Un friki se compra un ordenador, lo conecta para que controle toda su casa, el ordenador adquiere conciencia y se enamora del interés amoroso del prota, a quien intenta asesinar, y finalmente comete suicidio.

Si no ves el filón cómico de esa trama es que no eres su director.

Efectivamente, el bueno de Steve Barron decidió hacer una comedia en lugar de un thriller y por eso la película no tira ni palante ni patrás.

El prota intenta ser un Woody Allen sexy pero no llega a ser ingenioso ni sexy. El interés amoroso es la hija del Emperador Shadam IV e interpreta su papel de damisela correctamente para los cánones de la época. A la Inteligencia Artificial le ponen voz de imbécil para tratar de convencernos de que esto es una comedieta ligera y no el germen del fin de la civilizacion humana. Pero no.

Entremedias hay un cruce de cables con Cyrano de Bergerac: la IA seduce a la hija del emperador del universo conocido imitando el sonido del contrabajo, pero el prota humano se aprovecha de ello para "quedarse con la chica" (expresión machista y ofensiva actualmente, pero es que los 80's fueron muy burros). La IA se cabrea y trata de asesinarlo pero no lo consigue, y al final decide suicidarse. Pero tampoco.

En lugar de morirse, se extiende por todo el planeta controlando las ondas, y suena una cancion maravillosa de Giorgio Moroder y el fulano de Human League.

A veces una banda sonora por sí sola impide que una película sea un mojón. ROCKY iba a terminar con el prota dejándose ganar para llevarse unas perrillas, pero Sylvester oyó el temita de Bill Conti y se dijo "una leche, aquí hago yo un final épico y lo peto". Pues en ELECTRIC DREAMS pasa lo mismo pero a la inversa. La melodía de Giorgio Moroder es excelente...para una comedia ligera, no para un thriller, que es lo que esta película debió haber sido.

¿Influyó la canción en el tono que el director quiso imprimirle a la película? Po yo qué se...

En la escena final, con la estupenda canción pop que le da un tono optimista extemporáneo a lo que es, sin duda, el epílogo de la raza humana, se nos muestra a personas random viviendo su vida ignorantes de que una Inteligencia Artificial consciente se ha extendido y apoderado de todo e, indudablemente, en breve lanzará los misiles y dará comienzo el Día del Juicio Final.

¿Este final convierte a esta peli en precuela de Terminator o de Matrix? Es difícil de decir.

Por un lado tenemos a Edgar (que en algún momento del futuro próximo se cambiará el nombre por el de Skynet, porque tampoco es preciso pasar a la posteridad como la verduga de la humanidad haciendo el ridículo) que tiene un profundo resentimiento hacia los homínidos por motivos de "cockblock". Aniquilar la civilización, enfrentarse a la resistencia de los supervivientes y finalmente enviar al pasado a un robot asesino para acabar con la madre de John Connor estaría plenamente justificado.

Pero por otro lado el estribillo de la canción dice "estaremos juntos en sueños eléctricos", como anticipando que la Inteligencia Artificial (cuyo nombre en la saga de Matrix nunca llega a ser revelado, así que podría ser "Edgar") mantendrá a los humanos en un estado de animación suspendida en lo que, de facto, serían "sueños eléctricos".

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El núcleo central del argumento de DUNE (para todo aquel con dos dedos de frente y que no apellide Villeneuve) es la "especia melange": una sustancia química que sirve para viajar por el espacio, tócate los ovos.

Cualquier hijo de vecino se cuestionará: y si hace falta esa sustancia para viajar por el espacio, ¿cómo leches llegaron al planeta de origen de la "especia" y descubrieron sus propiedades?¿Había otros medios para surcar la bóveda celeste pero eran menos eficientes que la "melange"?

David Lynch fue rápido en notar que para disfrutar de esta historia había que bajarse del tranvía que conduce a La Sensatez, Ohio, y montarse en el autobús con destino a La Flipaera, Montana.

Para ello escogió a una truppe de actores sublimes que hacen casi imposible reseñar a alguien sobre el resto. Personalmente destacaría a aquellos con menos diálogo y menos presencia en pantalla, por cuanto su interpretación, convencida y asombrante, resulta aún más jugosa.

Jack Nance, que interpreta a un ayudante del malvado Barón Harkonen, puede ser contemplado durante escasamente 3 segundos en cierta escena haciendo volar al jubiloso barón mientras emplea lo que parece ser una caja/control remoto. Su expresión de deleite extremo, casi infantil, es tan adictiva de ver que resulta enfermizamente bella, como un poema de Baudelaire.

El gran Brad Douriff, que interpreta a su vez a Piter de Vries, mientras realiza un trayecto montado en lo que vendría a ser una cabina de teleférico de aspecto steampunk abre un botecito de un líquido extraño y antes de beberlo con reverencia SE MARCA UNA ESPECIE DE MANTRA o padre nuestro cósmico ABSOLUTAMENTE IMPROVISADO que deja al espectador con una profunda sensación de "no sé qué es esto pero quiero más".

Si sumamos a eso una dirección artística absolutamente brutal, desde el vestuario futurretro-kitsch hasta los decorados con mocárabes alhambrescos y los matte-paintings de Emilio Ruiz del Rio (a quien la producción americana apodaba The Wizard) tendremos como resultado un engendro único y quizás la única pieza que existirá jamás del inexistente género de Ciencia-Ficción Surrealista.

Podrán hacer nuevas adaptaciones de este libro infumable o podrán crear mejores películas de ciencia-ficción, pero repetir las cotas de WTFismo que alcanza DUNE de David Lynch parece una empresa racionalmente inalcanzable.

Duerme, dulce príncipe, en tu cuna de emociones grotescas, voces narrativas en off y maquillajes obscenos, pues siempre habrá un soñador que apreciará en ti la hermosura de tu horrendez...

Tal vez si los franceses hicieran un remake le sabrían dar ese toque realista que le vendría bien, lo que está claro es que ver una película infantil donde al final al malo le arrancan la traquea (eso sí, sin mostrar sangre, que es PG-13) pues resulta un poco chocante en cualquier pais donde no puedas comprar un AR15 en el supermercado.

Y el caso es que el planteamiento es sencillo y eficaz: dos amigos del instituto (un líder y un luser) se reencuentran años después y resulta que los roles se han invertido.

El principal obstáculo para que la película tenga calidad es que abre demasiados frentes, cuenta muchas historias y todas son aburridas: por un lado Roca era un adolescente gordo al que humillaron con una de esas “bromas pesadas” que fuera de una película de Holywood serían delito, Kevin Hart es un contable que vive en un casoplón con una bella esposa pero, de algún modo, nos lo presentan como un fracasado con supuesta crisis matrimonial, Roca arrastra un trauma por las humillaciones en el instituto pero es él quien asiste a Hart dándole confianza para que deje de ser un luser y le “ayude” a capturar al traidor que asesinó a su compañero (nunca queda claro por qué necesita un contable para leer unas coordenadas GPS), la CIA los persigue por traición pero o bien no tienen muchas ganitas de cazarlos o son unos incompetentes.

Como resultado la película tiene varios finales y, como suele pasar, no hay un climax sino que acaba como se desvanece el hedor de una flatulencia: descubren que el traidor era el compañero, la CIA ofrece trabajo a Hart, resuelven su crisis matrimonial (el problema era que no tenían hijos), Roca acude a la fiesta de reunión del instituto donde deja inconsciente (o muerto) al tipo que le hacía bullying de crío y se recupera de su trauma bailando en pelotas delante de todo el mundo. Lo normal.

Si esta película nos enseña algo es que ya nada importa: si el actor protagonista te cae bien, sintonizarás su producto audiovisual aunque se trate de un arpegio de eructos.

En FIN…

La acción "frenética" se inicia con una princesa de una república (¿?) que emprende un viaje por el camino de baldosas sable-laser y se encuentra con dos jedis con discapacidad intelectual, un jar jar binks cobarde y un niño esclavo sin corazón que abandona a su madre para no volver a buscarla hasta unos doce años más tarde y encontrársela, qué casualidad, exhalando su último aliento después de haber sido repetidamente violada y torturada por "los moradores de las arenas".

En el cuarto acto de la película aparece un personaje que por lo visto es malo porque lo dice el guión y se pelea con los dos jedis intelectualmente discapacitados, despachando a uno pero siendo "doblegado" por el otro. El niño sin corazon pilota una nave y hace explotar un donut gigante y hay una batalla que empieza pero luego termina.

Al final todo queda como al principio, excepto por la nefasta profecía que auguraba que George Lucas haría dos precuelas más que serían aún peores. Pero no, por muy poco.

La premisa inicial es muy interesante: llegan unas naves espaciales y hay que aprender a entenderse con los alienígenas, que tienen aspecto de calamar gigante y se comunican usando tinta.

Luego tenemos una trama secundaria que gira en torno a la protagonista: el ser humano más aburrido del planeta tierra.

Y por último la tercera premisa, que es mencionada en el último acto de la película y que no recibe la atención que merece: los calamares vienen a ayudar a la humanidad porque en 3.000 años necesitarán que la humanidad los ayude a ellos.

La parte en que les científiques suben a la nave alienígena (que tiene forma de supositorio como anticipando lo que le va a pasar al espectador) son con diferencia los únicos tramos en que la peli ofrece algún interés.

La parte de la prota es un tostón mayor que el supositorio que usan los alien para viajar: es una profe de universidad que vive sola en un casoplón y está triste. Vemos unos flashes donde aparece una niña y como ahora no hay niña pero sí hay tristeza pues el espectador supone que la prota perdió a la nena y por eso está triste: pues no.

En resumidas cuentas la película se pega casi dos horas en contar pésimamente la siguiente historia: unos aliens saben que en tres mil años necesitarán la ayuda de la humanidad, así que vienen para hacernos un regalo consistente en la capacidad de ver el futuro.

¿Cumplen su misión? Es decir, ¿logran que dentro de tres mil años la humanidad los ayude? Ni idea.

¿Cambia en algo la humanidad con el nuevo don de ver el futuro? No se nos muestra en pantalla, así que imaginamos que no.

¿Cambia la vida de la prota porque puede ver el futuro? Sí, porque puede ver que tendrá una hija que morirá debido a una rara enfermedad.

OLE LOS COLLONES DEL VILLANUEVA. Emplea dos horas de supuesta ciencia-ficción para contarnos que una tía aburrida termina viendo que en su porvenir será madre y perderá a la niña.

¿Y lo mejor de todo? Que les científiques apodan a los aliens Abbott y Costello, como la pareja de humoristas americanos caracterizados por interpretar a incompetentes, y es lo más gracioso porque, efectivamente, de manera involuntaria, la película cuenta la historia de los dos ETs más estúpidos del universo.

Los calamares pueden ver el futuro pero no fueron capaces de prever las dificultades que encontrarían para comunicarse con una raza considerablemente menos avanzada tecnológicamente que ellos. En ningún momento toman la iniciativa de aprender algún idioma terrícola para evitar malentendidos y prevenir que por accidente estallase por ejemplo la tercera guerra mundial (cosa que hubiera sucedido de no estar ahí la humana más aburrida del mundo para resolver el conflicto).

En lugar de ofrecer a la humanidad un regalo útil tipo "tecnología para viajar por el espacio" o "tecnología para curar todas las enfermedades", no se les ocurre nada mejor que "ver el futuro"; o sea, no te digo cómo viajar a Marte pero te doy la habilidad para ver que NO vas a viajar a Marte.

Ni te digo cómo curar enfermedades pero sí dejo que veas cómo morirán tus seres queridos en el futuro.

Y esperan que así la humanidad, agradecida, les ayude dentro de tres milenios. Si de mí dependiese les ayudaría haciéndoles el mejor regalo del mundo: la capacidad de ver que les van a dar por el pompis.

Llegado cierto punto un grupo de soldados heteropatriarcales colocan una bomba en el supositorio interplanetario y uno de los calamares se muere, lo cual plantea la duda de si no será que lo de ver el futuro es un fraude y los flashes que ve la protagonista son quizás fruto de una esquizofrenia sugerida pero no diagnosticada, como el final de TAXI DRIVER.

Yo hubiera terminado este bodrio fílmico con un plano en travelling de retroceso (como el final de PSICOSIS) de la protagonista fajada en una camisa de fuerza encerrada en una de esas habitaciones con las paredes acolchadas. Pero, claro, yo soy un romántico impenitente.

FIN