No parece fácil vivir atado a una silla de ruedas y menos estar bien (aunque se puede recordar el caso de Stephen Hawking); sin embargo eso es lo que nos propone esta película basada al parecer en una historia real, y así debe ser pues al final aparecen fotografías de los auténticos protagonistas. En cualquier caso es la historia del inicio una amistad entre dos personas muy diferentes que, finalmente, se redimen una a la otra. Merece verse y disfrutarse y puede ayudarnos a poner las cosas en su sitio.

En 1966, un comando israelí del Mosad formado por dos hombres y una mujer tiene la misión de secuestrar para llevar a juicio a un antiguo criminal de guerra nazi, “el cirujano de Birkenau”, en Berlín oriental. Naturalmente la historia se complica y ocurre algo diferente de lo planeado. Hasta aquí la historia es una vuelta atrás, nos la están contando los protagonistas; pero guardan un secreto, una mentira que los marca, lo vemos desde el principio, ese episodio no cerrado los vuelve a alcanzar en el ahora de la historia, en 1997, continuando lo de entonces.

La mejor parte de la historia es la primera, la que está narrada por la protagonista, buena película de acción, de suspense, un thriller, en un entorno hostil. Los protagonistas hacen bien su trabajo (especialmente el tándem Chastain/Mirren, extraordinaria ésta última), los personajes son creíbles y tiene un buen guión, aunque el final me parece un poco forzado. Es una película recomendable si te gusta el género.

Son los años previos a 1992, en Sevilla, y hay que limpiar la ciudad para la EXPO. El grupo 7, formado por cuatro policías, se encarga de ello. En esta confrontación diaria, de una violencia extraordinaria, hay momentos en que no sabes quién utiliza los métodos mas sucios y todos son en una ocasión u otra agresores y víctimas; las secuencias del enfrentamiento entre el grupo y los traficantes, en las que comprendes a estos, da un giro a la acción y profundidad a la película. Mientras tanto se va produciendo una mutación en algunos de los miembros del grupo.

La película está bien hecha e interpretada y creo que hay que destacar a Antonio de la Torre y a todos los secundarios, especialmente los fuera de la ley, que parecen especialmente sacados de la calle y viviendo sus vidas, no interpretándolas, lo que es una magnífica noticia. El argumento está bien, aunque no queda suficientemente explicado el cambio en el protagonista.

Esta película es otra buena noticia para el cine español.

Ver el entramado de los procesos electorales, supongo que especialmente en Estados Unidos, tiene algo de fascinante: ese conocimiento del comportamiento de los ciudadanos y esa capacidad de maniobra, como al volante de un coche, para encontrar un camino me atraen poderosamente, aunque en este caso ese camino sea poco deseable (una fascinación parecida, sin rechazo ético, me ocurre con El ala oeste de la Casa Blanca). Y de eso trata esta película y de las ambiciones que se mueven en ese entramado, no solamente las del candidato sino también las de sus asesores, ¿por cuanto vende Vd. su alma?. Es una buena historia.

Para completar la función sólo falta que la película esté bien hecha y bien interpretada y todo eso se da: George Clooney es un magnífico actor y no sé si mejor director y todos te hacen creer que son lo que hacen.

Un mecánico y conductor de coches, especialista y chófer de atracos que trabaja con normas estrictas se cruza con sus vecinos y eso imprime un giro a su vida. Ryan Gosling trabaja con contención y nos enseña dos rostros (cada uno somos más de una persona) y nos muestra cómo puede variar la vida en determinadas circunstancias; Carey Mulligan da la réplica adecuada y los secundarios están en su papel. El final abierto deja una pregunta para que cada uno la conteste.

La historia pronto me recuerda “el silencio de un hombre” sin el hermetismo de Alain Delon ni la negrura del argumento.

Aunque no recuerdo haber visto previamente a los actores, quizá a algún secundario, y desde luego no al director, la película es solvente y atractiva.