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España España · Granada
Críticas de Kikivall
Críticas 2.032
Críticas ordenadas por utilidad
8
8 de noviembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este film es un Biopic o dramatización de uno de los grandes dibujantes del cómic español, Manuel Vázquez Gallego, nacido en Madrid en 1930 y fallecido en Barcelona en 1995.

Esta película está excelentemente dirigida por Óscar Aibar, dirigida con gran maestría y conducido por un guión del propio Aibar que sabe ir a la sustancia del personaje Vázquez en toda su cruda realidad de poco menos que sinvergüenza. En este punto hay que aclarar que Óscar Aybar trabajo duro para confeccionar el guión; Aybar fue guionista de historietas cómicas y llegó a conocer en la revista Makoki, donde trabajaron juntos una temporada, al mismísimo Vazquez; y luego indagó y entrevistó a amigos y familiares durante dos años, hasta confeccionar el guión y el film que es una muestra cabal del personaje y de cómo se trabajaba en la antigua editorial Bruguera.

Y quién mejor para interpretar a este personaje que Santiago Segura, un Segura que también era conocedor y fan de la obra de Vázquez –tal vez por eso lo eligieron para la peli- y que la verdad, borda el papel. Yo creo que Santiago Segura es un personaje de gran mérito para el cine español, con sus grandes éxitos de taquilla que no tengo el gusto de conocer de los Torrente como director, pero que es igualmente un enorme actor, y lo demuestra en este papel, tal vez el papel de su vida hasta hoy. Segura es convincente al cien por cien como el Vázquez timador, mangante, súper-heterodoxo, pícaro, burlón, y todo cuanto se pueda imaginar. También hacen grandes papeles Álex Angulo en el papel del constreñido, metódico y persecutorio Peláez, o Enrique Villén que interpreta al editor Rafael González, un hombre con fama de persona dura pero que en realidad tenía un buen fondo, amén de ser admirador de Vázquez.

La película es excelente, creo que fue poco reconocida en su momento. Quiero destacar también la buena música de Mastretta, música épica que acompaña al pícaro en sus aventuras, la fotografía de Mario Montero y una excelente ambientación de época que a muchos debe haber hecho sentir nostalgia, que incluye la recreación de la Barcelona de los sesenta y las antiguas oficinas de la editorial Bruguera. Y no hay que olvidar los trabajos de animación que tiene la película, trabajos que fueron realizados por la empresa Espresso Animation y dirigidos por Phillip Vallentin, en donde se adaptaron algunos personajes de Vázquez como Anacleto agente secreto, las hermanas Gilda, Angelito o la familia Cebolleta entre otros.

A mí le película me encantó, me resultó agradable de ver, con su humor a veces cáustico, y con la siempre atractiva presencia de un personaje histórico del comic, irreverente, ácrata, díscolo e incorrecto con el estatus quo. Un fiel retrato del ambiente, la atmósfera asfixiante, la picaresca y el estilo de trabajo del tebeo en la época franquista. Todo ello constituye cuando se ve esta peli, una grata y agradable sorpresa.
Kikivall
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7
8 de noviembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuenta esta película la historia de Terry McCaleb (Clint Eastwood), un individuo duro, un veterano ex agente del FBI jubilado. En una operación contra un asesino en serie, Terry, que persigue al llamado “asesino del código”, al verlo en la escena del crimen comienza una persecución frenética que acaba por provocarle un infarto. Como consecuencia de este traumático acontecimiento, a Terry le implantan nada menos que un corazón nuevo; y por una de esas casualidades, se entera de que la donante ha sido una mujer hispana asesinada en una pequeña tienda de barrio. Terry, que es muy agradecido, comienza, por esa deuda con la donante y por intermediación de su hermana (por eso se llama “Deuda de sangre”) a indagar los crímenes, que son dos, cometidos por el fatídico individuo. Para ello, Terry, que es muy minucioso, va haciendo pesquisas que van desde la policía local hasta los mismos lugares donde se han cometido los asesinatos, por ver cualquier indicio o pequeño detalle que le lleve a encontrar al homicida. Y este es el comienzo del film: un Eastwood enfermo y recién operado queriendo atender la súplica de la hermana de su donante, a modo de cumplir con una deuda de sangre, o mejor, de corazón.

Es una película dirigida e interpretada con excelencia por Clint Eastwood que es alma del film, aunque a decir verdad, no es con mucho la mejor película de Eastwood. El guión de Brian Helgeland inspirado en una novela de Michael Connelly, que parece que no da mucho de si, es correcto y la trama resulta de interés durante los 115 minutos de metraje; y aunque la peli no mueva los cimientos de la sala, tiene puntos muy acabados y de excelente resultado. También está bien la música de Lennie Niehaus y la fotografía de Tom Stern.

En la película, Eastwood muestra de nuevo su afición por los tipos duros y atormentados, su afecto por las pelis de policías y también por el mundo hispano. La historia, típico thrillers de Hollywood, tiene partes buenas, tal el caso de que te engancha a la butaca con su acción e intriga, y partes menos buenas, como resultan ser las escenas finales de la cinta.

La película tiene su lado oscuro, su atmósfera sombría y también momentos elevados que llegan a conmover. Pero como es un film un tanto ciclotímico, o bipolar como se dice hoy, también tiene sus momentos de falta de ritmo y sus escenas incluso ramplonas. O sea, en la peli convive lo mejor de Eastwood con algunos desvaríos, la inteligencia y la torpeza, aunque al final es una película que flota, que no se va lo hondo del mar, que salva los trastos, como suele decirse.
Kikivall
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9
8 de noviembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Finalizada la II Guerra Mundial, en 1945, John MacReedy (Spencer Tracy), un hombre mayor con un solo brazo, llega al pueblo de Black Rock en busca Joe Komaco, un japonés granjero que en transcurso de la guerra había salvado la vida de su hijo. El pueblo es un lugar desolado y desértico con unos vecinos que manifiestan un comportamiento chocantemente sorpresivo, hostil e incívico. Cuando MacReedy se interesa por Komaco se produce un silencio en el conjunto de los parroquianos y el asunto queda sin respuesta. Se ve a todas luces que su comportamiento huraño y violento oculta alguna verdad inconfesable sobre el valeroso japonés. Este extremo despierta la curiosidad de MacReedy que a toda costa y antes de marcharse del lugar, quiere averiguar el enigma que se esconde en Black Rock.

La historia dibuja magistralmente un personaje, el del forastero, de una gran lucidez y honestidad, a la par que valiente y aguerrido que es capaz de enfrentarse a la debilidad moral del resto de personajes. Así, hay memorables escenas en las que Tracy lucha con gran fuerza venciéndolo, contra el salvaje matón Coley Trimble (Ernest Borgnine); el implacable hostigamiento del jeep que conduce MacReedy por parte de Coley; y la denuncia de la impotencia de Reno al haber confiado en cómplices en los que anida la traición. La excelente música de André Previn y la gran fotografía de William C. Mellor arropan todo el entramado dándole cuerpo y entidad.

En cuanto al reparto poco hay que decir con un elenco tan selecto donde destaca por encima de todos la maestría de Spencer Tracy que borda el papel de hombre maduro, valiente y honesto, contra los malvados llevados a la pantalla con excelencia; así, Robert Ryan, Lee Marvin, Ernest Boorgnine, Dean Jagger, o John Ericson, así como la pizpireta Anne Francis o el meritorio Walter Brennan. Sturges sigue paso a paso el tremendo descubrimiento de MacReedy y el acoso a que se ve sometido, y lo hace con un ritmo pausado y poco a poco, lo que mantiene la atención del espectador hasta el final y lo absorbe en la trama, un clima opresivo que va in crescendo en un ascenso que no cesa hasta el clímax final.

En resolución, es una película cuyo visionado se agradece por su calidad, por su carga emocional de profundidad, por su sentido trágico y sus notables aspectos técnicos, y por ser una gran obra negra con tintes de Western, de lo que resulta una sustanciosa obra llena de suspense, odio y violencia.
Kikivall
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6
8 de noviembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta película, un individuo astuto y con grandes dotes de persuasión, en definitiva un estafador de pro (Christian Bale), junto a su también sagaz y tentadora compañera (Amy Adams), se ven impelidos a trabajar para un agente del FBI (Bradley Cooper), individuo vehemente e impetuoso que prácticamente los obliga a actuar contra el mundo, no exento de peligros, de la política y los mafiosos de Nueva Jersey.

Indagando un poco, el metraje está basado en el caso Abscan, caso real de una investigación de corrupción –aún controvertido– que se llevó a cabo de Jersey a Florida a finales de los setenta y principios de los ochenta, para obtener evidencia sobre ladrones y mafiosos, que también terminó siendo un caso de corrupción política, cuando funcionarios electos aceptaron sobornos. La polémica vino porque, como un abogado del gobierno dijo, era "una estafa dentro de una estafa", siendo que al parecer se violaron las directrices del Departamento de Justicia para las operaciones encubiertas, que incluyó el uso ilícito de dinero.

Yendo a la película, a mi modo de ver no es tan gran película como suele leerse en las elogiosas críticas de diferentes medios. Pero tampoco una obra desdeñable del todo. Es, ante todo, una película interesante y en cierto modo entretenida. Tiene una buena dirección de parte de David O. Russell y un guión bien elaborado del propio Russell y Eric Singer; buena fotografía de Linus Sandgren y un elenco de actores que cumple bien con su cometido. Buenas interpretaciones de actores como Christian Bale, Amy Adams, Bradley Cooper, Jennifer Lawrences, Jeremy Renner, Louis Peña o Jack Huston entre otros, sin olvidar la colaboración de Robert de Niro que, conjuntamente, hacen una buena orquesta actoral.

A esta película le falta chispa, le falta emoción y le falta ante todo que el espectador se meta y sintonice con la historia, que es vista desde afuera, como mero espectador pero sin empalizar con la trama o con los personajes, que resultan en cierta manera artificiales y dramáticos, en el sentido teatral del término.

En resolución: película lenta, poco atractiva, sin sabor, le falta ingenio y excelencia, le falta más causticidad y sarcasmo para con los “malos” y de parte de los “malos” y, pues, una especie de comedia agridulce sobre temas punzantes en este mundo de corruptela y depravación en que vivimos y con el que se habría podido hacer un mayor paralelismo.
Kikivall
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9
4 de noviembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezaré diciendo que es para mí, de las que he visto, la mejor película de Alexander Payne. Es una obra sencilla pero a la vez de enorme calado y con múltiples mensajes y ángulos interesantes para reflexionar. Por empezar, nada más iniciar la película ya te ves dentro de un ambiente rodado en blanco y negro, no por un capricho, sino premeditadamente en el plano intelectual por el director Payne; y esta decisión no es solo que enriquece artísticamente la película, sino que es el camino para resaltar un mundo de erial y pobreza en muchos aspectos de la historia. El crítico Luís Martínez apunta muy acertadamente que: “la maniobra consiste en fundir los personajes con el paisaje hasta transformar el páramo que debe de ser Nebraska en la geografía de la mismísima alma.”

Los protagonistas y en realidad todos los que salen en el film son personajes anclados a sus desventuras, personajes muy imperfectos atascados en sus pobres rutinas, y muestra de ello es el protagonista principal Woody Grant, un anciano al que la vejez y la muerte le soplan su aliento en la nuca, personaje magistralmente interpretado por Bruce Dern en el que probablemente es el papel de su vida. Pues bien Woody Grant, de pronto ha encontrado una ilusión, un algo por lo que continuar algunos pasos más caminando su pobre existencia, un cheque a todas luces falso, pero que le anuncia un importante premio de dinero. Y hasta este aliciente denota la pobreza de espíritu de los personajes del film, para quienes el dinero es lo sumo y la razón por la que a un viejo se le puede hasta sacar como noticia principal en el pobre periódico local, foto incluida, como si fuera un héroe.

La película es poesía, es poesía metafísica donde Payne nos muestra, no sólo una realidad americana árida y de derrota, sino tal vez la metáfora de la carencia que habita en todos nosotros, nuestro propio extravío, nuestras estúpidas ilusiones que acaban con una gorra como regalo. Especie de comedia, más bien tragicomedia o drama, o meramente desengaño. Como decíamos, quizá la mejor pero también más sencilla película de Payne, con un excelente guión y trama de Bob Nelson, una genial fotografía de Phedon Papamichae, gran música de Mark Orton, y los magníficamente bien elegidos actores para cada papel. Todo ello nos hacer emocionar profundamente porque nos confronta, como decimos, con nuestra miserias. Y citando de nuevo a Luís Martínez: “nos descubre nuestra desnuda condición de seres desnudos. Y eso emociona tanto como una película perfecta.”

En resolución: se trata de una auténtica obra de arte que versa sobre el espíritu humano. Y también sobre la vejez, un tema que parece gustar a Payne pues ¿quién no recuerda la enorme película de este mismo director interpretada por Jack Nicholson, “A propósito de Schmidt”, de 2002, con un hombre que ha de afrontar jubilación, viudez, soledad, todo en el mismo tiempo prácticamente? Por eso, además de recomendarla en general, también apunto este extremo de la vejez como tema recurrente en Payne, para quien le pueda interesar, por ejemplo a mí.
Kikivall
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