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Críticas de Peter Gabriel 77
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Críticas 235
Críticas ordenadas por utilidad
9
13 de abril de 2009
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aleluya.
Vais a tener que perdonarme por tanta mancha blanquecina en la pantalla, pero esta sublime y olvidada joya de los 70 ayer me proporcionó uno de los mayores orgasmos cinematográficos que ha sacudido mi retina en los últimos tiempos. Por lo espléndida y por que, sinceramente, no la vi venir. No supe de ella hasta hace unos meses, cuando la encontré dragando la vida y obra de Cassavetes, e incluso entonces no le hice mucho caso; la conseguí y la arrinconé en un DVD. Y ayer, aprovechando el maravilloso ciclo que le estoy dedicando al maestro, me decidí a verla y el impacto fue mayúsculo.
Elaine May, la sorprendente artífice de esta joya, no sólo la dirige con mucha clase, con un estilo que bebe tanto de Cassavetes, en la manera de drenar las emociones, como del primer Scorsese, si no que escribe su memorable guión, plagado de drama, comedia, diálogos impagables y escenas maravillosas. Y luego están Cassavetes y Peter Falk cuajando dos actuaciones para el recuerdo, con una complicidad atronadora que perfora el celuloide, tejida, cómo no, del material con el que se fabrican los sueños. Obra maestra, pero de las pequeñas, de las especiales, de la raza de títulos como El Espantapájaros, Afterhours o Fat City.
De verdad, arranca la película y, tras quince minutos, presentí que estaba ante algo grande, muy grande. Y cuando tras uno de los finales más abrumadores que recuerdo cayó el telón, la sospecha tornó en absoluta certeza y yo me levanté del sofá y aplaudí, y aplaudí. Y cuando ostensiblemente borracho dejé caer la cabeza sobre la almohada, una parte de mí, no diré cual, seguía aplaudiendo. De hecho, ahora mismo escribo este texto con una mano y con la otra sigo aplaudiendo. Seguramente exagero, claro, pero yo aplaudo.
El caso es que mientras ayer esta película me calzaba un directo con la guardia baja, no paraba de repetirme; "pero hay que ver, hay que ver lo grande que es el cine".
Peter Gabriel 77
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8
25 de mayo de 2009
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy buena película.
Para mi gusto no llega al nivel de El Círculo Rojo, El Silencio De Un Hombre o El Confidente pero sin duda raya a gran altura. Quizás el minutaje sea un tanto excesivo, pero estamos hablando de Melville, un tipo que rodaría la aguja pequeña del reloj dando los segundos y dotaría a la escena de tensión y estilo. Aquí vuelve a exhibir su inigualable pulso a los mandos y su buen hacer a la hora de desplegar una trama, y todas las constantes del cine de Melville se vuelven a dar; la parquedad, esa capa fina de tensión constante, el drama de los perdedores, el realismo crudo. Y Lino Ventura está enorme.
Peter Gabriel 77
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8
20 de junio de 2009
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La impresionante biografía de Mitchum que estoy leyendo me tiró ayer de las orejas y me puso sobre la pista de esta película, que siempre creí una mediocridad y permanecía enterrada en la orgía de DVD's que tiene lugar en mi cubil. Y esta vez hice diana con mi ballesta. Esta película es un engendro, pero lo asume con garbo y tira para adelante sin perder la esperanza, como los personajes de las películas de Cassavetes. Una trama que parece que avanza en zig zag, que parece que no avanza, que ahora es puro cine negro, que ahora es comedia y que luego es acción desatada. Pero aquí tenemos a un Mitchum con una clase y una socarronería que se le cae de los bolsillos a cada paso que da, escupiendo línea tras línea de diálogos memorables, no en vano el guión es del puño y letra del tipo que escribió esa enormidad que atiende al título de Retorno Al Pasado, y esto marca la función, que por mucho disloque narrativo que arrastre, es una fiesta de colas de vaca y aguanises por parte de Mitchum. Y luego está Jane Russell, una de las panteras más deslumbrantes que ha pisado un plató, levantando erecciones de caballo allá por donde va, y una de las mejores partenaires que tuvo Mitchum, con una química que fundía las probetas. Y sin olvidar a un atómico Vincent Price, que parecía que estaba ahí de relleno, y resurge y capitanea con tronchante arrojo y desparpajo el último tercio de película, para algarabía del respetable, vomitando citas shakesperianas como "Qué idiotas sois los mortales", "Ahora podré beber sangre tibia y cometer tantas atrocidades que la tierra se estremezca al verlas", o mi favorita, cuando le espeta su mujer "¿Por qué tendré que estar rodeado de cotorras en los albores de la batalla?" mientras carga su fusil.
En resumen, un festín.
Peter Gabriel 77
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7
19 de junio de 2009
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupenda comedia de enredo para mayor gloria de Grant. Con un guión y un ritmo desbocado que sigue la línea de las screwballs comedies de la época, no incita a alzar los brazos y bailar ninguna sardana pero desde luego uno pasa un buen rato. Contiene algún que otro intercambio chispeante memorable y Grant, que quizás se guste en demasía, realiza las habituales bicicletas para deleite del respetable. Lástima que no goce de una Hepburn o una Jean Arthur para tirarse paredes, Myrna Loy cumple pero tampoco el papel le permite demasiadas palomitas, pero bueno, Grant se basta y se sobra y, como digo, el guión no desluce.
Bastante disfrutable.
Peter Gabriel 77
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6
24 de julio de 2010
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eloy se vino arriba con esta película hace poco y yo esperaba hacer lo propio esta tarde pero no, no pude arrancarla, Eloy, maldito borracho. Y es una pena, por que la película tiene algo, no hay duda, empezando por un guión basado en una obra de Nathaniel West, el tipo que inspiró también Como Plaga De Langosta, película capital del subgénero "fallidas con finales memorables". Lonelyhearts pasa por ser su obra maestra pero dudo que esta película ejerza una buena defensa. Hay una trama original, sí, buenos díálogos y buenos personajes, sí, sí, pero no. Y el máximo imputado aquí es el tal Vincent J. Donehue, el tipo que la dirige como quien filma el spot de una aspiradora. Hacía tiempo que no veía una buena trama y unos actores notables aplastados de esta manera bajo una mirada tan aséptica y tan terriblemente funcional. Incluso dentro de lo funcional hablamos de una mirada ausente, inoperante, aniquiladora. El tal Vicente podría haber optado a protagonizar El Hombre Que Nunca Estuvo Allí pero seguramente el papel le hubiera venido grande. Ni el guión ni los esfuerzos de Clift y Ryan pueden hacer nada ante la mirada perdida de Vicente. Esta fue la primera película que Clift rodó tras el desgraciado accidente que acabaría por llevarle lentamente a la tumba y, curiosamente, aquí realizó, a su juicio, una de sus mejores interpretaciones. No hay que subestimar la mirada mortuoria del tal Vicente y los daños causados a este proyecto, pero es evidente que el trabajo de Clift dista de la calidad de sus papeles más memorables y que Clift espetó esas palabras con un corazón desangrado en la mano, esta experiencia debió ser todo un Everest para él, dadas las circunstancias. Pobre Clift. Uno contempla la nómina de directores con los que había trabajado hasta ese momento y se pregunta si realmente verse obligado a despegar de nuevo en el debut del temible Vicente, un don nadie que llevaba una década fogueándose en la televisión, fue una prueba de fuego demasiado dura, incluso para Jolibud, incluso para el bulevar de los sueños rotos. Pero Clift la superó, y aún tuvo tiempo de regalarnos varios papeles memorables, como el alma torturada de El Baile De Los Malditos, su papel favorito, y, especialmente, el vaquero de Vidas Rebeldes y su impactante irrupción en Vencedores O Vencidos. Por su parte, Ryan está perfecto en su papel de cabrón borracho de cinismo pero también con él Vicente impuso su ley, al igual que con el resto de secundarios. Todos sucumben. Jamás conoció la piedad, Vicente.
Peter Gabriel 77
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