Hay films a los que el paso de los años les trata bien o mal. En este caso nos encontramos ante la segunda opción. La película no parece que sea de los 90, sino mucho más antigua. No se puede negar que algunos diálogos son ingeniosos, pero de allí a encumbrarla, la cosa cambia. Alicia Silverstone está muy pero que muy mona y la aparición de Brittany Murphy (antes de que el bisturí la cambiara), le da un cierto toque de diferencia. El problema es que la peli tendría que haber aprendido de films con muy buenos diálogos como son: "El club de los cinco" o "La chica de rosa".
En definitiva un videoclip de 90 minutos, con unos resultados un tanto dispersos, con momentos correctos y otros que no entran ni con calzador.

Parece que a día de hoy el único capaz de hacer que las personas vayan al cine es Tom Cruise, y es que, tras ver el film, se entiende el por qué.
Cada nueva entrega es una continuación de la anterior, pero a la vez renovando enemigos y creando nuevos personajes.
La película nos lleva como siempre de un lado al otro del mundo y viendo que todo funciona como si fuera un reloj de precisión: persecuciones al límite, introducción de los personajes, todo ello mezclado con momentos muy divertidos de gran carga dramática.
En cuanto a la acción, qué vamos a decir a estas alturas de Tom Cruise que no sepamos: una persona que busca llevar al límite cada secuencia de acción y buscando el más difícil todavía.
Entre los nuevos rostros que se añaden a esta entrega encontramos a: Esai Morales y Haley Atwell, como nombres más representativos.
El ritmo en todo momento es trepidante y, en este caso, ayuda la banda sonora de Lorne Balfe, el cual repite y que ahora dota al largometraje de diferentes reinterpretaciones del tema principal, haciendo que momentos de gran tensión dramática capten la emoción de los personajes.
Lo que ha demostrado esta nueva entrega es que cuando pensamos que todo irá cuesta abajo, el resultado vuelve a ser hacia arriba, demostrando que el señor Cruise tiene como una especial barita que pocas veces se equivoca y que demuestra que su idilio con esta franquicia es única e irrepetible.

El título de la crítica podía definir la experiencia que viví al verla, pero como aquí no se cobra por palabras me voy a extender un poco más.
Cuando uno ve cine familiar sabe de antemano lo que va a ver (salvo una gran sorpresa), pero en esta ocasión este producto no hay por dónde cogerlo.
Tras los diez primeros minutos todo se viene abajo y tampoco ayuda en absoluto el casting elegido: todo el reparto está sobreactuado desde el minuto uno, y con una credibilidad nula. He intentado encontrar alguna escena que me haya hecho reír, pero no la he encontrado.
Lo único positivo del film es que una parte de su recaudación en taquillas fue destinada a la lucha contra el cáncer infantil...sin duda un bonito gesto.

Las películas del Oeste siempre destacan por su poca o nula originalidad (salvo contadas excepciones). Aunque su envoltorio es el de un western, su planteamiento es mucho más cercano al del cine negro
La idea está bastante trillada, pero sabe mantener al espectador atento ante los acontecimientos.
Los personajes están bien definidos y es que lo más destacable son los secundario, que parecen esconder intenciones que el espectador desconoce.
A pesar de no contar con grandes medios, el director sabe cuidar perfectamente todos los detalles y lo que es más importante logra un resultado más que meritorio.

Será que me pesan los años, pero esta serie para mí tiene algo especial. Son personajes algo dulcificados en algunos aspectos, pero es lo que hacen que la serie tenga magia. Lo mejor: sus actores principales y la química que transmitían. El siempre resolutivo Imanol Arias y la bella Emma Suárez. Era interesante ver cómo se posicionaban estos personajes, durante la primera temporada. Por el contrario, la entrada de Ana Duato no fue, en mi humilde opinión, lo mejor para el guión, pero de alguna manera se tenía que estirar la historia durante 40 capítulos. Asimismo, contar con la participación de la incomensurable Amparo Soler Real no tenía precio.
Resumiendo: una serie mucho mejor que algunas de la época que sí son recordadas, aunque fueran de ínfima calidad.