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Críticas de Sirah Wiedemann
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Críticas 37
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
7 de marzo de 2016
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los últimos años hemos asistido al auge de los (sub)géneros terrorífico y postapocalíptico con multitud de películas (como “Guerra mundial Z”) y series (“The walking dead” seria el caso más conocido) copando cartelera y protagonizando reseñas críticas para aburrir. De entrada no es un género que me entusiasme, ya que lo suelo encontrar bastante hueco y plano, especialmente en el apartado narrativo. Pero "Les revenants" da una vuelta de tuerca al tema, imprimiendo un carácter genuino y original que hará las delicias de los seguidores del mejor "savoir faire" galo.

A pesar de haberse vendido en nuestro país bajo la premisa de muertos vivientes que regresan a su hogar, adjudicándoles la etiqueta de zombies, discrepo con esta presentación. “Revenant” viene a significar “aquél que vuelve de la muerte”, pero no ha de ser necesariamente un zombie, pudiendo de este modo ser un fantasma o adoptar la forma de otras figuras similares empleadas en la literatura. Y de hecho, por apariencia y acciones los protagonistas de la citada serie no encajan en el imaginario colectivo que tenemos sobre el perfil de zombie. Al margen de los asuntos relacionados con el marketing (y nuestra tendencia a categorizar), al verla surgen cuestiones básicas en su formulación pero de difícil comprensión para el intelecto humano : ¿Quiénes son? ¿Por qué han regresado? ¿Recuerdan las circunstancias de su muerte, y pueden sus intenciones estar relacionadas con ellas? Simultáneamente a su llegada, el pueblo alpino donde tiene lugar la historia comienza a verse afectado por extraños sucesos. En ambas temporadas la acción se alterna en diferentes períodos, ya sea en la actualidad o en años previos relacionados con la muerte de personajes claves o hechos trágicos implicados en la trama principal. Concebida como dos temporadas (aunque bien es cierto que últimamente se habla de una posible tercera) con ocho capítulos cada una, la historia se entreteje de manera singular a modo de un puzzle constituido por un gran reparto coral, el cual viene a dar forma y contenido al conjunto.

Con una potente y simbólica fotografía, otro de sus puntos fuertes es la narración: lo que nos cuentan y cómo eligen hacerlo. El perfil psicológico de los personajes y su historia están muy bien perfilados, provocando nuestro cariño y empatía hacia ellos y sus circunstancias. El impacto emocional, así como la múltiple gama de sensaciones que provoca su llegada en familiares y conocidos, adopta múltiples matices que aportan sensibilidad al conjunto. Todo ello acompañado por un ritmo pausado (e intrigante al mismo tiempo) y una espectacular banda sonora (en especial, “Wizard motor” de Mogwai) que logra tocar la fibra en el momento idóneo. Y como reflexión final cabe destacar la visión tan filosófica que aporta sobre vida, errores, amores, decisiones, sueños y Muerte. Ésta última aterradora y trágica, pero al mismo tiempo necesaria y liberadora para entender nuestro lugar.

Una serie de cocción lenta (que no por ello desespera) pero de sabor inolvidable. Hipnótica y envolvente. De ésas que envuelven tus sentidos en la fina capa del recuerdo que durante mucho tiempo te acompañará.

Comento en el spoiler interpretaciones sobre las dos temporadas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sirah Wiedemann
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8
28 de febrero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
45 años de matrimonio. Una carta. Tres seres perdidos en dos…La propuesta cinematográfica presentada por Andrew Haigh el pasado año rescata el encanto del (buen) cine que, sirviéndose de una aparente cotidianidad, persigue como fin último inquietar al espectador sobre los pliegues emocionales más ocultos que tienden a ser reprimidos.

A una semana de celebrar su 45º aniversario, el matrimonio formado por Kate y Geoff ve tambalear los cimientos de su relación a raíz del desmoronamiento emocional al que los somete una carta procedente de Suiza. Mientras se aproxima el gran día, las confesiones y silencios van supurando heridas olvidadas y abriendo nuevas fisuras. Dulces anhelos, cuya renuncia antaño se creyó voluntaria, comienzan a vislumbrase como elementos perdidos de un viaje condenado a naufragar. Las facturas vitales comienzan a cobrar deudas atrasadas y, junto con la “eterna” duda, sedimentan obligando al subconsciente a hacer aflorar aquello negado tiempo atrás.

Rodada en tonos por lo general fríos, la fotografía se mimetiza a la perfección con las emociones que el film pretende evocar. El ritmo del metraje va acompasado a la exposición narrativa a la vez que juega alternando los momentos del día, erigiéndose así en un protagonista más: el Día, sosegado y (en ocasiones) apaciguador combate con la Noche sombría y helada que, al igual que le ocurría a Adamo en su homónima canción, obliga a cada uno a luchar con los fantasmas que nos visitan.

Con unas actuaciones brillantes de Charlotte Rampling, sobre cuyo personaje recae el mayor peso dramático, y Tom Courtenay, herido y pusilánime en su deriva existencial, “45 años” escarba con sutileza y veracidad en las brechas más profundas que se abren paso en cualquier vínculo sentimental. Todo ello para terminar magistralmente erosionando la estabilidad de las convicciones más arraigadas, ya se sabe, de nuestra hipócrita cultura occidental.
Sirah Wiedemann
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7
9 de diciembre de 2015
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si algo me quedó claro tras leer el último libro de la trilogía escrita por Suzanne Collins fue la tiranía y ansia de poder inherente al ser humano, tanto en conflictos morales y bélicos, como al finalizar éstos y surgir la pugna por establecer un nuevo estado. Tintes sombríos, reflexivos y amargos rezuman en "Sinsajo 2", donde asistimos a los debates internos a los que se ven sometidos personajes a los que une un propósito común pero que divergen en su modo de ejecutarlo.

El asalto al Capitolio y el fin de la guerra es lo que espera el espectador, en clara sintonía con los rebeldes que surgieron como respuesta a décadas de tiranía, desigualdad e injusticia y bien representados en la figura del Sinsajo (Katniss Everdeen). Las disputas en las decisiones militares, la estrategia a seguir, así como la responsabilidad moral de lo que muchos dirigentes llaman “efectos colaterales” protagonizan algunas de las tensas escenas en las que acompañamos a los protagonistas. La guerra se nos presenta cruel, opresiva, angustiante y ante todo futil. Y es ése el sentimiento que inunda la obra, la futilidad de los anhelos que perseguimos cuando nos enrolamos en alguna reivindicación o lucha. Bien porque no veamos cumplidas nuestras aspiraciones o porque el espectáculo dantesco y sus consecuencias intrínsecas impregnen el resto de nuestra existencia, tanto como individuos como colectivo social. Hay heridas que nunca cicatrizan, y las invisibles son las más difíciles de detectar y curar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sirah Wiedemann
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7
9 de diciembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía ganas de ver esta película, ya que su estreno se me pasó en su día, y a pesar de las críticas no muy favorables que había leído y escuchado, no desistí en mi intención de verla. Sin duda alguna entiendo que es una película compleja en lo narrativo, pudiendo requerir un estado de ánimo acorde, ya que las conclusiones tras su visionado pueden ser diversas e incluso contradictorias.

Contradictorias. Como lo es el amor. Si bien sigue la estela de otras películas en cuanto a lo formal (El fin de la aventura), el tono de la cinta dirigida por Terence Davies se torna en agridulce y opresiva por momentos. Un hipotético triángulo amoroso, sustentado por una desgarradora interpretación de Rachel Weisz (Hester), es la piedra angular de la historia. Sin embargo, no esperen encontrar la típica historia que tira por el lado más pasional del asunto, pues aquí se ofrecen las múltiples caras de tan ambiguo sentimiento, conformando un poliedro sentimental en el que cada personaje juega su papel. Al estilo austero e intimista hay que sumar una ambientación de Londres tras la II Guerra Mundial sublime, convertido en un escenario desolador poblado por diferentes seres que intentan seguir con sus vidas, e incluso, conocer por primera vez lo que ésta puede ofrecerles.

Socialmente puede resultar doloroso, y llegar al punto de avergonzar, ver a una persona totalmente entregada al amor que siente por alguien. Esto es lo que le sucede a Hester tras llevar una vida gris entregada a su esposo y descubrir lo que es estar enamorada. De verdad. Y eso la marca irremediablemente. Tal vez algunos encuentren desfasada la situación anteriormente expuesta, pero ¿quiénes no puede verse en la misma tesitura sin haberlo imaginado? Aunque han cambiado los tiempos y la sociedad aparentemente se ha modernizado (lo esencial es otro tema), ¿qué pasaría si alguien cercano a nuestro entorno hiciera lo mismo que Hester? Abandonar el núcleo familiar al darse cuenta del sinsentido que era su vida. Y si a ello sumamos la valentía de una mujer a la hora de tomar tan drástica situación en plenos años 50, en una sociedad tan moralizante como la inglesa ¿entienden ahora la dificultad y la hipocresía con la que muchos han podido acercarse a la historia? Pero si por el contrario, abren sus mentes y logran empatizar con los personajes, encontrarán que aquello que decía Pascal de que “El corazón tiene razones que la razón no entiende” puede convertirse en el leitmotiv redentor y/o condenador al que asirse en momentos tan vitales.

Lo mejor: el punto de vista tan realista (en ocasiones angustiante) del tema que trata, su valentía a la hora de desentrañar la complejidad de la naturaleza humana, y una banda sonora emotiva y vibrante que acompaña en todo momento a lo que sucede en pantalla.

Lo peor: su lentitud, que puede hacer desistir a los más impacientes, pero que es necesaria para entender a los personajes.
Sirah Wiedemann
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8
13 de diciembre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer tuve la oportunidad de asistir a la Filmoteca de Extremadura, donde se proyectó esta película al haber sido una de las propuestas realizadas por el Observatorio de los Derechos Humanos de Badajoz, con el propósito de recordar la importancia de que tales derechos sigan garantizándose y denunciar todo acto contrario a ellos. Puede que la primera impresión de quiénes estábamos allí fuese de tedio e incluso incredulidad al tratarse de una de tantas películas que abordan el tema del nazismo. Pero esta es una cinta poco convencional, que se aleja de lo que el cine ha solido plasmar sobre el tema anteriormente mencionado. La directora Margarethe von Trotta recupera la figura de la carismática politóloga y filósofa (es justo decir que rechazaba que la denominasen como tal) Hannah Arendt, conocida, entre otras cuestiones, por su teoría sobre el totalitarismo y sobre la controvertida visión que aportó al mundo del conocido juicio a Adolf Eichmann, uno de los responsables de la "Solución final de los Judíos".

La narración comienza con ímpetu, mostrándonos algunos detalles de la vida de la protagonista en Nueva York, ciudad en la que imparte clases universitarias. Pero poco después se verá involucrada en un entramado viaje personal , pues son difusas y contradictorias las impresiones que el proceso judicial despertará en ella, además de las confrontaciones ideológicas y vitales a las que se verá sometida. Se trata de una cinta tratada con inteligencia, sensibilidad y alejada de toda demagogia posible, pues el efecto que pretende conseguir en el espectador es el de plantear preguntar y posibles respuestas sobre todo lo ocurrido, sin ningún tipo de imposición, algo difícil de conseguir. Es por eso que no la considero apta para todos los públicos, sino que está dirigida a aquellos espectadores partidarios de mantener una actitud activa durante la proyección, pues son muchas las cuestiones tratadas y desde diferentes prismas.

Puede decirse que “Hannah Arendt” es una película que nos invita a formar parte de los diálogos que tienen lugar en ella, nos transporta al interior de diversos personajes y trata de reflejar que incluso las injusticias más nimias o disfrazadas pueden ser igual de crueles que las reconocidas por todo el mundo. Por eso es más que recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sirah Wiedemann
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