A un director de medio pelo se le dió el Thriller más icónico de los 90's que definió las reglas de la década con un Hollywood de capa caída que tiraba a costa de los libros de Stephen King. "El silencio de los corderos" llegaba para quedarse por siempre en la mente de todos y consagró a Anthony Hopkins para la eternidad como el doctor Hannibal Lecter.

Del film se ha dicho prácticamente todo, pero me gustaría destacar una cosa que se pasa por alto y es el manejo de la cámara que siempre hace del espectador un integrante más. Hannibal nos habla directamente a nosotros, Clarice Sterling no comparte plano con el doctor salvo cuando es estrictamente necesario, nos habla a nosotros. Si un personaje se mueve, la cámara subjetiva lo sigue. Un tablero de ajedrez entre un psicópata refinado y superdotado y una prometedora aprendiz del FBI. La tercera pata es un gran Ted Levine como Buffalo Bill que compone un trío de personajes icónicos. Escenas como la de las gafas de visión nocturna o la primera visita al psiquiátrico de máxima seguridad son imborrables.

Con todos los alicientes que se le puedan pedir a un film del género, un film irrepetible y fiel adaptación del segundo libro de Thomas Harris.
No creo que sea necesario decir que es indispensable para cualquier amante del cine.

Con Robert Hiltzik en el "guión" y Michael A. Simpson dirigiendo autor también de la tercera parte, la secuela del clásico ochentero vió la luz. Es una continuación de algo que se resolvió en su primera parte y la cinta prácticamente cuenta entre poco y nada. Ángela (sustituida Felissa Rose por Pamela Springsteen) reaparece en otro campamento y sigue su círculo vicioso de asesinatos.

La película si bien es cierto que cuenta con un amplio número de asesinatos y un tono elevado de desnudos en pantalla, cojea en el guión, ritmo y trama pues consigue adormecer al espectador no ofreciéndole nada más allá de las muertes, mal actuada y con diálogos del mismo nivel. Sigues viéndola por ver si se digna a remontar en algún momento o nos ofrece un desenlace de la misma calidad que su predecesora. Nada de eso ocurre y es un metraje plano de principio a fin, además de aburrido y sin sentido.
Con algunas referencias a la anterior, algún homenaje al género con los guantes de Freddy, la motosierra de Leatherface o la máscara de Jason, pero pésimamente hecha y si ya la original era justita, imaginaros una secuela donde la asesina se sabe, mata a plena luz del día de maneras ridículas y es en tono de comedia semi-absurda.

Dudo que se me ocurra visionar alguna otra entrega de esta saga que debería haberse quedado en su primera parte pues si una segunda entrega sólo ofrece muertes y desnudos, las siguientes serán más de lo mismo y cada vez bajando más y más.

Completamente prescindible.

No me gustan las películas que parecen ser una cosa, se conviertan en otra. Mucho menos de manera rudimentaria y torpe como la que nos presenta William Friedkin (El Exorcista) en "A la caza" aka "Cruising" (telita el título en España).

Un melenado Al Pacino que parece más Stallone que el propio Al, está cansado de patrullar y se le ofrece la oportunidad de ascender a inspector en el cuerpo de policía de Nueva York. Tendrá que infiltrarse en el ocio nocturno gay neoyorquino para descubrir "el asesino de homosexuales", un tipo que frecuenta antros de "ambiente" y elige sus víctimas al azar. La premisa es buenísima y atrevida para la época, un año antes de los primeros casos de SIDA que aterrorizaron en los 80's, pero gracias a un guión confuso innecesarariamente y un Al Pacino plano y diría que hasta a disgusto, el film nunca cumple las expectativas generadas. El que piense o espere que esto es un Thriller policíaco se llevará un jarro de agua fría y me iré posteriormente al spoiler porque esto va mucho más allá.

La atmósfera de una Nueva York sombría y sucia es bastante cargante aunque hoy día pasaría bastante desapercibida y sería imposible de volver a rodar y exhibir en una sala. Escena tras escena, vemos la evolución del personaje de Pacino aunque de manera forzada y no se siente realista en ningún momento. Se pone la chaqueta, va a los locales de turno y ¿Eso es todo?. Nunca empatizamos con el personaje y esto es un claro ejemplo de que si el director no sabe dirigir actores, puedes tener al rostro que quieras en pantalla que no sacarás su verdadero potencial y que si el guión no se acopla bien al argumento, más de lo mismo.

Un experimento curioso y con desparpajo, con mensajes tan ambiguos como sus instantes finales. Merece la pena verla una vez sin esperar absolutamente nada y mucho menos, un Thriller. El mensaje del director creo que va mucho más allá.

Revisionado obligatorio en mi caso.

Tras la discreta "Los cinco días" y el "boom" del Giallo, "Rojo Oscuro", Dario Argento se consagró internacionalmente con una obra para la posteridad con su film más famoso, "Suspiria". Jessica Harper se adentra en la escuela de danza bávara en la cinta más visual y saturada de color con unos planos fuera de toda lógica y una banda sonora que quedarás tarareando un buen rato.

Revisitando Suspiria después de varios años sin verla y tras su remake de 2018, he de decir que me sigue gustando, pero aún más. Dario Argento ya desfasó bastante en "Rojo Oscuro" y la trilogía animal de Giallos quedaba atrás. Nos adentrabamos en el terror sobrenatural y en la primera de la trilogía de "las tres madres", brujería sin el mayor propósito que perpetrar el mal, en una escuela de danza internacional. El guión de "Suspiria" no es el mejor del mundo. El film transcurre en un "suspiro" y pese a deleitarnos durante hora y media larga, ya sabemos que los desenlaces no son el punto fuerte de Argento. El transcurso no obstante es una hora y pico de auténtica magia negra. Ambiente colorido hasta la extenuación con unos planos de locura y visualmente uno de los films más poderosos que pueden verse.

La película ha envejecido realmente bien así como casi todos los clásicos. Con una poderosa fotografía, hay pocos asesinatos pero los que hay, cuentan con una creatividad para la época nunca vista y el factor sobrenatural hacen que el estilo giallesco de ver todo desde la perspectiva del asesino, sea un plus adicional (nos iremos al spoiler). La última media hora del film te hace apretar los dientes, uno de los pocos films de terror convencionales que puede generarme tensión.

Y la verdad poco más que hablar sin reventar la película a nadie que aún no se haya adentrado en la academia Tanz de Friburgo. Una experiencia que ha de ser vivida no sólo para los amantes del género de terror, si no del cine en general. Perdonando sus mínimos defectos como la sangre rosácea, música machacona quizá algo fuera de lugar algunas veces y algún que otro hilo que se ve, con ojos de la época es un viaje único a la locura y a no desear semejante situación.

Un film que significó un punto y aparte no sólo para su género. Irrepetible e inimitable.

Giallo con aires de telefilm muy menor dentro su propio género y bastante desconocido. "Terror infinito" no puede tener título más desacertado. Fuera completamente de la edad dorada del género, quedó como un subproducto reservado a amantes del amarillo y con Eli Wallach en el reparto como único reclamo.

Partimos de una trama simple. En las calles de Milán, está el clásico asesino repartiendo estopa con la peculiaridad de dejar una imagen de un libro para niños en el escenario del crimen. La idea no se profundiza nunca pues el montaje es pésimo, dando frenazos en las partes tediosas y acelerando inexplicablemente si se pone algo interesante. El guión es un tostón, escenas interminables, personajes que desaparecen sin mayor explicación y la trama hace que desconectes completamente de la película llegados a un punto. Los asesinatos son breves y nada vistosos, salvando un par de ellos.

Suma algo el giro de guión que tiene al final y nuestro querido "Tuco" que es lo poco rescatable del film. El resto parece una cinta muy aleatoria con ganas de sobreexplotar el género y desvirtuarlo de mala manera.

Ni los amantes más acérrimos conseguiran empatizar con esta olvidada chapuza.