En mi cruzada por encontrar películas diferentes, raras, originales, subversivas e incluso difíciles de digerir, cayó esta en mis manos. Antes de verla, ya había leído bastante sobre ella, así que estaba sobre aviso de lo que me iba a encontrar y, por supuesto, no tenía ninguna expectativa de que fuese nada bueno, cosa que se confirmó al final.

Hay que partir de la base de que esto difícilmente puede definirse como "película", pues no es más que un conjunto de escenas en las que aparece la protagonista dormida oyendo voces (¿el diablo?) alternadas con otras en las que hace acto de presencia el gore... y los vómitos, todas ellas con unos movimientos de cámara que harían marearse a cualquiera (y potar, sin necesidad de ver los vómitos). Por tanto tenemos una historia nula y sin sentido, sólo una excusa para meter escenas desagradables que, según tengo entendido, son provocadas de forma real, en afán de crear sensaciones aún más realistas y extremas.

En cuanto a las escenas desagradables en cuestión, pues es de lo que se trata... pues el gore en algunas escenas parece estar logrado, y digo parece porque es difícil de distinguir con tanto movimiento y cambio de cámara, y en cuanto a los vómitos, pues tiene todo el atractivo que pueda tener ver a una persona potar en la vida real. Ya me dirás tú...

A pesar de sus escasos 70 minutos, no tardé mucho en pasar rápido la película, no le encontraba el sentido a nada y, aunque estoy hecho a casi todo, no es algo que me resulte muy agradable.

Otro ejemplo de anticine.

Esta película, como bien se ha comentado en otras críticas, desprende un olorcillo típicamente ochentero a pesar de ser del año 95. Pero esto no tiene porqué significar que sea mala, es más, diría que incluso crea un efecto contrario. Evidentemente, y como suele pasar en las obras de Carpenter, no cuenta con un amplio presupuesto, algo que se deja notar en algunos apartados como los efectos especiales.

Alejándonos pues de efectismos, Carpenter consigue, para variar, una magnífica ambientación, muy al estilo de otras clásicas obras suyas, introduciéndonos poco a poco y casi desde el comienzo en una intrigante y malsana atmósfera en la que repentinamente comienzan a sucederse una serie de momentos realmente escalofriantes que consiguen poner los pelos como escarpias. Llegado este momento de clímax de terror, más o menos a mitad de película, pensaba que estaba ante una excelente película del género y, que yo recordase, probalemente la mejor de la década de los 90, tanto de Carpenter (que hasta la actualidad no ha vuelto a hacer ninguna tan relevante)como del terror en general. Pero este momento de clímax no es sino un punto de inflexión, a partir del cual el film entra en una suave decaída, pues algunos momentos ciertamentes brillantes son acompañados de situaciones algo incoherentes y forzadas que pueden hacer la historia algo incomprensible y caótica.

A Sam Neill nunca lo he considerado un actorazo, pero creo que cumple bastante bien en este papel, rodeado de secundarios poco relevantes y un Charlton Heston casi imperceptible.

En definitiva, no creo que sea la mejor película de este (a mi entender) brillante director, pero si es muy destacable en algunos momentos, sobretodo la primera parte del film. Además, resulta muy ágil y, como ya he dicho, con situaciones que hacen entender el porqué a este género se le llama terror, algo que últimamente no se consigue con mucha habitualidad.

Esta sexta parte trata de una lucha de fraternidades, los "guays" contra los "frikis" en un intento de conseguir... la verdad es que no tengo ni idea de que es lo que buscan, o no lo dicen, o no ha captado mi atención.

Me encantaron las tres primeras, y las dos siguientes las soporte más o menos bien, pero no se si es que me estoy haciendo mayor o esto empieza a ser demasiado cansino, perdiendo cualquier atisbo de argumento que pudieran tener los anteriores. Al menos las primeras contaban una historia, pero esta no es más que juergas, borracheras, tetas a mansalva y guarradas variadas (eso sí, han tenido imaginación o, mejor dicho, mal gusto, para pensar según que "pruebas"). Vamos, que en definitiva no es más que un conjunto de gilipolleces de dudosa gracia que no cuentan absolutamente nada de interés.

Desde luego les debe salir rentable en nombre de "American Pie", aunque no tenga nada que ver, salvo por usar el apellido "Stifler" para cualquier personaje al que se le pueda dar parentesco con el personaje de la trilogía original, y por la aparición de Eugene Levy, que no debe tener nada mejor que hacer.

Desde luego, ya me gustaría a mi ver esto en mi univerdidad, todo tias buenas, juerga de principio a fin, y parece que ahí no estudian ni los frikis esos...

Nos encontramos ante la primera serie española de La Sexta, que viene de la mano del habitual autor de este tipo de teleseries, Daniel Écija. Heredera de otras como “Compañeros” y “Al salir de clase”, por poner los dos ejemplos más famosos. A pesar de ser pésima, ha tenido éxito. Hemos creado un monstruo.

Si Raúl Peña con unos cuantos años de más intentaba ya hace una década pasar por adolescente en Compañeros, ¿Cómo es que ahora hace un papel exactamente igual y de la misma edad? Esto si que es encasillamiento y lo demás tonterías. El resto del plantel de jóvenes (creemos) actores que dan vida a los estudiantes casi dan pena, si estos son el futuro de la interpretación española mal vamos. Lo único destacable son las dos chavalas, la rubia y la morena, más que nada por su físico, ambas con pasado como modelos, y es el punto más claro que tenían los creadores de la serie para atraer audiencia, básicamente púberes salidorros (mi segunda estrella va por ellas, que soy adolescente tardío), algo que demuestran sacando varias veces por capítulo conversaciones en el vestuario femenino (cuando yo estaba en el colegio también me hubiera gustado que la mitad de las horas lectivas fueran de educación física...).

A la serie intentan darle cierto aire de misterio y sorpresa con un par de tramas, una de ellas sobre la investigación de un asesinato o desaparición (no tengo nada claro de que va aun, y creo que los guionistas tampoco) y la otra de historias de abogados que tampoco se desgasta en muchas explicaciones. Pero esto me parece que solo es de relleno, pues de los 20 insufribles minutos de cada capítulo las tres cuartas partes son las estúpidas relaciones y las insustanciales conversaciones de los adolescentes, que parecen más inestables psicológicamente que Pocholo encerrado en una discoteca de Ibiza con barra libre de “todo”, y digo esto porque parece que tienen una personalidad cíclica de eso, justo 20 minutos, porque en cada capítulo las relaciones entre los personajes pasan por las mismas relaciones de amor-odio-traición-falso inculpamiento-perdón. Vamos, que a lo mejor he visto 10 capítulos absolutamente separados unos de otros y no me pierdo, todo sigue más o menos igual.

En fin, o los adolescentes de hoy en día son estúpidos o no entiendo yo como esta serie ha podido tener el éxito que ha tenido que te la repiten a todas horas y se preven unas cuantas temporadas más. Para olvidar.

Me está costando últimamente mucho dar con una cinta de terror actual que realmente merezca la pena. Algunas, como "Las colinas tienen ojos" o "La plaga" me han gustado bastante, aunque terror, lo que se dice terror... no provocan, pero son entretenidas, ágiles, gore bien hecho... Esta, sin embargo, ni terror ni ninguna otra sensación buena.

Y es que cuenta una historia que no es demasiado original, y menos aún cuando todos los personajes son estereotipos y actúan cumpliendo todos los tópicos del género. Además, dichos personajes resultan planos, algunos no son debidamente presentados, y en general no despiertan ninguna sensación, vamos, que te da igual lo que les pase a cada uno de ellos.

El guión podría haber estado más elaborado, o como poco, explicar algo de manera que no te quedes pensando que narices está pasando y por qué, y darle un poco más de variedad al desarrollo de la historia para que no ocurra todo el rato lo mismo.

Eso si, la fotografía está muy bien, visualmente es muy correcta, y algunas actuaciones merecen la pena, como la de la directora, amén de contar con Bruce Campbell, un icono del género.

Afortunadamente, aquí no se estrenó en cines, salió directamente al mercado del DVD, permitiendo a muchos posibles incautos disfrutar de algo mejor en la cartelera de los cines.