Lástima que, de todas las buenas ideas del cómic, sólo se hayan quedado con las más simples e irrelevantes. Lástima también que unos medios técnicos brillantes no hayan podido dar la categoría necesaria a lo que el guion no ha sabido hacer. Lástima, por último, que la intención de recrear la estética de las viñetas no se haya hecho con la suficiente profesionalidad, de manera que se vea "cutre" a pesar de todo el dinero que ha costado.
Eso sí, no todo es malo en esta película, porque cuando llevas la mitad vista y crees que lo mejor que puedes hacer es pasar de ella y salir a dar una vuelta, de repente remonta y la locura que plantea adquiere algo de interés, te dejas llevar por el absurdo, y acabas insatisfecho por el resultado pero por lo menos se quiere ver hasta el final.

Nos encontramos ante un entretenimiento típico de Woody Allen, en el que solamente brllan comentarios puntuales del mismo. Afortunadamente su papel va de menos a más tanto en calidad como cantidad de intervenciones, de manera que la sensación final es más positiva que negativa. Es una pena que la película no sea nada más, ni en guion ni en caracteres del resto de personajes.