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España España · Cáceres
Críticas de Sinhué
Críticas 1.378
Críticas ordenadas por utilidad
6
2 de noviembre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos 20 años tuvo lugar en Brasil un suceso del que se habló mucho por aquellos días. Era el desenmascaramiento, y detención, de una mujer que tiempo atrás había robado, en fechas muy diferentes, dos recien nacidos de sus cunas hospitalarias. La directora Anna Muylaert retoma aquella noticia, escribe un guión y se plantea las cosas que podrían estar detrás de los titulares de prensa; que es, ni más ni menos, la vida de los niños víctimas de este desaguisado.

Pierre, al que la Muylaert sitúa ya con diecisiete años, sufrirá de manera especial el desenraizamiento. A la separación brusca de la madre y posteriormente de la hermana, se unirá el alejamiento del barrio, de sus amigos y de una vida que poco a poco, sin traumas, iba orientando hacia sus tendencias y hábitos sexuales, para nada convencionales.

El impacto emocional que el joven adolescente recibe tras la ruptura de lo que considera su verdadero hogar, le llevará a acentuar su grado de rebeldía, sincera y sin anestesia, que pondrá en un brete a su nueva familia, empeñada en reconvertirlo en Felipe.

En la Seminci 61, Madre sólo hay una recibió dos espigas importantes: Mejor dirección y mejor actor, este último para el primer trabajo de un muchacho que se hace llamar Naomi y que abre una puerta más a la normalización de los otros géneros; no hace mucho perseguidos y vilipendiados.
Sinhué
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8
26 de febrero de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ivo, es un personaje que los amantes del cine no vamos a olvidar fácilmente. El viejo estonio, afincado en Georgia en pleno conflicto entre georgianos y abjasios, decide permanecer neutral y alineado en una sola convicción: la inutilidad de las guerras. Pero para tomar partido por la sensatez y la humanidad hay que estar hecho de una pasta especial. En los tiempos que corren casi podíamos afirmar que se ha roto el molde que permitió la venturosa existencia de hombres como el carpintero de las barbas blancas; pero puede que esta matriz solo esté perdida, enterrada, olvidada en algún desván polvoriento....; tal vez, pensamos mientras abandonamos el cine con una sonrisa, volverán los habitantes de este planeta a ser eso: seres humanos; a ser, "....en el buen sentido de la palabra, buenos" que diría Antonio Machado.

Este tipo de reflexiones me llegan tras haber sido testigo pasivo de un terrible drama más, que tiene que ver con la estupidez de los llamados "seres inteligentes". Las mandarinas, del director georgiano: Zaza Urushadze, no es, aunque también, una denuncia antimilitarista; es un canto a la esperanza y a la reivindicación de la parte racional que vive dentro, muy dentro, cada vez más dentro, de todos nosotros.
Lo que el padre de esta buenísima película parece querernos transmitir, es que la política nos hace peores, que quizás no seamos tan malos, pero que hemos de mejorar mucho nuestro entorno y vigilar mucho a quienes damos responsabilidades de gobierno y poder, ya que la gente con menos escrúpulos son quienes acaban imponiéndonos por la fuerza sus pestilentes convicciones.
Sinhué
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7
13 de febrero de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tomás se aburre en Veracruz y su madre decide mandarle, un tiempo, con su hermano a la capital. Sombra, el mayor, tiene aparcada su licenciatura por la huelga de estudiantes, entre 1999 y 2000, propiciada por el CGH (Consejo General de Huelga) en la Universidad Nacional Autónoma de México. El tiempo libre (o sea, todo) lo utiliza, el estudiante, en beber, fumar y dormitar en el piso alquilado y semiderruido, junto a su amigo Santos.

La llegada del peque actúa como fulminante sobre la pólvora, si bien el material explosivo parece estar caduco y mojado. Porque para hacer honor a las palabras de su querido padre, ya muerto, el aspirante a escritor prefiere el inmovilismo y la observación, a la lucha activa.

En formato 4:3, en un blanco y negro descriptivo y con un sentido del humor impropio, pero que encaja como un traje de latex; el novato y solvente Ruizpalacios pone en marcha una road movie en la que los zombies protagonistas se irán desprendiendo de los jirones de piel tumefacta, que les impiden el movimiento. A ello contribuye, no poco, el derribo de algunos mitos y leyendas.

Encontrar a Epigmenio Cruz, el que pudo salvar el rock nacional, el mismo que un día hizo llorar a Bob Dylan, es el objetivo que se marcan los tres muchachos desnortados; a los que se sumará la lideresa contestataria Ana (Ilse Salas); completando una "heróica" aventura suburbial, repleta de momentos ingeniosos, buñuelescos, y con la promesa de tiempos mejores: si cuaja el amor y mejora el temporal.

La obra ha recibido las suficientes distinciones, entre ellas la exhibición en el Cineclub El Gallinero, como para que Ruizpalacios se convenza de que ha hecho algo más que interesante y nos sorprenda, nuevamente y en breve, con su segundo largometraje.
Sinhué
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8
23 de diciembre de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algún día, cuando los que habiten este planeta decidan vivir de otra manera y erradiquen términos como: competencia, productividad, interés fiduciario, préstamos hipotecarios, selección de personal....y otras yerbas similares. Cuando las columnas de la sociedad sean la humanidad, comprensión y la felicidad, entre otras metas por alcanzar; entonces, solo entonces nos daremos cuenta de lo importantes que son los "Elling de la vida". La inocencia, la ternura, esa enfermedad llamada hipersensibilidad, la demencia que busca enrocarse en la infancia, el miedo recurrente a la injusticia.....; todos esos valores que no cotizan al alza en el actual entorno, hostil y excluyente, serán entonces apreciados; porque en el fondo la vida, lo más importante de ella, está en los ojos de los niños, tengan la edad que tengan.

Elling y su buen amigo, Kjell Bjarne, dos cándidos muchachotes recién salidos del sanatorio, se enfrentan al día a día y a los problemas que ocupan a la mayoría de la gente con otra perspectiva, otra visión, otras soluciones y otras esperanzas; pero eso sí, sin afán competitivo ni ambiciones exageradas ni posibilidad de dañar a nadie. Son, efectivamente, héroes que intentan adentrarse en la "normalidad" de quienes pueblan el otro mundo de diferentes locuras.

Acierto pleno de Petter Naess al contarnos la odisea de estos supuestos "disminuidos psíquicos" que ponen en evidencia, con un humor curativo, a quienes nos consideramos sostenes de este infecto batiburrillo llamado civilización.
Sinhué
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6
27 de octubre de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"No botar guaguas", es un mensaje que en el 2003 se colocó en contenedores de basura y lugares donde alguien pudiera arrojar cadáveres de recién nacidos. El llamamiento formaba parte de una campaña que la socióloga Bernarda Gallardo inició para concienciar a la sociedad de que los bebés aparecidos eran seres humanos a quienes se les habían negado todos los derechos, incluido el de un digno entierro. Con este argumento el director chileno construye una película curiosa y reflexiva; curiosa porque remueve cimientos legalistas y de sentido común y reflexiva porque sabes que en el fondo no es un asunto menor que atañe a una mujer excesiva y desequilibrada, si no que es un enfoque humano y diferente que la mayoría "ovina" está dispuesta, de inmediato, a considerarlo una excentricidad de madre frustrada e insatisfecha.

En la 60 Seminci, donde se ha presentado, algunos se han puesto de cascos, a juzgar por el ruido que producían sus herraduras sobre el suelo del Teatro Calderón. Allá ellos, entiendo que no les haya gustado, pero sepan que a mí los resoplidos, coces, relinchos y otras expresiones equinas, prefiero oírlas en un hipódromo que en la sala de un cine. Dudo que el director y su equipo, cuando han realizado su trabajo lo hayan hecho para ofender al espectador; en cambio la educación más elemental nos dice que patear a alguien o algo no es muy respetable, no solo para los agraviados de forma directa, también para quienes sí han disfrutado con la película o consideran inadecuado (un teatro no es una cuadra) y molesto (no es música precisamente lo que producen sus zapatos) su estentóreo enfado.
Sinhué
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