Este desigual conjunto de cortometrajes en torno al 11 de septiembre, frente a los grandilocuentes y ultranacionalistas filmes a los que nos acostumbró el cine made in usa, fue una grata sorpresa apenas pasado un año de los acontecimientos que lo generaron. Grata sorpresa, pero que injustamente pasó desapercibido.

Siendo difícil hacer una crítica general, debido a los diferentes enfoques temáticos y estilísticos de cada uno de los 11 cortometrajes, si hay algo que destacar es la humildad. Y otro aspecto enormemente positivo es el tratar de dar voz a directores de 11 países diferentes, frente a la visión monolítica estadounidense acerca del tema. Pero paradójicamente, es el cortometraje estadounidense de Sean Penn el que sobresale con creces de todo el conjunto. Realmente sorprendente, valiente y atrevido.

Habiendo pasado unos años desde que la vi, junto con el de Sean Penn retengo en la memoria el de Ken Loach por el interés que me despierta el otro 11 de septiembre, el de Chile de 1973; el de Idrisa Uedraogo, por su tono humorístico que contrasta con el resto de cortos; y, por razones distintas, el de Alejandro González Iñárritu por... esa sensación de ¿esto qué es? Pese a gustarme más o menos los experimentos en cines, el de González Iñárritu es demasiado pretensioso.

El resto quizás hayan sido menos importantes, al menos no causaron tanto impacto en la memoria (recuerdo el corto iraní de la escuela, el de los sordomudos, el de la islamofobia en EEUU...), los hay buenos, pasables y otros más bien tirando a malos. Pero en conjunto el resultado deja buen sabor de boca.

En tiempos en que nos hemos acostumbrado al uso de los efectos especiales en dibujos animados, la animación en 3D y en la búsqueda de la mera espectacularidad, es todo un hallazgo visual volver a otros modos de plantear la animación y el dibujo, en esta "película dibujada", más que "dibujos animados". No todo va a ser en esta vida Disney y Pixar, existe más mundo ahí fuera. Buenos dibujos de Mariscal, con bellas ambientaciones en La Habana y Nueva York y, sobre todo, buena música. Y es que la música es el eje central de la película, que hará las delicias del amante del jazz latino.
El fallo se encuentra en la historia, en la aparición de demasiados tópicos (los lugares comunes en la historia de amor, los tópicos sobre Cuba...). Tanto es así, que la historia de Chano Pozo (trama secundaria que ocupa pocos minutos) casi llega a atraer más la atención que la de los dos protagonistas.
También se hecha en falta algo del jazz cubano postrrevolucionario (Orquesta Cubana de Música Moderna, Irakere, Emiliano Salvador. Hernán López-Nussa, algunos temas del GES del ICAIC, los músicos que siguieron cultivando el Filin...), se pasa directamente de los años 50 al revival de inicios del siglo XXI y al hip-hop (escena inicial de la película).

No esperemos grandes alardes de cinematografía ni una trama muy compleja. La película da lo que dice ofrecer. Entretenimiento, toques de drama y comedia, y una serie de clichés típicos de las películas de viajes en el tiempo, sean españolas o estadounidense, porque no lo olvidemos, no todas las películas estadounidenses de viajes en el tiempo son "Regreso al futuro", y la mayoría podrían ser más flojas que esta película española. No llega tampoco a "españolada" y su "costumbrismo" es el esperable al retratar a una familia de clase media de principios de los 90, seguro que las películas estadounidenses también son costumbristas, a su manera, sólo que ese costumbrismo lo vemos como lejano y sofisticado.

Agujeros en el guión los tiene, como podía esperarse de una película sobre viajes en el tiempo ("Regreso al futuro" los tenía), pero quizás falla en lo que debería de ser una de sus principales bazas, el contraste entre 1991 y 2022. Más allá de los cambios entre los cambios en las relaciones familiares (y el padre de familia ya se explicita que tendía a estar anticuado en sus actitudes ya en 1991) y los teléfonos móviles, el gran elemento que usan para definir al año 2022, no se aprovechó correctamente esos contraste, aunque huyó también de los chistes facilones más allá del satisfayer.

Pero quizás 1991 no esté bien conseguido, entre otras cosas, porque intentan simbolizarlo con música ¡De principios de los ochenta! Righeira, Golpes Bajos... no era música de 1991. Sí eran de esa época Héroes del Silencio, que se convierten casi en un macguffin de la película.

También se observan los cambios generacionales, pero llama la atención una cosa: Los padres representan a la generación boomer, los adolescentes de 1991 a la generacion x, y los jóvenes de 2022 a la generación Z o centenial. No aparecen milenials, al menos con papeles destacados.

Otra comedia romántica insípida estadounidense de estudiantes de instituto con buena posición social llena de tópicos a más no poder. Previsible. No hace falta ponerlo en el spoiler: Al final el chico consigue a la chica.


Posdata: En mi adolescencia no fui así, y no conocí a nadie que lo fuera.