Es una adaptación cinematográfica del año 2000, se destaca por un drama frio y muy contundente al mostrar los problemas de drogadicción en los 4 protagonistas, siento que el director no se limito en las escenas para dejar claro al televidente los síntomas de abstinencia que presenta el cuerpo humano por falta de estas sustancias, la banda sonora cuenta con 10 canciones, pero no resalto su música, porque en esta película se lleva el protagonismo el uso de la cámara debido al (snorricam) un dispositivo estabilizador utilizado para crear el efecto de mareo en el espectador.

Debo recalcar que la historia tiene un relato muy complejo, porque es solo hasta el final de la película que se puede entender todo el contexto de los sucesos, no es por rechazar la trama, pero desde mi punto de vista Kevin refleja un chico que le falto disciplina y mano dura, por una parte manejaba dos caras, la primera la tenía con su padre; el le hacia creer que era el hijo perfecto, pero a su madre le tenía desprecio, por mas que ella intentara acercársele la rechazaba.
El error de los padres es que nunca le infundieron autoridad por eso hacia lo que quería, de un principio las cualidades de Kevin me resultan extrañas pensé que el amaba a su padre, pero lo que le hizo demuestra que el no amaba a nadie no tenía piedad ni remordimiento es tan malévolo como la mirada y sonrisa de satisfacción que hacia al hacer algo malo, puedo decir que el actor que represento al personaje refleja muy bien la oscuridad de Kevin.
Su madre es la que paga todos los errores de su hijo después de tener una vida prometedora termina con traumas y recordando su trágico pasado es tanto que la inexpresividad de su rostro debe ser causada por los antidepresivos esas pequeñas escenas reflejan una vida vacía llena de insomnios y remordimiento, siento de ante mano que al director le falto profundizar en la perspectiva de Kevin, la escena final no da respuesta al ¿Por qué? de los hechos que termina siendo la incognita de principio a fin que nunca se resuelve.

Metrópolis es una película de 1927 que muestra un futuro dividido en dos, en primer lugar, está el mundo de los trabajadores ellos están vestidos de negro son esclavizados están tristes y son pobres, por otra parte está el club de los hijos, ellos si cuentan con privilegios sus ropas son blancas y sonríen, desde este punto de vista encontramos un clasismo muy marcado que prevalece hasta el día de hoy, donde los pobres no cuentan con las mismas oportunidades que los ricos.
Sus mundos no se mezclan hasta que el hijo del creador de la magnífica ciudad entra a la sala de máquinas y mira sus aterradoras condiciones, recalco que lo hizo por amor y fue esta misma acción que lo lleva ayudar a las personas que se encuentran en estado de vulnerabilidad, él nos enseña que cuando nos damos cuenta de la realidad es donde definimos nuestra vida, entre lo que podeos hacer y lo que no hacemos.
Todas las personas deberían vivir con una vida digna, pero esa es una utopía que muchos soñamos y está lejos de la realidad.

Creadores de imágenes nos muestra como el mundo literario de Selma toma vida a través de la pantalla grande y este filme desencadena múltiples emociones en Tora, una actriz que soñaba poder protagonizar esa historia porque según ella era el relato perfecto que definía su vida y se asemejaba así misma como un alma libre que podía soñar.

En esta película nos enseñan que muchas veces la vida no es como la esperamos, como es el caso del protagonista donde abandona sus sueños para dedicarse al trabajo de maquillar, limpiar cuerpos muertos y así tener una mejor economía.
El aprendió por medio de la técnica oriental de la muerte, a afrontar los sucesos que le pasaron con la mejor actitud, aprendió a perdonar a su padre a pesar del abandono y todas las secuelas con las que vivió, poco a poco soltó las cosas malas porque se dio cuenta que la vida es corta y en algún momento todos vamos a morir sabiendo que es algo tan común como el aire que respiramos, aunque muchas personas miren ese tema con desagrado. Al fin y al cabo nadie quiere perder un ser amado.