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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de Charly Barny
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Críticas 195
Críticas ordenadas por utilidad
8
1 de diciembre de 2018
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
La acción transcurre en Jerusalén, la ciudad santa, cuna de tres religiones. Sarah es una mujer judía, casada con un policía. Ambos son padres de una hija pequeña. Es propietaria de un café al paso que atiende junto a una socia todos los días. Saleem es un palestino, casado con Bisan, con el que tiene un hijo. Tiene un trabajo precario, ha conseguido furgón un reparto por el cual abastece a Sarah de café todas las mañanas. El conflicto estalla cuando ambos comienzan a tener un affaire con visos de pasión descontrolada.
Una noche Saleen tiene que ir a Belem. Sarah le pide que la lleve con él. En Belem toman unas copas. De pronto, aparece un hombre que invita a bailar a Sarah. Saleem, celoso, discute con el desconocido y se pelean. Saleen es golpeado y vuelve a la madrugada a Jerusalén. El resto de la historia es una telaraña de pasiones en la que aparecen las bajezas más descalificantes.
Esta pequeña introducción nos pone de frente a un conflicto permanente, una película apasionante que no solo relata una historia de amor sino también el cuento de nunca acabar que enfrenta a dos pueblos vecinos donde impera el odio del uno contra el otro atentando contra toda posibilidad de convivencia y felicidad. Lo interesante del film es que explora todas las posibilidades. Muestra todas las puertas, pero en ninguna de ellas encuentra la salida.
Narrada como un policial con forma de comedia negra, con grandes dosis de humor donde una detención adquiere ribetes de secuestro y lo absurdo se impone con naturalidad sobre lo racional y el sentido común, un simple affaire entre un hombre y una mujer no solo termina en un drama de proporciones sino también se transforma en una cabal muestra de un estado de situación desesperante gobernada por el odio y la irracionalidad.
No obstante ello, la película va más allá. Habla y muestra la situación en medio oriente, particularmente en Jerusalén, donde conviven católicos, judíos y musulmanes. El film muestra una situación donde la mujer del siglo XXI no solo es ignorada como persona sino también reducida a una propiedad que le impide actuar, y sobre todo, pensar como una persona libre. Lo peor de esa situación es que la propia mujer esta condicionada por sus propios atavismos que le impiden pensar y desarrollarse, incluso teniendo acceso a una educación superior.
Gobernados por el odio, sumergidos en una violencia cotidiana que atenta claramente sobre sus libertades individuales, donde se han construido muros internos y aduanas interiores, la historia de Sarah y Saleen sorprende porque deja en claro que la cuestión árabe - israelí va más alá de la cuestión terrorista caracterizada por el atentado para transformarse en una cuestión cotidiana regida por la sinrazón.
El film grafica los hechos a través de una simplificación. Una historia donde una traición marital genera una simple cuestión de celos que deja salir a la luz los atavismos más impúdicos de ambas partes.
Dirigido por Muayad Alayan, y muy bien escrito por su hermano Rami Musa Alayan, el guión es un dechado de virtudes que pinta una situación de conflicto que se mire por donde se mire, carece de salida. El film no solo es entretenido sino que termina apasionando. Con un ritmo notable que no para ni un instante, hace del conflicto una cuestión sin solución de continuidad.
En un año donde hemos extrañado al cine americano, donde el cine argentino no ha pasado a mayores, el europeo ha estado casi ausente, el cine de medio oriente se ha convertido en una excelente opción de entretenimiento e interés temático. Películas como El Repostero de Berlín, Invitación de Boda, Muerte en el Cairo, El Enemigo Interior e Insulto se han llevado mis más importantes elogios por ser muestras de un cine con temática interesante con un desarrollo entretenido.
Charly Barny
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9
14 de diciembre de 2018
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con tres cortometrajes en su haber, debuta en el largo Marcelo Martinessi con Las Herederas, un film de una madurez, una rigurosidad técnica y una historia que entusiasma. Los resultados obtenidos fueron inmediatamente reconocidos en el último Festival de Berlín desarrollado en febrero pasado. La película se alzó con el premio Alfred Bauer al mejor film.
Chiquita y Chela son sus protagonistas principales. Ellas han sido amigas durante toda su vida y se intuye mantienen una relación lésbica. Viven juntas en una antigua casa familiar. La edad se les ha vuelto encima, al igual que los costos de mantener una casa que necesita reparaciones urgentes. El dinero no alcanza. La cuestión hace crisis cuando el Estado las embarga. Para saldar la deuda, Chiquita decide entregarse e ir a la cárcel. Chela queda sola. Algo tendrá que hacer para poder sobrevivir.
Metáfora sobre las dificultades que plantea la vida, Las Herederas, no solo muestra un caso de una familia venida a menos, sino también el empobrecimiento general de todo un país. En la descripción de esas dos soledades, no solo hay miedo, sino también desesperación. Esas dos mujeres han sido criadas en otra época, su educación clásica, seguramente religiosa, solo las ha preparado para ser esposas y madres. El destino les ha deparado otra cosa: soledad, paso del tiempo, carencia de aceptación de los cambios.
No obstante, entre ellas existe un espíritu solidario que las enaltece. Chiquita es la más fuerte de las dos y es la que toma las iniciativas. Chela, más etérea, ama el arte y su afición es la pintura. Cuando el Estado las demanda por falta de pago de una deuda, Chiquita es la que decide ir a la cárcel y saldar la cuenta. Chela siente culpabilidad pero sabe que para sobrevivir tendrá que tomar medidas drásticas. Ante semejante sacrificio de su pareja, decide ocultarle las penurias que la realidad y la soledad le están exigiendo. La relación entre ellas ya no volverá a ser la misma porque ellas ya no serán las mismas.
En la casa hay un auto que todavía funciona. Chela toma una decisión. Comienza a ofrecerlo como remise. Es decir, Chela se vuelve remisera de señoras de la alta sociedad de Asunción que se reúnen para tomar el té y jugar a las cartas. Así descubre que existe otro mundo más allá de su casa donde ella puede ocupar un lugar diferente.
La aparición de Angy, una mujer joven y liberada, como cliente de su servicio de remise, transforma a Chela en otra persona. Chela comienza a emprender un cambio, a valorarse, a perder el miedo, libera sus intimas represiones, valora el logro de alcanzar un objetivo, siente la satisfacción de poder comunicarse con el resto del mundo, elevando su autovaloración de saberse capaz. Chela eleva su autoestima.
Resultará también una mujer sorprendida a la que se le ha abierto un nuevo mundo, la capacidad de sentir mínimamente aunque solo sea el gusto de un cigarrillo, un paseo en auto con Angy, el disfrute de un día en el campo. Comienza a percibir que entre tanta soledad puede haber una compañía.
Hay en el film una permanente dualidad. Por un lado, parejas de mujeres que desarrollan sus vidas en forma independiente de los hombres a los que parecen ignorar. Por otro, una necesidad de salir del encierro, de asumirse tal cual uno es, mostrarse y actuar de acuerdo a las propias convicciones. El film muestra en detalle este proceso. El salir de un lugar que aparenta comodidad implica necesidad de generar un cambio personal, algo así como una pequeña revolución que nos saca de nosotros mismos, de nuestra intimidad y nos coloca desnudos frente al mundo diciéndonos “sin miedo, sé tú mismo”.
Estamos ante un film de autor. Martinessi escribió un guión que más tarde llevó a la pantalla con resultados excelentes. Sus herederas no recibirán una fortuna sino una posibilidad de cambio. Ese retrato de dos mujeres que parecen haberse detenido en el tiempo pero están al borde de una verdadera revolución hubiera sido imposible sin la colaboración de esas dos actrices descomunales que son Ana Brum y Margarita Irun. De hecho, la señora Brum también se hizo acreedora del Oso de Plata a la Mejor Actriz en el último Festival de Cine de Berlín en Febrero 2018.
Charly Barny
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9
2 de marzo de 2019
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
La hiperosmia es la cualidad (calificada también como trastorno) de percibir olores que otras personan no son capaces de detectar.

Estamos en una comunidad cerrada en Suecia. El film es una coproducción sueco – danesa que comienza como un típico policial en un puesto de control de aduanas donde una mujer, una controladora de características algo extrañas, con una deformidad facial y un sentido del olfato súper desarrollado, detecta pasajeros que están intentando entrar sustancias o elementos prohibidos. Poco tiempo después sabremos también que ella, con su cualidad, colabora con la policía en la investigación de crímenes.

Derivación muy libre de La Bella y La Bestia, Abbasi, inspirado en los personajes del cuento, recrea una historia de características policiales, llena de un suspenso muy bien logrado, en la cual se narra la historia de una mujer cuyo padre ha ocultado ciertos secretos que remiten a posibles experimentos realizados durante la época del nazismo en Alemania, haciéndonos reflexionar sobre el ser distinto.

Border es un film donde reina el misterio. Abbasi tira de esa cuerda todo lo que puede y consigue armar un rompecabezas maravilloso donde no solo destaca la capacidad formal del director para la puesta en escena sino también su habilidad como guionista para enganchar al espectador por casi dos horas.

Su personaje, Tina, una mujer ya madura y soltera, carece de maldad y tiene la facultad de poder oler lo que la gente esconde o piensa. Cuando Vore llega repentinamente a su vida, no solo llega quien será su amante sino también alguien que podría ser su alma gemela que le permite descubrir las bellezas de la vida. Es casi obvio que el amor se hará sentir entre ellos, pero Vore tiene una misión que cumplir y Tina puede ser un gran escollo para ello.

El film de Alí Abbasi destaca por su originalidad más allá del encuadre en un género. Es una reflexión desesperanzada sobre la salvación a través del amor. Los personajes se atraen cuando se encuentran pero se van alejando en la medida que se van conociendo. Es una alegoría sobre el conocimiento, sobre el descubrimiento. Una metáfora platoniana sobre cómo podemos captar la existencia de los dos mundos, el sensible, alcanzable a través de los sentidos, y el inteligible, sólo a través de la razón. Tina es una versión mejorada de su especie mientras Vore permanece en un estado semi salvaje. Esa diferencia será crucial en el destino de sus vidas.

Ella es una persona de total rectitud. Es una controladora “nata” más allá de sus capacidades físicas. Su necesidad de control pasa no solo por lo físico sino que es una cuestión de rectitud. Ella sería incapaz de violar o transgredir una norma. Pero también es cierto que ella es producto de una educación, es un ser racional mientras Vore, en cambio, es incapaz de discernir, solo tiene una misión que cumplir y en ese objetivo radica todo su ser. Él se encuentra en una etapa anterior del desarrollo humano. Es puro instinto e intuición. Allí radica el misterio del título original del film: Border: Frontera. Lo que separa lo humano de lo animal.

Eva Melander (sueca) y Eero Milonoff (finlandés), interpretan a Tina y a Vore respectivamente, transformándose en dos seres de características mitológicas mezcla de comportamiento humano y animal. Sus actuaciones son verdaderamente antológicas y contribuyen en grado sumo al éxito del film. Alí Abbasi se luce como escritor y director de un film impecable que seguramente generará un culto en la medida que se vaya conociendo. Una verdadera sorpresa en una cartelera dominada por los candidatos al Óscar.
Charly Barny
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7
19 de noviembre de 2019
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película argentina, prácticamente tucumana, dado que se filmó en aquella provincia con un elenco local, que ahonda, tirando por elevación, en el ser argentino.
Se trata de una tragicomedia de tipo costumbrista que describe los perjuicios típicos que producen los cambios de gobierno al alterar la continuidad de las políticas y sobre todo de las personas que trabajan para el Estado, sea municipal, provincial o nacional.
Pero no solamente ello, sino hace incapie en los problemas laborales que genera la falta de continuidad laboral, dando lugar al armado de pequeños negocios como gestorías o pequeños servicios relacionados con los controles propios del Estado, que generan curros de diferente índole.
El film, que esta notablemente actuado, describe una serie de situaciones comunes que terminarán perjudicando a aquellos que obraron honestamente aun cuando operaron por su cuenta y sin considerar límite alguno del Estado, solo confiando en la buena fe de las personas.
Bien actuada, con un ritmo de dirección sostenido, el film tucumano entretiene pero deja sabor a poco, a cierta inocencia que parece decirnos esto es solo una pequeña muestra de lo que es la realidad,
Charly Barny
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8
21 de septiembre de 2019
20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
James Gray es un escritor y director cinematográfico nacido en Nueva York, perteneciente a la camada de los ´90. Debutó en 1994 con una película policial que en Argentina se llamó Cuestión de Sangre. Hasta el presente lleva filmadas 8 películas, entre ellas La Otra Cara del Crimen (2000), La Noche es Nuestra (2007) y Dos Amantes (2008).
En Ad Astra, Gray incursiona en el terreno de la ciencia ficción. Su film no está relacionado con el estilo de Viaje a las Estrellas. Por el contrario, estética y filosóficamente, está emparentada a 2001, Odisea del Espacio, o incluso, con Solaris, el film de Andrei Tarkovsky de 1972, pero especialmente con Apocalipsis Now (1979) de Francis Ford Coppola. No obstante ello, el film tiene su propia personalidad. Gray es un cineasta muy cercano al cine de acción aunque sus relatos han tenido mucho que ver con pinturas de carácter humanista y Ad Astra no es una excepción a ello.
Para disfrutar de este film no solo es necesario mirar sus imágenes sino también reflexionar sobre la historia que nos cuenta. Su personaje central es Roy Mc Bride, un notable trabajo de Brad Pitt, que interpreta a una especie de cowboy espacial, un piloto de pruebas, un solitario que hace recordar al Capitán Villard de Appocalypsis. Al igual que aquel personaje recibe una orden. Su misión no será matar a un hombre sino encontrar a su propio padre, perdido presumiblemente en Marte.
Se trata de un viaje inesperado, solitario, y metafórico al alma del propio protagonista que se transforma en un drama de carácter psicológico en medio de un viaje espacial. Tal como Villard es llevado ante Kurtz en aquella magistral escena donde una combinación de luces y sombras se alternaban sobre la cara del personaje mostrando los dos aspectos de su personalidad, el lado bueno y el lado malo, haciendo notar que de Kurtz solo era la otra cara de la presencia del mismo poder. Roy Mc Bride, en cambio, encontrará a su padre rodeado de una gran soledad en la que prima la oscuridad. La travesía espacial de Roy se convierte en un descenso al más grande de los infiernos: la soledad de un hombre que ha necesitado imponer orden y respeto, logrando solo quedar varado en la inmensidad del espacio, en algún lugar remoto de uno de los anillos de Saturno. Este aspecto del poder es la soledad más absoluta.
La película narra ese viaje de Roy hacia Neptuno, pasando por la Luna y por Marte, apreciando lugares que replican la vida en la tierra tanto en los hechos comerciales como en los bélicos, a la vez que examina cómo un padre ausente puede afectar la vida de un hijo.
Mientras la historia avanza, Roy se sumerge en las heridas ocultas de su mente. Sus expresiones faciales, sus movimientos oculares, sus cambios en la presión sanguínea van revelando su estado de inestabilidad, dejando observar la deconstrucción y reconstrucción de su personaje a lo largo de este viaje épico hacia los abismos de su alma.
Si bien algunas secuencias de acción distraen el objetivo del film, la narración se centra en lo psicológico. La búsqueda del padre, objetivo de Roy más allá de las directivas recibidas en su misión, llega a su fin cuando su padre le hace entender que simplemente debe buscar su destino. Roy comprenderá entonces que ya es un adulto que no necesita emular a su progenitor ni tenerlo cerca. Es el momento del regreso, asumir la propia vida y encontrar los caminos para desarrollarla.
La actuación de Brad Pitt, es, tal vez, la más importante de su vida actoral, clave en el desarrollo del film. Lo acompañan con su solvencia de siempre Donald Sutherland y Tommy Lee Jones. También es digno de mención el trabajo del fotógrafo Hoyte Van Hoytema, quien alcanza un gran nivel de creatividad. Con su cámara registra en primer plano al protagonista, utilizando diferentes ángulos, y aprovechando al máximo la profundidad del espacio para poner énfasis en la pequeñez y la vulnerabilidad del hombre.
Ad Astra no es en realidad una película de ciencia ficción. Es más bien un drama contado en forma de aventura espacial.
Charly Barny
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