Sin duda una de las películas más atípicas dentro de la filmografía sesentera de la Hammer, aunque hasta cierto punto totalmente entendible también dentro de ella.

Es una lástima que sus ideas puedan malinterpretarse en el clima social actual, porque al menos en la época, creo que podría haber sido una interesante vuelta de hoja tanto a la historia del Moderno Prometeo, así cómo al clásico dualismo de Jeckyll y Hyde.

Ojo, eso sí, es una historia MUY campy, muy casposilla, y más cercana al pulp de terror barato que a la novela gótica, pero creo que por ello es muy disfrutable. Si además le añades a un siempre fantástico Peter Cushing, pues todo mejor.