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Críticas de La Taverna del Mastí
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Críticas 204
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
25 de agosto de 2017
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según CIMA (Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales) asegura que apenas un 8% de las películas que se producen en España son dirigidas por una mujer, un hecho que desde mi punto de vista es totalmente cierto; aunque actualmente esté cambiando la tendencia, debido a asociaciones como la citada anteriormente y a la política democrática del siglo XXI, en la vasta historia del cine español cuesta encontrarse con filmes realizados por el sexo femenino.

Una de las cineastas más destacadas y prolíficas de nuestro cine es Isabel Coixet, y que de modo coincidente, es una de las socias fundadoras de CIMA. Esta cineasta nacida en una ciudad de la provincia de Barcelona y curtida en el mundo de los videoclips musicales y spots publicitarios de televisión, se caracteriza por realizar intensos melodramas psicológicos, claramente enmarcados dentro del cine de autor, en los que se tocan temas tan dispares como la enfermedad, el amor o la cultura japonesa, entre otros.

"Mi vida sin mí", estrenada en 2002, es posiblemente la obra cumbre de su filmografía, en la cual nos relata la historia de una mujer de 23 años llamada Ann, que vive a duras penas con su marido y sus dos hijas pequeñas en una caravana, alojada en el jardín de la casa de su madre. Trabaja de noche limpiando una universidad, teniendo una existencia que se desarrolla de forma anodina y deprimente. Se podría afirmar que vive una vida que quizás no ha elegido, y mucho menos soñado; sin embargo, la acepta sin rechistar y se entrega en cuerpo y alma por el bienestar de su familia.

Tras un reconocimiento médico, le diagnostican una enfermedad terminal, hecho que propicia un cambio permanente en su rutinaria y gris existencia. Lejos de hundirse y sumirse en la más profunda depresión, así como someterse a cualquier tipo de tratamiento, el citado cáncer le hace abrir los ojos, pues se da cuenta de las posibilidades que tiene la vida y de lo bello que es vivir. Guiada por tal impulso, escribe una lista con las cosas que desea realizar antes de morir.

Sin duda, se trata de un tema bastante arriesgado porque puede caer en el cliché fácilmente. Nuestra protagonista elabora una pequeña lista de cosas que va cumpliendo una por una; no obstante, la película no está abordada de la manera convencional, como por ejemplo "Ahora o nunca" (The Bucket List, 2007) de Rob Reiner, que su visionado solamente queda justificado por la calidad interpretativa de sus protagonistas, unos fantásticos Morgan Freeman y Jack Nicholson. En "Mi vida sin mí", Anne no le cuenta a nadie que va a morir, guardando el secreto en lo más profundo de su ser, propiciando que el filme nos muestre como afronta la enfermedad de forma interna y personal. En este sentido, cabría reseñar que la influencia del drama asiático es latente, caracterizado generalmente por relatar historias de corte romántico, intimistas, dramáticas y con un halo de tristeza tremendo. Que esta opera prima de Coixet se desmarque de las constantes que rigen el cine más occidental la convierten en una cinta interesante y por descontado, recomendable.

Por otro lado, es necesario puntualizar que una de las constantes de la filmografía de Coixet es trabajar con actores y actrices internacionales; de hecho, en "Mi vida sin mí" trabaja con Sarah Polley, Scott Speedman y Mark Ruffalo, entre otros; de Sarah Polley cabe destacar que es el alma mater de la película, pues realiza una grandísima interpretación, en la cual dota al personaje de una naturalidad y sensibilidad inusitada, siendo frágil y fuerte a la vez; habría que decir también que en lo referente a Mark Ruffalo (otro de los actores antes citados) me ha gustado especialmente interpretando a ese amante clandestino de nuestra protagonista, que es ajeno a la cruda realidad, y cuya historia de amor se podría afirmar que se asemeja a una representación onírica de la misma. Su conmovedora historia nos emociona y nos hace reír a partes iguales, hasta su anunciado trágico final.

Me ha encantado la inclusión del clásico de los Beach Boys "God only Knows", que se convierte en el tema principal de la película y se encuentra muy bien integrado, ya que su estribillo dice: "God only knows where I'll be without you", que traducido al castellano vendría a decir: Solo dios sabe que sería sin ti. También es digno de mención el potente inicio, con una Sarah Polley empapada bajo la lluvia, mientras su voz en off nos presenta a su personaje, siendo un instante verdaderamente hermoso, poético y repleto de magia. A continuación me gustaría plasmar el instante en un pequeño inciso, para poder comprobar de primera mano toda la belleza poética de ese inicio tan magnético e impresionante: "Ésta eres tú. Con los ojos cerrados, bajo la lluvia. Nunca imaginaste que harías algo así, nunca te habías visto como… no sé cómo describirlo, como una de esas personas a las que les gusta la lluvia o que pasan horas contemplando el mar o una puesta de sol. Seguro que sabes de qué gente estoy hablando, o tal vez no. Da igual. A ti te gusta estar así, desafiando al frío, sintiendo cómo el agua empapa tu camiseta y te moja la piel, y notar cómo la tierra se vuelve mullida bajo tus pies, y el olor y el sonido de la lluvia al golpear las hojas. Todas esas cosas que dicen los libros que no has leído. Esta eres tú. Quién iba a pensarlo.. tú."

Después de "Mi vida sin mí", realizaría la notable "La vida secreta de las palabras" (2005), con Tim Robbins, Julie Christie, y en ella repetiría con Sarah Polley, papel por el que fue multi-premiada en los Goya, contando con una premisa probablemente un tanto más ambiciosa en su discurso; aunque sería pertinente señalar que no llegó a alcanzar la excelencia de esta fascinante obra maestra que nos concierne.
La Taverna del Mastí
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8
25 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de Lee Chang-dong es hacerlo sobre uno de los realizadores coreanos que ha diseccionado, con mayor pulcritud, la realidad de la sociedad coreana contemporánea. Se podría afirmar de manera tajante que no es un realizador al uso; de igual modo que lo es la historia de su país: Corea del Sur. Sin duda, un país por el que han transitado los intereses de japoneses, chinos o americanos, que ha visto también cómo, tras la ocupación nipona al final de la Segunda Guerra Mundial, le seguía una división interna: la de las dos Coreas. Una división aún no superada, causante de una herida no cicatrizada que se agravó con la llegada de la dictadura en lo años sesenta y que persistió en el país a lo largo de tres décadas.

"Cuando tenía 20 años tenía mis sueños, mis ideales… y eran puros, pero entonces crecí, los perdí, y eso me entristeció". —Confesó en una ocasión Chang-dong—. "Creo que la dictadura y la matanza de Gwangju, de alguna manera, firmaron la sentencia de muerte para una generación entera. Nos hundimos en la desesperación y nos sentimos traicionados. Así que, en cierto sentido, esta traición se convirtió en los cimientos de nuestras vidas."

Se podría decir que el célebre director vivió estos hechos durante la adolescencia, cuando los sueños todavía estaban ahí, creciendo, hasta llegar a Gwangju, la famosa ciudad en la que se perpetró la matanza de civiles más importante en la historia de Corea, producida a principios de los años ochenta, la misma en la cual se enterró a aquella generación a la que él se refiere. Una generación que, por otra parte, fue responsable de la explosión cultural que vivió el país asiático a lo largo de los años noventa, conocida como la nueva ola coreana.

Lee Chang-dong es un cineasta comprometido con la causa, por mostrar la realidad sociopolítica a través de cada uno de sus trabajos, mucho más incluso que el gran Kim Ki-duk; de hecho, Chang-dong aparte de ser un excelente director cinematográfico, así como un novelista de éxito (con dos novelas escritas, "El botín" y "Papeles en llamas", publicadas en 1983 y 1987 respectivamente), fue ministro de cultura durante el mandato de Roh Moo-Hyun (del 25 de febrero de 2003 al 25 de febrero de 2008).

Cambiando de tercio, se puede decir que "a los coreanos les gusta el melodrama", una reveladora afirmación que viene plasmada en el excelente guión de "My Sassy Girl" (Yeopgijeogin geunyeo, 2001) de Kwak Jae-young; que por otra parte, está considerada como una de las comedias románticas más influyentes del cine coreano (hasta tuvo su correspondiente remake norteamericano). Aunque sería más acertado puntualizar que a los espectadores coreanos les apasiona el romance. A los datos me remito. Desde 2004, un 25-35% de las producciones cinematográficas coreanas estrenadas en las pantallas grandes del país son melodramas románticos. Un fenómeno que no se limita al campo cinematográfico sino que se extiende, ejerciendo un efecto de retroalimentación, al mundo televisivo. Dado que los doramas inundan las parrillas televisivas coreanas, al igual que en su país vecino, Japón, despertando un fenómeno fan que traspasa fronteras.

Llegados hasta este punto, el cineasta Lee Chang-dong, tras haber realizado dos filmes previos, "Green Fish" (Chorok mulkogi, 1997) y "Peppermint Candy" (Bakha satang, 2000), quiso realizar un melodrama integrado dentro de su particular visión del cine social. De titulo "Oasis" (Oasiseu, 2002), se trata de un auténtico puñetazo en el estómago, que nos relata la historia de amor entre un joven inadaptado (algo retrasado) que acaba de salir de prisión, y una joven que sufre parálisis cerebral. Dos sujetos marginados, y repudiados por la sociedad, que encuentran su particular isla (u oasis, como bien reza el título), donde su amor tiene cabida.

Un melodrama sin tapujos ni medias tintas. Una acerada crítica social, así como una conmovedora historia de 'amour fou' o comprometido discurso sobre la alteridad. "Oasis" juega en realidad todas esas bazas con notable habilidad y convicción para erigirse en una de las más prestigiosas cintas coreanas de los últimos años, la cual se convertiría en una de las grandes triunfadoras del Festival de Venecia (donde recibió el premio Fipresci a la Mejor Dirección, además del premio Marcello Mastroianni para Moon So-ri como mejor actriz). Un reconocimiento más que merecido para la mejor interpretación femenina que haya podido ver nunca un servidor en una obra cinematográfica. Me faltan los calificativos para describir la monumental encarnación de So-ri, que incluso hasta me hizo dudar de si realmente padecía la minusvalía de su personaje; a pesar de haberla visto en otras películas.

El director rehuye las consabidas aproximaciones humanistas a la problemática de los discapacitados para experimentar más bien con los límites, con toda suerte de límites, que condicionan la posibilidad de comunicación y apostar por un utópico oasis (la pulsión amorosa) en el desierto de una sociedad que se permite, sencillamente, ignorar al Otro, así como aprovecharse de él (sirva como ejemplo la familia de la joven minusválida que vive en un acomodado piso para minusválidos proporcionado por el estado, mientras que la joven pasa su existencia encerrada de mala manera en un cuchitril situado en el extrarradio).

Sin coartadas ni cargantes moralejas, estando por encima de cualquier tipo de convencionalismo, entremezclando con tino la visceralidad de la realidad con pasajes surrealistas que bien pueden recordar al fantástico David Lynch. "Oasis" se escribe desde la pasión e invita a ser contemplado también desde la pasión. En resumidas cuentas, se trata de una obra intensa, emotiva, cruda, por momentos poética y totalmente sublime; aunque no es apta para todos los paladares.
La Taverna del Mastí
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4
11 de agosto de 2017
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En primer lugar, antes de entrar a valorar debidamente la película que nos concierne, me gustaría comentar que a título personal aplaudo que los cineastas españoles trabajen, cada vez más, en el extranjero; y además cosechen el éxito. Este hecho demuestra que en nuestro país hay mucho talento, gente que tiene buenas ideas, con conocimientos a lo que a técnica cinematográfica se refiere, y con una seriedad y profesionalidad fuera de toda duda. Dentro de esa hornada de nuevos cineastas podríamos citar, entre otros muchos, a Jaume Collet-Serra, que ha desarrollado toda su trayectoria profesional en tierras norteamericanas (fundando incluso su propia productora, Ombra Films); a Miguel Ángel Vivas, que recientemente ha estrenado su segunda película hollywoodiense "Inside", remake de la fantástica cinta de terror francesa "À l'intérieur" (Alexandre Bustillo y Julien Maury, 2007); a J.A. Bayona, que en estos últimos años nos ha brindado grandes obras como "Lo imposible" o "Un monstruo viene a verme", y que en la actualidad está perfilando la secuela de "Jurassic World", toda una gran superproducción estadounidense; y también podríamos nombrar a Nacho Vigalondo, que tras llamar la atención con su cortometraje nominado a los premios Oscar "7:35 de la mañana", ha realizado ya un par de films al otro lado del Atlántico, como "Open Windows" y la película que nos abarca, "Colossal".

Tras este pequeño inciso, ha llegado el momento de reseñar "Colossal", la última película de Nacho Vigalondo, un cineasta bastante peculiar y simpático que ha sabido conectar con la gente, debido a su desparpajo y el talento que derrochan sus trabajos. Concretamente, en "Colossal" nos presenta una cinta que le da una vuelta de tuerca al género de monstruos gigantes, a través de una historia cargada de un particular sentido del humor sobre una chica en plena encrucijada vital que, tras volver a su pueblo natal, se dará cuenta de que tiene una conexión directa con una criatura de gran envergadura que está atacando la ciudad de Seúl .

A priori, la idea de partida es bastante singular, hecho que ha propiciado que coseche muy buenas críticas a ambos lados del Atlántico; sin embargo, personalmente no he llegado a conectar con ella. Me explico. El cruce de géneros que propone el filme le otorga un cierto grado de originalidad a la propuesta, pero a la hora de desarrollar (o dicho de otro modo, de concretar) su historia, ésta naufraga irremediablemente. La línea entre la genialidad y el ridículo es muy fina, y por desgracia, el presente filme deambula demasiado por ella... ya que ni acaba desembrollando debidamente la trama del Kaiju surcoreano, ni aquella protagonizada por una mujer en crisis existencial. La trama transita sin rumbo y a la deriva, dedicándose por completo a colocar a los personajes delante de la pantalla interactuando entre ellos, pero sin llegar a profundizar; es decir, sin que sus arcos dramáticos evolucionen más allá de sus diálogos y acciones triviales. Los traumas infantiles de los personajes importan más bien poco, ya que acaban diluidos en una trama farragosa que va dando tumbos hacia ninguna parte; y que además, se muestra totalmente incoherente por el hecho de la mezcla de géneros, los cuales no quedan justificados con ningún giro en su premisa. De hecho, el cambio de personalidad hacia el final de la cinta que acontece al personaje de Jason Sudeikis puede resultar chirriante y hasta esperpéntico.

En resumidas cuentas, "Colossal" es una película que no funciona ni como película de fantasía ni como tragicomedia. Una lástima. Tal y como dicen, para gustos... disgustos. A título personal prefiero otras propuestas similares que argumentan y profundizan de forma concisa y mucho mejor que el filme en cuestión, como por ejemplo el clásico de culto "Beautiful Girls" (Ted Demme, 1996) protagonizado, entre otros, por unos maravillosos Timothy Hutton y una jovenzuela Natalie Portman; así como la película del siempre interesante Jason Reitman "Young Adult" (Id., 2011), que cuenta con una descomunal y ácida interpretación de Charlize Theron.
La Taverna del Mastí
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7
9 de agosto de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas de superhéroes protagonizadas por una mujer no se han prodigado demasiado en la historia del celuloide, y mucho menos han gozado de éxito, hasta la llegada de "Wonder Woman". No obstante, ante de entrar de lleno en la valoración propiamente dicha de la mujer maravilla, me gustaría echar la vista atrás en el tiempo para enumerar las distintas películas previas de superheroínas, para poder entender la importancia que ha supuesto la película de Patty Jenkins en el panorama cinematográfico.

La primera superheroína la pudimos ver en la esperpéntica cinta mexicana "La mujer murciélago (Bat-Woman)" (Id., René Cardona, 1968), que protagonizó a finales de los años sesenta la actriz italiana Maura Monti; la infantiloide "Supergirl" (Id., Jeannot Szwarc, 1984) que no pudo salvarla del fracaso más absoluto ni el entusiasmo que puso su protagonista Helen Slater; "Sheena, reina de la selva" (Sheena, John Guillermin, 1984) que a pesar de estar basaba en el primer cómic publicado protagonizado por una mujer, y contar con la presencia de la exuberante Tanya Roberts (que en 1985 se convertiría en 'Chica Bond' en "Panorama para matar"), no cumplió en absoluto con las expectativas; la excéntrica antiheroína "Tank girl" (Id., Rachel Talalay, 1995) protagonizada por Lori Petty y que supuso uno de los grandes descalabros económicos de la década; la desastrosa "Catwoman" (Id., Pitof, 2004), que contó con una Halle Berry fuera de lugar, y la cual no se mordería la lengua a la hora de tildar el filme como un "pedazo de mierda" mientras recogía el Razzie a la Peor Actriz en el año 2005; o "Elektra" (Id., Rob Bowman, 2005), que partiendo de la base de que el personaje, interpretado por Jennifer Gardner, ni siquiera brillaba tanto en "Daredevil" (Id., Mark Steven Johnson, 2003) como para merecer una película en solitario, la cinta encabezó uno de los mayores fracasos de Marvel.

Tras este obligado inciso, es pertinente decir que la citada escasez de personajes femeninos en los filmes de superhéroes ya fue denunciada por Joss Wheedon hace tres años, tras haber sido precisamente éste el encargado de dirigir una película que amasó enormes recaudaciones contando con una chica entre sus personajes principales. Es el caso de "Los Vengadores" y de la 'Viuda Negra' interpretada por Scarlett Johansson que, sin embargo, formaba parte de un equipo mucho mayor (compuesto casi íntegramente por hombres), y ni siquiera ha llegado a contar con una película propia como sus compañeros 'marvelitas'.

Así que con semejantes precedentes y con el machismo imperante en la industria cinematográfica, "Wonder Woman" ha llegado para dar un auténtico mazazo sobre la mesa y poner el panorama patas arriba. Por fin una superheroína protagonista genuinamente femenina (y no una versión masculinizada del rol) que cuenta con identidad y valores propios, ha irrumpido con fuerza, rindiendo a crítica y público en un filme asombroso, que mira a los ojos a cualquier película exitosa de superhéroes masculinos, tanto da si son de DC, Marvel u otras viñetas de distinta índole.

No cabe duda que Wonder Woman se erige como el arquetipo perfecto del empoderamiento de la mujer, contradiciendo a todos aquellos que aseguraban que las películas protagonizadas y/o dirigidas por mujeres no interesan al gran público. Así que la historia de la princesa guerrera que decide luchar contra aquellos hombres que solo quieren ver el mundo arder no podía llegar en mejor momento, y en los próximos años podremos disfrutar en las carteleras de películas con superheroínas como protagonista, como "Capitana Marvel" (Captain Marvel, Anna Boden y Ryan Fleck), cuyo nombre real es Carol Danvers, una poderosa 'capitana' que puede volar y disparar rayos de energía con sus manos, y que será encarnada por la 'oscarizada' Brie Larsson; también de "Gotham City Sirens" (Id., David Ayer) centrada en Harley Quinn (lo más destacable de "Escuadrón suicida"), en una película que puede contar con la presencia de las Aves de presa (Birds of prey); de igual modo que una de la Avispa que compartirá protagonismo con 'Ant-Man', en "Ant-Man y la Avispa" (Ant-Man and The Wasp, Peyton Reed) con su estreno en carteleras previsto para el próximo año 2018.

Entrando ya en la valoración de la película, decir que el arranque del filme es maravilloso, en el que vemos crecer a Diana (antes de ser Wonder Woman) en las islas protegidas de las Amazonas, entrenada desde niña para ser una guerrera invencible. Hasta que un día un piloto norteamericano tiene un accidente en las costas amazónicas, y le habla de un gran conflicto existente en el mundo, la Primera Guerra Mundial. Así que Diana decide salir de la isla convencida de que puede detener la terrible amenaza, luchando junto a los hombres en la guerra que acabará con todas las guerras, y descubriendo de paso todos sus poderes y su verdadero destino.

La factura técnica es sencillamente brillante, con unas escenas de acción espectaculares (tanto en las clásicas trincheras de la gran contienda como en la batalla final). Se puede destacar también la genial banda sonora de Rupert Gregson-Williams. Aunque por encima de todo se encuentra una impresionante Gal Gadot, que encarna a la perfección a la épica guerrera. Compasiva, serena e ingenua a partes iguales, y que posee una fuerza y dotes para la lucha descomunales. Ella es Wonder Woman, el 'alma mater' de la cinta que nos ocupa y la gran responsable de que la película haya sido todo un éxito.

A pesar del desafortunado cambio en el origen del personaje* (ver en la sección spoiler), "Wonder Woman" es una película de superhéroes notable (y viendo como está el panorama, hasta se podría decir que necesaria) que marca un importante punto de inflexión en el género, y crea grandes expectativas de cara al próximo estreno de la 'Liga de la Justicia' del DC Extended Universe.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
La Taverna del Mastí
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8
27 de julio de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según el diccionario la palabra maestro se le atribuye a aquella persona que ha alcanzado un alto grado en su oficio. Tras esta definición, y el haber visto su trayectoria profesional, es pertinente decir que Christopher Nolan es un maestro; y por consiguiente, "Dunkerque" es una obra maestra. Quizás la mejor de su impecable filmografía, y por supuesto, una lección de cine digna de estudio. Ya que con esta película, se ha consagrado definitivamente como uno de los grandes cineastas de todos los tiempos, rayando a la misma altura que otros tantos del talante de Alfred Hitchcock, Stanley Kubrick, Clint Eastwood, Martin Scorsese, John Ford o Elia Kazan... por citar algunos de los más grandes. El razonamiento es más bien sencillo. En "Dunkerque" no hay superhéroes, ni ciencia ficción, ni fantasías oníricas..., se trata de una historia real narrada de forma rigurosa.

Para abordar la historia, Nolan ha querido imprimirle su sello personal (como todo autor que se precie), y con ello se podría afirmar que ha conseguido arrojar un soplo de aire fresco a un género tan manido como el cine bélico. Me explico. En "Dunquerke" no hay presentación de los personajes, entrando de lleno en el nudo de la historia; si bien, al inicio del filme, Nolan enumera cada uno de los tres frentes abiertos de la premisa, y con ello, marca los tiempos narrativos, siendo ésto una de las tónicas habituales de su cine. La primera trama focaliza la acción a ras del suelo, en la playa de Dunkerque, en el que miles de soldados británicos esperaban ser evacuados por la flota (compuesta por destructores y barcos mercantes) en condiciones muy precarias, pues el puerto había sido devastado por la armada aérea alemana. Esa trama tiene una duración de una semana y está protagonizada por tres jóvenes, encarnados por Fionn Whitehead, Aneurin Barnard y un sorprendente Harry Styles (cantante de la boy band "One Direction" y que debuta como actor); además del Comandante Bolton encarnado por Kenneth Branagh y el Coronel Winnant, que da vida James D'Arcy (estupendo actor visto en "Gernika" de Koldo Serra). Con respecto a la segunda trama, nos traslada a alta mar en el que pequeñas embarcaciones, siendo navegadas por civiles británicos, salieron al Canal de la Mancha para rescatar a los jóvenes soldados aliados. En uno de esos barcos, tenemos a Mark Rylance, que interpreta al señor Dawson y su hijo Collins, encarnado por Jack Lowden. La acción tiene una duración de un día. Y la tercera y última trama nos lleva al combate aéreo entre las aeronaves de la RAF (Royal Air Force) y los Luftwaffe. Ahí podemos ver a un Tom Hardy que solamente le vemos los ojos. Todas estas tramas se van desarrollando paralelamente, haciendo partícipe al espectador de la tensión y desasosiego de los personajes en el campo de batalla, hasta que todas ellas convergen de maravilla en el desenlace del filme.

La factura técnica es realmente impresionante, en el que destaca el apartado visual (siendo otra de las características que definen su cine) con una puesta en escena realmente brillante, tanto en los geniales encuadres con profundidad de plano (hipnóticos todos los planos cenitales enfocando la playa, el mar, los barcos...), como aquellos con perspectiva (genial aquel en el que dos columnas blancas remarcan la profundidad y el volumen del plano) y además aquellos subjetivos (la secuencia inicial en el que un joven soldado permanece en el suelo mientras los Luftwaffe bombardean la playa es apasionante). La fotografía de Hoyte van Hoytema (que ya trabajó con Nolan en "Interstellar") es también de alto octanaje; y que decir de la apabullante banda sonora de Hans Zimmer (un habitual del cine de Nolan) que potencia muchísimo la tensión y la angustia que destila el filme.

Aunque por encima de todo, lo más destacable de la propuesta, es la dignidad y la honradez de los personajes, así como la comunicación entre ellos a través de gestos o miradas que dicen más que mil palabras (valga el célebre refrán); de hecho, los primeros diez minutos no se escucha prácticamente ninguna palabra, en el que las imágenes hablan por si solas. También rezuma cierto aroma nostálgico que recuerda al neorrealismo italiano, en clásicos como "Roma, ciudad abierta" (Roma città aperta, 1945) y "Alemania, año cero" (Germania, anno zero, 1948), ambas de Roberto Rossellini.

Como resultado, Nolan imprime a la perfección el orgullo británico (basta con ver el fantástico final, con las palabras del discurso de Winston Churchill en "voz en off" y el aterrizaje de Tom Hardy y lo que hace posteriormente, menuda genialidad). Aquel pundonor convirtió una de las más severas derrotas en una victoria, ya que el rescate de los soldados propició que la moral británica se mantuviera alta pese a las circunstancias, y posteriormente pudieron contraatacar en la Batalla de Inglaterra, marcando el inicio de la victoria aliada en la conflagración mundial.

Llegados hasta este punto y en conclusión, "Dunkerque", tal y como decía en el primer párrafo de la reseña, es una obra maestra, siendo una de las mejores muestras de cine bélico de todos los tiempos, además de ser una de las películas más destacadas de este Siglo XXI, consagrando y elevando a la categoría de maestro a Christopher Nolan. UN CLÁSICO INSTANTÁNEO. CINE EN SU ESTADO MÁS PURO.
La Taverna del Mastí
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