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España España · Badajoz
Críticas de Max Power
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Críticas 55
Críticas ordenadas por utilidad
8
18 de agosto de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las indiscutibles Obras Maestras del realizador italiano en la que propone una aparantemente sencilla historia en la que las fuezas empíricas llevan a sus protagonistas a realizar una serie de acciones delictivas sin realmente desearlo, esto llevará consigo una sucesión de hechos que irán creando una trama más compleja pero centrado de manera novedosa en los sentimientos de sus protagonistas alcanzando un inesperado pero efectivo giro emocional. Más allá de sus valores narrativos destaca también por la fotografía de Brizzi ( "Otelo") mucho más atrevida y original que la de su Magnum Opus "Ladrón de bicicletas" que mantenía un estilo mucho más puro y estricto. Destacar por último las soberbias interpretaciones de los niños de las mejores que he visto de chavales de su edad, la madurez, los traumas, la picardía, el sufrimiento, todo ello reflejado con una sinceridad y una naturalidad sobrecogedoras. Un film esencial como casi todo lo de este director.
Nota final:
8'1
Max Power
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10
17 de agosto de 2015
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las obras cumbre del cine, obra tensa, apasionante, fotográfica y estéticamente por encima de la inmensa mayoría del cine que se rodó entonces. La manera en la que su talentoso director narró esta persecución es, sin ningún tipo de paliativos exquisita. Loretta Young, soberbia, su progeso emocional, de una entregada y sumisa esposa a una fría e irreverente mujer de armas tomar es sobrecogedora. Robinson, probablemente el mejor actor rumano de siempre, se vale de la templanza y la experiencia de su personaje para construir a un hombre digno de admirar, meticuloso, detallista y sumamente inteligente. Welles, chulesco, casi arrogante, pero serio y calculador cuando tiene que serlo.
Los tres protagonistas suponen un choque de trenes, de vivas pasiones. No es la clásica película de gato caza al ratón. Se trata, por el contrario, de tres seres, con sus pensamientos y motivaciones propias, la lucha incansable del individuo por sobrevivir. Welles por salvar el pellejo, Young para redimirse por haberse casado con semejante animal y Robinson para sentirse vivo.
El clímax en la torre del reloj es pura tragedia griega.
Nota final:
10
Max Power
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7
5 de agosto de 2012
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considerada la gran obra maestra de Ophüls "Carta a una desconocida" es una visión personal del amor por parte del director, viéndolo como un constante devaneo de sentimientos derivados del platonismo del mismo. Si bien es cierto que técnicamente la película es notable (primorosa elección de planos) no consigue alcanzar la calidad de las grandes películas románticas de la época, debido en mi opinión a un concepto del amor demasiado pueril y a lo poco que convencen sus actores, debido quizá a lo excesivamente melodramático de los mismos (de hecho Fontaine parece estar un poco trastornada) y en la que su banda sonora no consigue emocionar o ensalzar las escenas como debiera. Personalmente la considero una decepción.
Max Power
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7
25 de julio de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Minúsculos: El valle de las hormigas perdidas" supone una de las obras del cine infantil europeo más interesantes de las últimas décadas. Su propuesta a priori radical (escenarios reales, ni una línea de diálogo) puede echar para atrás a algún padre conservador, pero que sin embargo supone la línea que diferencia el gusto por el tópico y el gusto por lo vanguardista, atrevido y artístico. La ópera prima de Szabo y Giraud supone un soplo de aire fresco para el cine de animación europeo, donde se intercala el espíritu de aventura, el valor de la amistad y el trabajo en equipo con la formación intelectual del joven espectador.
Plagado de momentos que tanto los jóvenes como los adultos pueden disfrutar (sobre todo con sus múltiples homenajes a películas famosas), "Minúsculos: El valle de las hormigas perdidas" es el film de animación que tantos años llevaban esperando los amantes del cine puro y que continúa la línea que empezaron a reescribir "The Artist" y "Blancanieves" hace unos años.
Para los que vislumbran el futuro del cine como una reinvención de sus inicios:
Lo mejor:
· Estéticamente original, contemplarla es como volver a ver esas series infantiles de hace un par de décadas.
· Está plagada de homenajes a joyas del cine (Psicosis, En busca del arca perdida, El señor de los anillos, La guerra de las galaxias e incluso 300).
· El clímax de la película, la escena bélica, es emocionante.

Lo peor:
· Su ritmo es sumamente lento.
· La falta de diálogos hace que sus protagonistas no tengan un gran carisma.
· Si no se está acostumbrado al cine mudo, puede ser muy tediosa de ver.
· Como espectador adulto, echo en falta más intensidad dramática.

Nota final:
6'8
Max Power
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7
19 de diciembre de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Netflix estrenó en 2017 "American Vandal", pocos podían imaginar el pequeño icono artístico que aquello supondría para la plataforma americana.
Si bien a nivel de espectadores no tuvo demasiado éxito, hasta el punto de que no fue renovada para una tercera temporada, la serie es una aguda reflexión sobre el lugar que ocupa el ser humano en la sociedad del espectáculo, quien, a raíz del despegue definitivo de las redes sociales parece haberse afianzado en una mezcla de exposición continua con una tendencia a la sobrecompensación de la falta de amor propio reflejado en la adoración de la imagen por la imagen sin otro fin que conseguir validación en forma de corazoncitos y mensajes entusiastas de jóvenes que quieren ver (o necesitan creer) un modelo en el que inspirarse para poder conseguir más rápidamente el ascenso de estatus social, el abandono de la vida estudiantil y la promesa de un futuro basado en vivir de las rentas que proporciona la exhibición del cuerpo, de una forma u otra, bien sea como "influencer" de la moda o directamente como representante de la vida fiestera y socialmente "exitosa".
Lo pongo entre comillas porque, como muy bien nos dice esta segunda temporada, la imagen aunque valga más que mil palabras por sí sola no tiene por qué valer nada y menos aún en redes sociales donde todo está masificado y todo se actualiza constantemente.
"American Vandal II" es una crítica o si se quiere, una excusa con una gamberrada de trasfondo para hablarnos del camino que están tomando las nuevas generaciones, que crecen y se desarrollan a la deriva de lo culturalmente elevado e inspirador, jóvenes que son afectados por las presiones consumistas de su entorno, que se ahogan en inseguridades y miedos: miedo a ser excluido, miedo a no estar a la moda, miedo al qué dirán, miedo a perderse aquello que se supone que hay que disfrutar con cierta edad.
La falta de referentes sólidos, en una época donde la falta de líderes políticos, sociales o incluso científicos es alarmantemente alta. Donde los deportistas de élite, los traperos, los anteriormente mencionados influencers o cualquier youtuber tienen un mayor alcance psicológico para estos jóvenes de lo que debería en una sociedad contemporánea con pleno acceso a toda la cultura de la Historia.
La serie, es una sátira, o si se quiere retorcer un poco más el concepto, una parodia. En primer lugar, una parodia de los documentales sobre misterios y crímenes que últimamente pululan por televisión y streaming, en segundo lugar una sátira de la juventud de hoy, de como funcionan las relaciones jerárquicas dentro de los institutos, donde se denuncia la doble vara de medir que estos centros tienen con ciertos alumnos, debido a las exigencias del Mercado que les obliga a pasar por alto ciertas actitudes y comportamientos para recaudar el suficiente dinero para seguir sobreviviendo, para mantener el prestigio, la imagen. DeMarcus Tillman, joven promesa del baloncesto y ojito derecho de la dirección por la publicidad que recibe el centro gracias a él, es el rey del mambo, pero a la vez es un personaje que, aun gozando de la popularidad que el resto ansía, se ve solo en el trono, en cierto modo igual de aislado que un marginado, sus privilegios se revelan solo como un simple rol, que a él le toca cumplir, su glamour y su fama es simplemente el elemento inevitable de su condición, deseada o no. Lo que le convierte en un objetivo vulnerable por la soledad que acompaña a su estatus.
El resto de personajes parecen ir en la misma sintonía, cada uno sabe lo que hacen los demás, gracias a las redes sociales, pero ninguno parece saber quien es quien realmente, su verdadero rostro, sus verdaderos pensamientos. En este hervidero de apariencias y juegos de espejos, aparece en escena el Zurullo Vengador, una alimaña que solo puede surgir del caos que provocan los vacíos de comunicación que se dan entre los miembros del alumnado y del profesorado y que se aprovechará de un modo psicópata de estos para confirmar la paranoia y la desconfianza siempre latente en Internet.
El instituto elegirá a Kevin como cabeza de turco para evitar represalias mayores tanto desde el plano de la paz social como de los inversores del centro, sin tener pruebas sólidas de ningún tipo. El alumno pierde todos sus derechos para evitar que el capitalismo arruine el centro. La violencia estructural como verdadero villano de la función.
Fuera de análisis sociológicos y psicológicos, lo cierto es que "American Vandal II" me parece que está un peldaño por debajo de su predecesora, donde en la anterior había una clara línea de aparente improvisación formal, en esta todo está encorsetado en un formato ya profesionalizado, bien justificado pero que le hace perder encanto. Las interpretaciones siguen siendo brillantes, dotadas de una naturalidad difícil de superar, que hace que los personajes te resulten muy cercanos y carismáticos, si bien los diálogos gozan de un tono ácido menos sutil que en la primera parte. El ritmo también decae en pos del virtuosismo visual (cosa que nunca debe ocurrir) pero lo compensa con un incisivo y necesario análisis de la juventud occidental contemporánea a quien se la trata habitualmente, sobre todo en Hollywood, con tanta pleitesía por ser la principal fuente de ingresos del sector audiovisual. La serie analiza las carencias de los adolescentes, especialmente en el plano afectivo-emocional, enfatizado por la ausencia de los padres en toda la temporada (incluso el propio Kevin no tiene padres vivos), remarcando la soledad a la que parecen condenadas las nuevas generaciones en pos del "progreso económico" y la productividad. Se observa también una progresiva mercantilización en las relaciones de los personajes entre sí, fruto del modelo socioeconómico imperante.
El resultado sin ser brillante, si es original y necesario.
Recomendado para todos los chavales entre 13 y 25 años.
Max Power
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