Hermosa película.Confieso, que no soy muy seguidor de la historia de Robin Hood y sus proezas.Quizás, porque al ver algunas cintas, tanto clásicas como contemporáneas ("Robin de los bosques", Michael Curtis, 1.938; "Robin Hodd, príncipe de los ladrones" Kevin Reynolds, 1.991; "Robin Hodd" Ridley Scott, 2010, creo, la de mejor factura), que siempre me ha parecido un personaje estereotipado y acartonado, si se quiere. En fin, nunca me ilusionaba su visionado, sin más que para un rato de entretenimiento. Pero al encontrar ésta versión, digamos que me identifiqué con el punto de vista que Lester le quiso dar al personaje, mostrándolo en su madurez, pero no una cualquiera, sino como resultado de una vida violenta sin descanso y llena de sacrificios. Eso fue lo primero que me encantó. Connery, realmente se luce dando vida a un personaje que ha trasegado por la vida con el deseo normal de volver a su hogar y tratar de seguir viviendo de la única forma que sabe, luchando contra un status quo que siempre ha repudiado, haciendo caso omiso de que ya su fuerza y vitalidad no son las mismas de cuando tuvo que partir. Y es ése el logro del director. Mostrarnos la juventud de espíritu de éste personaje mítico, que se niega a irse en un cuerpo ya ajetreado por el tiempo. De paso, tiene su reencuentro con el amor de su vida (genial y hermosa Audrey), Marian, cuya vida tampoco ha sido un mar de rosas, y la cual, vuelve a jugársela por él a sabiendas, que ese es su destino y que no va a cambiar. Hermosa historia de dos personajes, unidos por el sentimiento y el destino. Grandes actuaciones de los secundarios y de dos de las leyendas del cine de todos los tiempos, la pareja protagonista, corroborando su enorme química entre ambos y en un tiempo en que ya las apariciones del ángel en el cine iban a ser ya pocas, y que pareciera, que en ella, el tiempo es solo otro vestuario de Givenchy que la hace lucir como siempre, perfecta..

A pesar del paso de los años, al ver ésta película hoy en día sólo corrobora, que Rita Hayworth era mucho más que un símbolo sexual del Hollywood dorado. Y puede sonar paradójico, ya que sería ésta cinta la que la catapultaría a la cima de las diosas mortales del celuloide, sitio compartido con no pocas como Ava Gardner, Marilyn Monroe o la misma Elizabeth Taylor. Pero es Gilda, con toda su provocación, sensualidad y erotismo, el papel dramático en que se luciría la actriz. Porque Rita, logra imprimirle toda la carga emocional, expresión corporal y dramatismo con un acertado toque de cinismo, lo que, aparte de su ya legendaria bofetada y canciones interpretadas(no importa el doblaje) que hacen de la cinta de Charles Vidor el clásico imperdible que es. Rita lo borda y le saca partido. Y es perfecta. Tanto, que sería una carga de ahí en adelante para ella en toda su carrera, sin desconocer, que luego vendrían más papeles donde dejaría su impronta interpretativa como "La dama de Shangai", "La dama del Pacífico" o "Mesas separadas" entre otros títulos memorables. Ella tiene ese toque privilegiado que llenan en cada aparición, sustentado con su talento interpretativo. Y por eso Rita es de las grandes. Porque conociendo como fué su atormentada vida personal, supo siempre regalarnos su belleza y talento que nos quedó por siempre en un lugar atesorado de nuestra vida. Porque llegó como un huracán, y ahí se quedó...afortunadamente.

Hay películas que, aunque pase el tiempo, su leyenda es más fuerte cada día y siguen vigentes..y que vale la pena verlas varias veces sin que nos cansemos. Esas entran dentro de las grandes e imperdibles. Este, en mi sincera opinión no es el caso, aunque pueda discrepar con muchos, ya que la fama de esta película no ha decrecido, por el contrario, a la AFI siempre la tiene dentro de los primeros puestos en el ranking delas mejores; el principal problema que le veo a Ciudadano Kane es que ha envejecido muy mal y no engancha. Aclaro, que no me parece mala la película, pero no la considero como joya del séptimo arte. Me parece normalita nada más. En su época causó revuelo su argumento y sus últimas técnicas de filmación. Pero quedó estancada y hasta los propios cinéfilos de hoy en día es una dura prueba de resistencia el visionarla, ya que en ciertos tramos de la misma su lentitud es abrumadora. Pese a ello, las actuaciones son correctas y el desarrollo del argumento, con flash-back incorporados que tratan de explicar la historia de este magnate de los medios de comunicación contada por algunos de los personajes de la misma, hace que toque poner especial atención desde el inicio de la misma y tratar de no dormirse en el intento. Aconsejo, hacer un viaje y tratar de ubicarse en esos inicios de los cuarenta, extrayéndole esa aureola que la ha acompañado desde entonces para verla sin prejuicios y comprender su trama. Se puede hacer, y hasta disfrutar, ya que sin lugar a dudas es buena..pero ése es un ítem para bajarla del pedestal en que siempre ha estado.

Cuando las películas traspasan los géneros, el tiempo..las generaciones, se puede decir que hacen parte del exclusivo club de las inolvidables. Y "The big Country" o en su defecto "Horizontes de grandeza" sin lugar a dudas es una de ellas. Y en ello se suman todos los factores: Una fotografía majestosa, una banda sonora insuperable..un relato y un guión, que a pesar de su duración, en ningún momento decae..grandiozo Peck; grande Heston;, adorable, bella y talentosa Simmons;, más que correcta Baker; ecxelente Bickford y sobre todo un Burl Ives en todo su esplendor interpretativo...de todo lo anterior se ve por demás la mano para uno de los genios en la dirección de todos los tiempos, y para mi gusto, el que más admiro. William Wyler..un maestro que sacó afortunado provecho de cada elemento que se le dio para producir una joya, como siempre.

Ese es su epitafio y colocado por petición suya. Un hombre que es pilar de la cultura estadounidense en el mundo y para el mundo. Sobre todo, porque su nombre es marca reconocida como western. Así fué, así es y así será, a pesar que dentro de sus más de ciento cincuenta películas transitó por todos los géneros posibles, como por ejemplo en esta cinta con tintes bélicos y dramáticos. Wayne, con su presencia característica e inigualable, da vida a un capitán de la marina alemán degradado a comandar un viejo buque mercantil, atracado en aguas australianas en el momento en que la segunda guerra mundial empieza a desarrollarse. Su postura es abietamente antinazi, pero evidentemente patriótica, dualidad que lo subyuga a distintas situaciones en pos de hacer llegar su nave y su tripulación a su amada nación sin dejarse capturar por las embarcaciones enemigas, osea los aliados, y en particular por un antiguo amigo suyo de nacionalidad inglesa, que se da a la tarea de detenerlo. Todo complicado aún más por la figura de una espía, arrebatadoramente hermosa, Lana Turner, como la tercera en discordia y pasajera ocacional del barco germano. Creo, que la película quizo abarcar tópicos como la la persecución al barco alemán y el romance inevitable sin finalmente haber evolucionado de manera superlativa en ninguno, a pesar de lo cuidadosas y creibles escenas. Sin embargo, cuando aparecen los dos protagonistas, Wayne y Turner, la tensión romántica y sexual se hace palpable y verosímil, sobretodo, por diálogos concizos, posturas bien manejadas y una química apenas evidente. Lana está más que correcta y valora su importancia dentro de la trama a pesar de ciertos vacíos argumentales que no quebranta su actuación. Lo de su belleza legendaria, con la imagen limpia y colores altivos, no hacen otra cosa que resaltarla y servir el film de testamento verificador de tal afirmación. Bonita oportunidad de contemplar a una pareja protagonista en estado de gracia, y medir a un director de buenas maneras como Farrow, apoyado en el eterno Wayne, esta vez, sin caballo ni pistola pero como siempre bien aplomado, dando clase de versatilidad.