shame", pero ese es otro tema a parte) a la altura. Esta es una de esas pocas pelis que además de transmitir emociones, es capaz de transmitir sentidos tales como el olor. Si la vuelvo a ver, me llevaré unas pinzas para la nariz. Ya sabéis, el superlativo de "duro" no es "durísimo", es "Hunger".
vazquezvarela
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6
10 de diciembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No creo que sea necesario decirlo, pero por si acaso, que nadie se espere (ni de lejos) la mejor película de Woody Allen. Ni tampoco la mejor de esta última década ("Matchpoint", "Scoop", "Midnight in Paris", "A Roma con amor"... son superiores). Es lo que tiene hacer una película por año desde hace más de tres décadas, que desgasta. Pero no todo son aspectos negativos. El filme se ve bien, con partes realmente buenas, sustentado en la química entre sus protagonistas... pero le falta algo. Ya sea ritmo, comedia o algún giro más de guión. Algo.

Comienza de forma mágica, literalmente, y se nos presenta al carismático protagonista. Parlanchín, egocéntrico, creído, racional... un exitoso mago al que se le propone un jugoso reto, de esos que tanto le gustan y que tan bien se le dan: descubrir el fraude de una supuesta médium. Sus ansias de aceptación social y su infinito ego le obligan a aceptar tal proposición, y de Berlín pone rumbo al sur de Francia. Allí, en un ambiente aburguesado y pintoresco, conoce a la médium en cuestión, una preciosa joven pelirroja con unos poderes fuera de lo normal. El paso de la incredulidad inicial a la admiración posterior es el principal atractivo de la cinta. Entre medias, conversaciones sobre la vida, la muerte, el más allá, lo paranormal, la religión y, sobre todo, el amor. Todo esto acompañado por la inconfundible música jazz (y música clásica, también) que bañan las películas de Allen.

La fotografía, bonita, sobre todo apreciable en algunos planos realmente espectaculares. El vestuario magnifico, representando a la perfección el estatus de los personajes. Un buen reparto, sobre todo protagonista (me quedo con el papelón de Colin Firth), acompañados por unos más que dignos secundarios. Si bien es cierto que la obra tiene un serio problema de ritmo (de hecho, el señor que tenía a mi lado en el cine se quedó dormido), también hay que reconocerle algunos de sus maravillosos diálogos: ocurrentes como de costumbre, algunos te sacarán una sonrisa, mientras que otros te harán pensar hasta estrujarte el cerebro. Unas cuantas de sus reflexiones son verdaderas joyas, mezcladas con referencias culturales (literatura, filosofía, música...). Creo que en esta crítica debería guardar un hueco solamente para destacar lo radiante que está Emma Stone en esta película. Que es una actriz guapa todos lo sabíamos, pero en "Magia a la luz de la luna" alcanza unos niveles de dulzura y pureza altísimos. Tanto como Scarlett en sensualidad en "Matchpoint". Y eso es un punto a favor.

Resumiendo, no me ha disgustado, incluso creo que hay partes de gran cine, pero de un cineasta de la altura de Woody Allen siempre se espera más. Y al no salir él mismo como protagonista, siempre se espera algo más de la historia (más originalidad, vaya) y no tanto en los diálogos. Creo que la idea se podría haber explotado mejor, así como creo que visualmente es una película demasiado correcta, plana, y que toda complejidad se encuentra en lo que dicen los actores. Yo, personalmente, le pido un poco más como director. Como guionista, en este caso, correcto pero algo irregular. Puede que "Magia a la luz de la luna" como nombre sea más comercial, pero creo que "Largos y ocasionalmente lentos diálogos sobre el raciocinio y el amor a la luz de la luna" se adecuaría mejor. Para gustos.
vazquezvarela
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6
30 de noviembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Miramos el cartel de la película y, al lado de la cara de Tom Hanks, aparece escrito: "en un mundo al borde del abismo, un hombre honesto marcó la diferencia entre la guerra y la paz". Ese hombre honesto es Hanks, claro. Y quién lo dirige, su queridísimo amigo Steven Spielberg. Y con guión de los hermanos Coen. Esto empieza a ponerse interesante. Pero como diría el Señor Lobo en Pulp Fiction (1994): "no empecemos a chuparnos las pollas todavía".

Os voy a contar una historia: un hombre justo e íntegro, a pesar de la oposición y nulo apoyo de quien le rodea, trata de luchar contra la injusticia por muchos obstáculos que se le interpongan, obrando siempre de forma ética y consecuente. Sí, lo sé, os acabo de contar el argumento del 80% del cine de Hollywood, pero en este caso estaba hablando de El puente de los espías, la última obra del conocidísimo Steven Spielberg. Mi relación con este director es de amor-odio (más odio que amor, la verdad), pero al igual que en España no se puede criticar a Iniesta porque nos dio un Mundial, yo prometo contenerme en mis críticas negativas hacia el bueno de Steven. Principalmente porque años atrás nos regaló dos joyas como La lista de Schlinder (1993) y Salvar al soldado Ryan (1998). De la primera, qué decir que no se haya dicho ya, una de mis películas favoritas. La segunda, aun destilando patriotismo por cada poro, es en mi opinión la mejor película bélica jamás filmada.
Pero bueno, vayamos a lo nuestro. Spielberg se pone más o menos serio para traernos una película de corte clásico sobre el espionaje en la Guerra Fría. Más que un thriller sobre el espionaje propiamente dicho, nos encontramos con un drama judicial en un contexto muy determinado y jugoso para el cine americano .Tom Hanks realiza una gran interpretación dando vida al abogado James Donovan, al que le encargan la complicada tarea de defender a un espía soviético. Es ahí cuando, sorprendentemente, Spielberg saca su dardo a pasear para criticar el sistema judicial estadounidense y la moral del pueblo americano. Ese odio hacia el enemigo soviético y a quién lo defiende, esas miradas de asco, ese mirar hacia otro lado de la justicia...

Además de esta historia, nos encontramos con otras dos líneas protagonizadas por personajes (Powell y Pryor) que acabarán convergiendo en el camino de Donovan. Pero, siendo honestos, a nadie le importa lo que les pase. Son personajes planos, grises y tópicos, creados como simple herramienta para que la historia avance. Mi empatía con ellos es nula, y dudo que ese fuera el objetivo de sus roles. Es a partir de la aparición de ambos cuando empieza a aflorar lo peor del filme.

FLASHBACK. Vemos a un pequeño Steven Spielberg en el regazo de su madre mientras esta le dice: "hijo mío, por muy grandes que sean las dificultades, los buenos siempre ganan y el amor (de cualquier tipo, hacia personas, extraterrestres, países...) puede con todo". Steven sonríe, y con esta idea en la cabeza crece, que no madura, y decide plasmarla en la mayoría de sus películas.

Volvemos a la realidad. Todo esto viene a justificar la oleada de patriotismo que inundará la pantalla. Para no extenderme demasiado, os lo resumo de forma sencilla: EEUU=guay, URSS=caca. Nada nuevo, ¿verdad? Mención aparte se merece el espía soviético condenado. Desde Big Hero 6 (2014) no veía a un personaje más entrañable y bonachón. Dan ganas de exculparle de los cargos, acogerlo en tu casa y darle galletitas con leche antes de acostarse.

Pero no todo es malo, para nada. Si con más de 2 horas de película, ni media escena de acción y casi todo diálogos no me he dormido en el cine, es que algo bueno habrá. Por ejemplo, la fantástica escena inicial. Sin apenas diálogos, muy visual y perfectamente filmada, manteniendo intrigado al espectador. Así sí, Steven. El fino sentido de humor que salpica el metraje, supongo que mucha culpa de esto la tendrán Joel y Ethan Coen. La ambientación, como en todas las películas del director, es maravillosa. Cuidada al detalle, nos traslada 60 años atrás gracias a los escenarios, localizaciones y vestuario. La fotografía de su fiel acompañante Janusz Kaminski transmite trabajo y talento en cada frame, recordándonos mucho a la estética de Camino a la Perdición (2002) de Sam Mendes. La escena final, pura poesía visual, realizando un bonito paralelismo con otra poderosa escena anterior.

En definitiva, ya sea para bien o para mal, el sello de Spielberg está presente en todas sus obras, y eso es algo meritorio. Su talento para contar historias es innegable, pero la óptica que elige normalmente no me agrada. Y ya que la cosa va de citas, a modo de resumen, terminamos con una de 1984 de Orwell: "encontrarse en minoría, incluso en minoría de uno solo, no significa estar loco. La cordura no depende de las estadísticas". Tom Hanks lo sabe.
vazquezvarela
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8
17 de diciembre de 2014
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El audiovisual gallego está de celebración. Tras el éxito que supuso (y a día de hoy sigue suponiendo), sobre todo en taquilla, "A Esmorga" de Ignacio Vilar, llega a las pantallas "Os fenómenos", con título en gallego, al igual que gran parte de la película. Rodada en Galicia, producida y creada por gallegos, y con actores en su gran mayoría gallegos, es un panorama alentador, tanto por lo que es, como por lo que será en el futuro.

Todo gira en torno a un tema y una protagonista. La crisis económica (centrada en la crisis del ladrillo) personificada en Lola Dueñas, la ídem de este drama. Mujer luchadora e inconformista, sumida en un momento difícil, vive en sus propias carnes el inicio de la que será la peor crisis económica de las últimas décadas. Y desde una perspectiva tan olvidada como importante, la de un peón de obra. Rodeada de un ambiente gris, y de hombres, no tarda en aflorar el más que esperado machismo de la situación: una mujer realizando el trabajo sucio de una construcción. Su carácter y su fuerza guían la película, convencen a sus compañeros y, tras la pantalla, maravillan a la crítica.

Decía de su punto de vista que era tan importante como olvidado, y es que hay momentos en el filme que son verdaderas lecciones de economía. Algunas escenas, como las de las pagas de los salarios, atentan contra el sentido común, y todo el mundo entiende de forma simple el por qué de tantos chavales que dejaron los estudios para meterse en la construcción. Qué necesaria era esta película, y qué bien hecha está.

Ya sea en una camioneta con puerta y ventana, un piso nuevo(?) o entre vigas y ladrillos colocados con más prisa que esmero, este grupo de entrañables obreros (cada uno a su manera), liderados (al menos narrativamente) por la incansable Neneta, te harán reír y sufrir, odiar y querer, confiar y desconfiar, entender una crisis, o la vida misma. Neneta es la crisis en persona (tanto personal como económicamente hablando), pero una crisis que se debate entre la esperanza y el pesimismo. Rodeándola, un elenco de actores a la altura de las circunstancias, sobresaliendo entre ellos un Miguel de Lira que lleva un año de ensueño, pasando del tópico y rancio carácter de un peón a un grado de humanidad con el que fácilmente se empatiza.

Qué más decir, cuando todo está dicho. "Dicotomía" es una palabra bonita, y caracteriza perfectamente a esta película, que fluctúa entre la comedia y el drama social (con un claro trasfondo político). Ya sabes, cuando estés en la dicotomía entre drama o comedia,entre buen cine y cine nacional, entre churrasco o ensalada, pues qué coño, eliges ambos. U "Os Fenomenos", que es lo mismo.
vazquezvarela
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(Be)Longing
Documental
Portugal2014
6,8
34
6
7 de octubre de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A los que somos de ciudad, hay ciertas cosas del rural que nos sorprenden. No porque no sepamos que existen, pero no por saber de ellas dejan de ser llamativas. Pueblos hay en todos lados, incluso a escasos kilómetros de grandes urbes, pero su modo de vida es completamente antagónico. Y antagónico no quiere decir peor, ni mucho menos, de hecho este texto es un reclamo a la simpleza y autenticidad del rural.

El documental está realizado por el cinematógrafo João Pedro Plácido. Y sí, no me he equivocado, él es y se considera a sí mismo director de fotografía, pero por unos motivos u otros acabó también dirigiendo y escribiendo esta obra. Sobra decir que la fotografía es suya, y que por cierto, es realmente magnífica. Para mí, lo mejor del filme sin duda.

La cinta nos sitúa en un pequeño pueblo de Portugal, donde se nos van relatando consecutivamente los quehaceres diarios de un grupo de habitantes. Todos se dedican a la agricultura y ganadería, como es normal. De entre todas las personas que aparecen, destacan especialmente dos: un joven y un señor mayor. Su (sorprendente) naturalidad ante la cámara y la autenticidad de su carácter son el principal atractivo de esta pieza.

Situaciones de todo tipo entre humanos y naturaleza se van sucediendo, y alcanzan su punto más intenso con la llegada de la fiesta del pueblo. Envuelta en una fotografía diferente, con luces de colores como principales testigos, la aldea y sus habitantes se sueltan y dan rienda suelta a sus pasiones. En definitiva, que serán más auténticos y más humanos que nunca.
vazquezvarela
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