Sorpenden las unánimes y positivas críticas de los profesionales y entiendo que se deben al puro corporativismo. El tono de las actuaciones es de una mediocridad que asusta y la química entre los dos protagonistas, nula. Los diálogos, llenos de lugares comunes y carentes de ingenio. La planificación, en algunos de los insustanciales diálogos que vertebran la película, sonrojante. Una carencia de talento alarmante a la hora de generar imágenes poderosas o sugerentes y dar ritmo a las secuencias, con canciones de la protagonista que dan pereza al segundo 3 de ser empezadas. Por momentos me ha dado bochorno y no puedo entender las críticas de los profesionales del sector. Rancia, muy rancia.

Una película muy poquito conocida que a juicio del que subscribe viene a demostrar una vez más el enorme talento de Henri Verneuil, más conocido por sus obras de género policíaco. Gabin, como siempre, magistral, y Belmondo, jovenzuelo y desubicado, otorgan los personajes de esta película una dignidad de aupa. Con ritmo, conversaciones sutiles y teñida de atmósfera, lirismo y melancolía, es, al menos para mí, la mejor película de Verneuil, aunque con menos nombre que otras. La recomiendo a todo hijo de vecino.

Sospecho que llega un momento en el que la fama y el éxito profesional nubla el juicio de ciertos directores, o bien les hace perder toda capacidad de autocrítica o bien nadie de su entorno se atreve a poner ningún pero a su trabajo. Lo entiendo, es humano, como es humano repetirse y quedarse sin repertorio creativo. Hasta ahí llego. Lo que me sorprende hasta el rubor es que la crítica actúe con miedo o se deje llevar por la rutina, que no ejerza su trabajo con cierto rigor y alabe trabajos más que defectuosos simplemente por la firma de quien los ha realizado.
La maquinaria cultural necesita estrellas en su equipo en los que volcar sus halagos y al parecer es más cómodo dejar que jueguen el partido los famosos que criticar su rendimiento y sacar al campo a los suplentes de la cantera. Si bien es cierto que hay momentos en los que consigue crear cierta atmósfera,la película es simplemente delirante y produce bochorno, cosa que empieza a ser habitual en las últimas obras del manchego. Seamos serios. Un horror.

Lo primero que querría mencionar es que quien espere encontrar en esta película una comedia al uso puede que se sienta decepcionado. Tanto el póster como la descripción de la ficha pueden llevar a error. Tiene algún ramalazo cómico y situaciones que encajan en los códigos del género, pero su atmósfera se va cargando de oscuridad por momentos. No desvelaré nada de la trama pero sí puedo afirmar que es una película valiente y muy curiosa respecto a los temas que trata. Jeremy Davies es, a mi juicio, un acierto de casting, ya que su físico y gestualidad concuerdan muy bien con las emociones del protagonista, marcado por cierta insatisfaccíon, desarraigo y dudas tipicas de la edad. La película no tiene un gran despliegue técnico ni falta que hace: el ritmo no decae en ningún momento, los personajes por lo general están construídos con sutileza y matices y se ve con interés. En mi caso me llevé una grata sorpresa. Esperaba una cosa entretenidilla y facilona para pasar la tarde y la película es más que eso, afortunadamente. Recomendable.

Acometí el visionado de la película con muchas expectativas y quizá por eso mi decepción ha sido proporcional. Sigo el cine danés ya que suelo encontrarme películas limpias y austeras, creíbles, sin los recursos manidos de la industria americana. Y atmósfera es la única virtud que encontré en esta. La descripción de los personajes es plana y me cuesta empatizar con el supuesto torrente romántico que atraviesan. El actor principal no me resulta convincente, pese a que en otras películas su trabajo sí me ha gustado. En esta ocasión no me parece dar el perfil excepto cuando la secuencia requiere cara de estupefacción. Todo el metraje destila un tufillo solemne e impostado que me recuerda los peores vicios del cine francés cuando se pone cargante, lo que a mi juicio ocurre a menudo. La trama va volviéndose confusa, cosa que sería disculpable si a cambio la película ofreciera más de lo que ofrece: un acabado semiexperimental que se queda a medias y un discurso sobre lo que pudo haber sido y no fue que llegado el segundo tramo de la película provoca un sopor considerable. No es un tostón pero se hace muy arduo llegar al final de ella. Un chasco.